Me llevó un amigo a un concierto suyo (hace ocho mil años) un viernes a un café madrileño.
Me enamoré hasta las trancas de este señor.
Volví a verle el sábado y el domingo.
Y a partir de ahí cada vez que venía a Madrid.
Una de las noches después de un concierto y no sé muy bien por qué motivo, acabamos saliendo de juerga con él mi grupete de amigos y yo. Un tipo majísimo, claro.
Me ha acompañado horas y horas su preciosa voz sus preciosos amores, su manera de decir las cosas.
Siempre me sorprendió que no fuese jodidamente famoso, tanto él como su inseparable guitarrista Tito Alcedo, un virtuoso.
Este disco que contiene "Carmen" lo gasté de tanto oírlo.
Y la Pensión Triana.