El tema: ¿Quiniela (entiéndase de fútbol) o Loto (primitiva, bonoloto...)?
Hasta el domingo 25.
Empieza Montgomery.
... y las masas enfervorecidas y hartas de tanta espera gritaban enfervorecidas "que empiece yaaa, que el público se vaaaaa..."
5ª jornada: Montgomery Vs Criadillas
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bud spencer
- Mojahedín
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Criadillas
- Palomitero mórbido
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- Ubicación: En la calle del pepino.
Bueno, debido a que Monty parece que no tiene tiempo para empezar, pido aplazamiento hasta el domingo que viene.
El público se tendrá que aguantar un poco más, supongo.
Al fondo de la calle venden unas almohadas muy buenas para relajar la espera.
El público se tendrá que aguantar un poco más, supongo.
Al fondo de la calle venden unas almohadas muy buenas para relajar la espera.
Dunkis dijo:
Criadillas es un hombre triste de derechas, quién lo iba a decir.
Criadillas es un hombre triste de derechas, quién lo iba a decir.
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Montgomery
- Mulá
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Apoyo la moción, pero prometo que terminaremos mucho antes. Es que esto es un sinvivir; voy retrasando los combates y al final se va acumulando la demora... Mil disculpas, espero que el Sr. Juez-árbitro tenga a bien otorgarnos el aplazamiento.
Es que si se hace algo, mejor hacerlo bien, ¿o no?
Un saludo.
Es que si se hace algo, mejor hacerlo bien, ¿o no?
Un saludo.
Una de cada tres cosas que digo es mentira.
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bud spencer
- Mojahedín
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Criadillas
- Palomitero mórbido
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Bueno, se va acabando el plazo, y puesto que mi respetable (y acojonado) adversario no hace acto de presencia, me apoyo en esta regla:
Ahora bien, si mi contrincante responde a este mensaje, no tendré inconveniente en que se alargue el plazo y combatir como Dios manda.
Eso lo dejo a discreción de Bud.
En fin, al tema:
¿Quiniela o Loto?
Sin duda alguna, elijo quiniela.
¿Por qué?
Sencillo.
O quizá no tanto. Al ajo.
Dentro de ese mundo de ilusiones que suponen los juegos de lotería patrocinados por el Estado, hay clases y clases.
Cada juego tiene sus características, y cada juego define incluso el perfil de los jugadores de cada uno de éstos.
Veamos pues el típico jugador de quiniela.
Sí señor.
Eso es saber estar; un tipo respetable, con aplomo, un hombre curtido y honrado, que realiza divertidas quinielas con el resto de sus colegas de trabajo, con la esperanza de que algún día les toque algo y darse una alegría.
Ahora veamos el típico jugador de bonoloto:
[img]http.www.noexiste_nadie_que_juegue_a_la_bonoloto.jpg[/img]
¿Le veis?
¿A qué no?
¿Que por qué?
Sencillo, la bonoloto no existe, o mejor dicho, sí existe, pero no toca jamás.
JAMÁS.
Y eso es un problema para un sistema de juegos que se basa en el premio que dá.
¿Alguien conoce una sola persona que haya ganado la bonoloto?
Todos los años se nos ponen los dientes largos cuando vemos a los ganadores de El Gordo, regados en cava o champagne, celebrando su buena suerte.
Todos hemos escuchado la noticia de algún acertante de 15 (ahora 14) partidos de la quiniela, en una jornada que hay bote millonario.
Pero ganadores de la bonoloto sólo existen en la imaginación de algún despistado que todavía cree en esos premios.
Suelen ser jubilados despistadillos y con pocas luces ya.
El general Mongo Meri, pensando el número a tachar para que le toque algo.
Ilusos.
La recaudación de los boletos vendidos tan sólo sirven para financiar proyectos secretos del gobierno, y no hace falta ser un paranoico ni un visionario para saber eso.
Algunos han salido a la luz, y son terribles fallos. Seres deformes, tontos, medio mutantes y desgraciados:
Abueloo!! Baje del carro, hostias!! Que tiene la cadera mala.
Además, échen un vistazo a esto:
http://www.todaviapordeterminar.com/vie ... php?t=1123
Como bien pone: QUINIELA.
Porque las quinielas, aunque difíciles, a veces tocan. Cualquier jugador asiduo acaba por llevarse algún premio tarde o temprano.
Pero no se engañen, la Bonoloto no toca. Es otra leyenda urbana como la existencia de Logroño o los cortes de digestión.
Además, os regalo una pequeña historia que me contaron hace bien poco.
Debido a mi profesión (oculista), me encuentro cada día pacientes aburridos con ganas de charla. Uno de ellos (un hombre de unos treinta años, bajito, gordo, rematadamente feo, y con los ojos malos) me comentó, medio lloroso el motivo de su desagradable situación.
Todo le ocurrió cuando no era más que un treceañero simpático y titubeante forjador de su futuro.
El iluso creía que para ser un poco más conocido en su clase, un chico de respeto, debía atraer la atención de sus compañeros.
Se le ocurrió una (a priori) buena idea.
Llevar a clase una quiniela, rellenarla entre sus compañeros, y convertir ese sencillo acto en un bello ritual cada semana.
Sería "El Chico de La Quiniela", y por fin tendría a desempeñar una actividad de clase que todos respetarían y que granjearía la amistad y el aprecio de sus compañeros.
Y es que pocas cosas hay más divertidas que rellenar una quiniela en conjunto, y jugar a ser adivinos por un día, con la secreta esperanza de que, por fin, la suerte nos sonría, y nos premie.
Un Barça - Atlético, por ejemplo, puede ser motivo de entrañables disputas, o jugosos triples.
¿Y qué me decís de ese viejo chascarrillo Levante - Las Palmas?
(Risas enlatadas).
Si es que la Quiniela, es mucha Quiniela.
Pero continuemos con la historia.
Mi paciente siguió contándome, cada vez con la voz más temblorosa:
Buscó por todos los medios una oficina de Apuestas abierta, y cuando la encontró, con una gran sonrisa en la cara, pidió un par de quinielas para rellenar.
Desgraciadamente, todas las papeletas ya estaban agotadas, porque es un juego en que le gente confía.
Tuvo que conformarse entre un enorme tocho de papeles con un nombre subnormalesco:
Bonoloto.
No muy decidido, agarró unos cuantos y los llevo a clase al día siguiente.
Antes de que el profesor llegara, se colocó delante de todos y les pidió un poco de silencio.
-Os traigo un juego nuevo, que nos puede hacer muy ricos si tenemos suerte. Además, no es muy caro.
Todos sus amigos centraron su atención en él, con los ojos como platos.
-Mirad.- Dijo mi joven paciente.
Y sacó unos papeles de bonoloto con gesto enfático.
En menos de 3 segundos, y viendo rotas sus ilusiones, comenzaron a volar con decidida fuerza y dirección, sillas, mesas y compañeros de clase, entre alaridos de rabia, contra el pobre y desengañado joven.
Acababa de convertirse en el blanco de las iras y odios de todos sus, hasta ese momento, compañeros.
Por unos segundos, les había dotado de una esperanza tan pura e inocente, que el rugoso y marrón papel de la bonoloto destrozó con ciclópea fuerza, tornándolo en odio amargo.
El profesor entró al escuchar el alboroto, y al comprender la situación, comenzó a dar de sopapos al joven.
A partir de entonces, su vida jamás siguió igual.
Y pese a que no tiene culpa, todos comprendemos también la reacción de sus compañeros de clase, el profesor, la señora de la limpieza que pasaba por ahí, el lechero al día siguiente, el perro...
Ahora vive en un infierno por no haber esperado una semana, y haber elegido mejor.
Por prisas. Por tener mal gusto y no saber que La Bonoloto no toca, carajo.
Yo, cada vez que viene a mi consulta, le pego un puñetazo en la cara, para que no se olvide de sus errores.
Ya lo saben amigos, quiniela, entretenimiento sano y con garantías.
Bonoloto, agujero negro del que nada sale, y poco se sabe.
Saludos.
Bud Spencer, en mi combate contra Sayuri, escribió:Si tu adversario, el último día no se ha presentado, postea algo en favor de la opción que quieras. Con "algo" me refiero a un post, no a mencionar una opción y punto. Y con eso, te llevas los 3 puntitos.
Creo que esto responde a más de uno/a.
Ahora bien, si mi contrincante responde a este mensaje, no tendré inconveniente en que se alargue el plazo y combatir como Dios manda.
Eso lo dejo a discreción de Bud.
En fin, al tema:
¿Quiniela o Loto?
Sin duda alguna, elijo quiniela.
¿Por qué?
Sencillo.
O quizá no tanto. Al ajo.
Dentro de ese mundo de ilusiones que suponen los juegos de lotería patrocinados por el Estado, hay clases y clases.
Cada juego tiene sus características, y cada juego define incluso el perfil de los jugadores de cada uno de éstos.
Veamos pues el típico jugador de quiniela.
Sí señor.
Eso es saber estar; un tipo respetable, con aplomo, un hombre curtido y honrado, que realiza divertidas quinielas con el resto de sus colegas de trabajo, con la esperanza de que algún día les toque algo y darse una alegría.
Ahora veamos el típico jugador de bonoloto:
[img]http.www.noexiste_nadie_que_juegue_a_la_bonoloto.jpg[/img]
¿Le veis?
¿A qué no?
¿Que por qué?
Sencillo, la bonoloto no existe, o mejor dicho, sí existe, pero no toca jamás.
JAMÁS.
Y eso es un problema para un sistema de juegos que se basa en el premio que dá.
¿Alguien conoce una sola persona que haya ganado la bonoloto?
Todos los años se nos ponen los dientes largos cuando vemos a los ganadores de El Gordo, regados en cava o champagne, celebrando su buena suerte.
Todos hemos escuchado la noticia de algún acertante de 15 (ahora 14) partidos de la quiniela, en una jornada que hay bote millonario.
Pero ganadores de la bonoloto sólo existen en la imaginación de algún despistado que todavía cree en esos premios.
Suelen ser jubilados despistadillos y con pocas luces ya.
El general Mongo Meri, pensando el número a tachar para que le toque algo.
Ilusos.
La recaudación de los boletos vendidos tan sólo sirven para financiar proyectos secretos del gobierno, y no hace falta ser un paranoico ni un visionario para saber eso.
Algunos han salido a la luz, y son terribles fallos. Seres deformes, tontos, medio mutantes y desgraciados:
Abueloo!! Baje del carro, hostias!! Que tiene la cadera mala.
Además, échen un vistazo a esto:
http://www.todaviapordeterminar.com/vie ... php?t=1123
Como bien pone: QUINIELA.
Porque las quinielas, aunque difíciles, a veces tocan. Cualquier jugador asiduo acaba por llevarse algún premio tarde o temprano.
Pero no se engañen, la Bonoloto no toca. Es otra leyenda urbana como la existencia de Logroño o los cortes de digestión.
Además, os regalo una pequeña historia que me contaron hace bien poco.
Debido a mi profesión (oculista), me encuentro cada día pacientes aburridos con ganas de charla. Uno de ellos (un hombre de unos treinta años, bajito, gordo, rematadamente feo, y con los ojos malos) me comentó, medio lloroso el motivo de su desagradable situación.
Todo le ocurrió cuando no era más que un treceañero simpático y titubeante forjador de su futuro.
El iluso creía que para ser un poco más conocido en su clase, un chico de respeto, debía atraer la atención de sus compañeros.
Se le ocurrió una (a priori) buena idea.
Llevar a clase una quiniela, rellenarla entre sus compañeros, y convertir ese sencillo acto en un bello ritual cada semana.
Sería "El Chico de La Quiniela", y por fin tendría a desempeñar una actividad de clase que todos respetarían y que granjearía la amistad y el aprecio de sus compañeros.
Y es que pocas cosas hay más divertidas que rellenar una quiniela en conjunto, y jugar a ser adivinos por un día, con la secreta esperanza de que, por fin, la suerte nos sonría, y nos premie.
Un Barça - Atlético, por ejemplo, puede ser motivo de entrañables disputas, o jugosos triples.
¿Y qué me decís de ese viejo chascarrillo Levante - Las Palmas?
(Risas enlatadas).
Si es que la Quiniela, es mucha Quiniela.
Pero continuemos con la historia.
Mi paciente siguió contándome, cada vez con la voz más temblorosa:
Buscó por todos los medios una oficina de Apuestas abierta, y cuando la encontró, con una gran sonrisa en la cara, pidió un par de quinielas para rellenar.
Desgraciadamente, todas las papeletas ya estaban agotadas, porque es un juego en que le gente confía.
Tuvo que conformarse entre un enorme tocho de papeles con un nombre subnormalesco:
Bonoloto.
No muy decidido, agarró unos cuantos y los llevo a clase al día siguiente.
Antes de que el profesor llegara, se colocó delante de todos y les pidió un poco de silencio.
-Os traigo un juego nuevo, que nos puede hacer muy ricos si tenemos suerte. Además, no es muy caro.
Todos sus amigos centraron su atención en él, con los ojos como platos.
-Mirad.- Dijo mi joven paciente.
Y sacó unos papeles de bonoloto con gesto enfático.
En menos de 3 segundos, y viendo rotas sus ilusiones, comenzaron a volar con decidida fuerza y dirección, sillas, mesas y compañeros de clase, entre alaridos de rabia, contra el pobre y desengañado joven.
Acababa de convertirse en el blanco de las iras y odios de todos sus, hasta ese momento, compañeros.
Por unos segundos, les había dotado de una esperanza tan pura e inocente, que el rugoso y marrón papel de la bonoloto destrozó con ciclópea fuerza, tornándolo en odio amargo.
El profesor entró al escuchar el alboroto, y al comprender la situación, comenzó a dar de sopapos al joven.
A partir de entonces, su vida jamás siguió igual.
Y pese a que no tiene culpa, todos comprendemos también la reacción de sus compañeros de clase, el profesor, la señora de la limpieza que pasaba por ahí, el lechero al día siguiente, el perro...
Ahora vive en un infierno por no haber esperado una semana, y haber elegido mejor.
Por prisas. Por tener mal gusto y no saber que La Bonoloto no toca, carajo.
Yo, cada vez que viene a mi consulta, le pego un puñetazo en la cara, para que no se olvide de sus errores.
Ya lo saben amigos, quiniela, entretenimiento sano y con garantías.
Bonoloto, agujero negro del que nada sale, y poco se sabe.
Saludos.
Dunkis dijo:
Criadillas es un hombre triste de derechas, quién lo iba a decir.
Criadillas es un hombre triste de derechas, quién lo iba a decir.
