Relatos de SordoSinOrejasDrMoriarty y algún poema

[Merodeador]

-Lleva esperando...-



... mucho tiempo. Horas, días, segundos, años, no sabe bien. Ya no hay motivo para esperar, la espera es un motivo en sí mismo. Piensa en como era su vida antes de empezar a esperar. Cuando el tiempo no era un continuo monótono, sino una sucesión de sucesos. Se levanta. Cree que el fin ha llegado. O eso parece.
"Paloma Gómez, pasé a la sala de curas".

[Merodeador]

-Apenas pueden...-



...creer lo que mis ojos ven. Lo he conseguido. Y no logran asimilar el logro. Porque las leyes físicas son meros juguetes en mis manos.
¿Un ejemplo? El cristal líquido. Igual de frágil e igual de transparente pero líquido. Por fin el vino tiene un envase a su altura. Aunque ellos dicen que es poco práctico.
¿Y la fuerza de gravedad? Su mera alteración me ha hecho adelgazar de forma increíble sin apenas reducir mi volumen. La báscula ya no sabe si está pesando un adulto o un niño. Es divertido ver la cara de la gente cuando me peso en público, exhibiéndome. Setenta kilos para mis dos metros de osamenta. Ja.
Aunque la palma se la lleva mi forma de hablar con colores. Mientras vosotros, simples y sonoros seres, seguiréis durante eones siendo cantantes y sonantes, yo soy un arco iris cada vez que abro mi boca.
Y esto último creo que es lo que hace que no me crean ni me entiendan. O eso o que mi residencia actual es el frenopático.

[Merodeador]

Asesino.


Tienen la mala costumbre de llamarme así. Pero es distinto. Yo soy un homicida, causo la muerte.
Yo soy ese cigarrillo que tienes en la mano y que acaba de hacer que una de las células de tus alvéolos empiece a multiplicarse de manera descontrolada.
Soy el tiempo que marca tu reloj, despacio, sin prisa, sin pausa. Ese minuto que pierdes o ganas leyendo esto, ese segundo en el que mueves tu ratón dándole a la tecla de "atrás" o a cualquier otra.
Soy tu manía de conducir sin apenas precaución, pensando que la velocidad en tu vehículo es "vivir al límite"
También soy el aire que entra en tus pulmones, desgastándolos de forma imperceptible con su oxigeno, acercándote más y más a tu dulce o amargo tránsito.
Soy cada miserable microbio que hace que tu existencia se vea amenazada y atormentada por miles de enfermedades.
Soy homicida.