pregunta rápida.

[The last samurai]

Yo probé una de esas, quizá la misma Tricount, pero la gracia del invento es que todos los apoquinadores se la instalen, ¿No? Para echar cuentas, ya tengo la calculadora. La gracia es que todos vean todos los conceptos, lo que se le carga, lo que no, si ya se ha pagado... Y ahí veía to el problema, que si tienes que irle detrás al personal, no sólo para que te paguen, sino que para encima se tengan que instalar una app... Nah.

[wendigo]

Yo probé una de esas, quizá la misma Tricount, pero la gracia del invento es que todos los apoquinadores se la instalen, ¿No? Para echar cuentas, ya tengo la calculadora. La gracia es que todos vean todos los conceptos, lo que se le carga, lo que no, si ya se ha pagado... Y ahí veía to el problema, que si tienes que irle detrás al personal, no sólo para que te paguen, sino que para encima se tengan que instalar una app... Nah.

En la versión clásica de estas apps (en mi grupo un colega siempre la usa pero no sé cómo se llama) tú metes los gastos que ha hecho cada uno y al final te dice quién debe dinero a quien, no hace falta que se la instale nadie.

[Ruttiger]

Si la gente se la instala puede añadirle gastos a un viaje por su cuenta. Pero si hay uno que centraliza los gastos y los apunta, funciona igual.

Muchas veces las cuentas de este tipo de movidas no son tan sencillas como somos 10, hemos gastado 100, pues dividimos. Yo me he encontrado fines de semana en los que hay gente que ha venido sólo a una de las cuatro comidas, otra gente que dice que no quiere pagar bebida, que se amorra a la acequia, el del cumpleaños no paga lo del viernes pero se empeña en pagar la mitad de la bebida, y no le vamos a hacer pagar por entrecots a la puta vegana de los cojones... Incluso el horrible "los niños pagan la mitad". Ah, y aunque no aplica para los ejemplos de la utilidad de esta vaina, uno de mis preferidos: el jeta que trae una tortilla de patata de radio ridículo y nos pasa una factura de veinticuatro pavos porque no tenía aceite y lo ha comprado virgen extra en garrafa de cinco litros porque nosotros nos lo merecemos todo.

Y luego está el típico "bueno, yo qué debo y a quién?". Y a lo mejor ya es la séptima vez que lo repites, incluso lo has enviado pormenorizado al nivel de A paga X a B al grupo de whatsapp, pero esa persona no quiere leer, quiere que yo le coja las neuronas y lo acompañe de la mano al cajero y le administre su economía y le limpie la babilla. Y muchas veces por imposibilidad tecnológica (hijosdeputa que no tienen Bizum, o hijosdeputa que se iban de BBQ en tiempos en los que no existía Bizum), geográfica (A y B viven a dos mil kilómetros de distancia) o social (y se acaban de conocer), A y B no van a quedar para saldarse deudas por lo que a todo este sudoku hay que añadirle el razonamiento holístico de quién "puede" pagarle a quién. Por último, una vez saldados los grandes capitales, siempre hay restos por lo que, por más que optimices los pagos, casi siempre queda un A que tiene que pagarle una parte a B y otra parte a C y añades al holismo argumental que A sea del tipo de persona al que no le pesa el universo y la más mínima desviación le parece insoportable ("y por qué tengo que pagar yo a dos personas, menudo palo", recontrasic a costa de la presión sanguínea en mis sienes). Generalmente intentas ser tú A y te ahorras de gilichorradas pero es probable que si te has cargado encima el marrón de hacer las cuentas es porque probablemente se te debe pasta (los que hacemos las cuentas solemos estar también en el grupo de los que vamos a hacer las compras).

Y como el gordo es matemático pues que haga las cuentas él, porque todo el mundo sabe que los matemáticos lo que hacen son cuentas todo el rato todo el rato, de eso van las matemáticas. Y habitualmente la cosa se alarga y suele coincidir con un ligero estado de ebriaguez que hace que me apetezca bastante poco ponerme a hacer malabares numéricos.

Y entonces, hay un descuadre de 17 euros que no eres capaz de localizar porque menudo cambalache y la peña empieza a sospechar de la pulcritud de tus intenciones porque, claro, la hora y media de quebraderos de cabeza y de estar sentado en un rincón de la phiesta con tu gorra de contable aislado de los mejores momentos, las conversaciones más suculentas y, los striptis más insospechados que no volverán a repetirse bien valen diecisiete eurazos, cada uno de ellos, uno detrás del otro hasta contar diecisiete.

Todo esto puede sonar a hipérbole pero yo lo he vivido punto por punto casi literalmente. Y desde que uso la app de los cojones, la verdad es que se simplifica bastante todo.

[poshol na]

Pues yo siempre he usado Settle Up y me va bien.

[M. Corleone]

Si la gente se la instala puede añadirle gastos a un viaje por su cuenta. Pero si hay uno que centraliza los gastos y los apunta, funciona igual.

Muchas veces las cuentas de este tipo de movidas no son tan sencillas como somos 10, hemos gastado 100, pues dividimos. Yo me he encontrado fines de semana en los que hay gente que ha venido sólo a una de las cuatro comidas, otra gente que dice que no quiere pagar bebida, que se amorra a la acequia, el del cumpleaños no paga lo del viernes pero se empeña en pagar la mitad de la bebida, y no le vamos a hacer pagar por entrecots a la puta vegana de los cojones... Incluso el horrible "los niños pagan la mitad". Ah, y aunque no aplica para los ejemplos de la utilidad de esta vaina, uno de mis preferidos: el jeta que trae una tortilla de patata de radio ridículo y nos pasa una factura de veinticuatro pavos porque no tenía aceite y lo ha comprado virgen extra en garrafa de cinco litros porque nosotros nos lo merecemos todo.

Y luego está el típico "bueno, yo qué debo y a quién?". Y a lo mejor ya es la séptima vez que lo repites, incluso lo has enviado pormenorizado al nivel de A paga X a B al grupo de whatsapp, pero esa persona no quiere leer, quiere que yo le coja las neuronas y lo acompañe de la mano al cajero y le administre su economía y le limpie la babilla. Y muchas veces por imposibilidad tecnológica (hijosdeputa que no tienen Bizum, o hijosdeputa que se iban de BBQ en tiempos en los que no existía Bizum), geográfica (A y B viven a dos mil kilómetros de distancia) o social (y se acaban de conocer), A y B no van a quedar para saldarse deudas por lo que a todo este sudoku hay que añadirle el razonamiento holístico de quién "puede" pagarle a quién. Por último, una vez saldados los grandes capitales, siempre hay restos por lo que, por más que optimices los pagos, casi siempre queda un A que tiene que pagarle una parte a B y otra parte a C y añades al holismo argumental que A sea del tipo de persona al que no le pesa el universo y la más mínima desviación le parece insoportable ("y por qué tengo que pagar yo a dos personas, menudo palo", recontrasic a costa de la presión sanguínea en mis sienes). Generalmente intentas ser tú A y te ahorras de gilichorradas pero es probable que si te has cargado encima el marrón de hacer las cuentas es porque probablemente se te debe pasta (los que hacemos las cuentas solemos estar también en el grupo de los que vamos a hacer las compras).

Y como el gordo es matemático pues que haga las cuentas él, porque todo el mundo sabe que los matemáticos lo que hacen son cuentas todo el rato todo el rato, de eso van las matemáticas. Y habitualmente la cosa se alarga y suele coincidir con un ligero estado de ebriaguez que hace que me apetezca bastante poco ponerme a hacer malabares numéricos.

Y entonces, hay un descuadre de 17 euros que no eres capaz de localizar porque menudo cambalache y la peña empieza a sospechar de la pulcritud de tus intenciones porque, claro, la hora y media de quebraderos de cabeza y de estar sentado en un rincón de la phiesta con tu gorra de contable aislado de los mejores momentos, las conversaciones más suculentas y, los striptis más insospechados que no volverán a repetirse bien valen diecisiete eurazos, cada uno de ellos, uno detrás del otro hasta contar diecisiete.

Todo esto puede sonar a hipérbole pero yo lo he vivido punto por punto casi literalmente. Y desde que uso la app de los cojones, la verdad es que se simplifica bastante todo.

A ver si va a ser verdad lo de que loa catalanes...

A mí me dice uno "yo no pago bebida, que voy a beber agua de la fuente" y queda excomulgado.

[Ruttiger]

A ver si va a ser verdad lo de que loa catalanes...

A mí me dice uno "yo no pago bebida, que voy a beber agua de la fuente" y queda excomulgado.

A veces no lo propone el abstemio sino que lo deciden los demás por consenso lógico. Si en unas cuentas bastante cebadas (je) la diferencia entre pagar o no pagar bebida es considerable, nos puede el sentido de la justicia.

[Criadillas]

Yo en general suelo ser también muy de hacer cuentas después del evento (porque durante el mismo me da el subidón y no es plan de ponerse a sacar calculadoras) y me siento bastante representado con el último post de Rutti. Aunque reconozco con alivio que mis amegos son menos tocacojones y luego nunca ponen pegas.

Pero vamos, que esta app me ha venido de perlas y se va a quedar en mi móvil durante mucho tiempo. El ahorro de tiempo, cálculos liosos (para mí, que soy un palerdo matemático) y tal, se simplifican un 200%.

Y luego puedes enviar los pantallazos pertinentes a quienes quieran ver las cuentas claras, porque la app te dice exactamente el balance de dineros de cada persona y a quien se le debe pagar. Comodidad totar.

Este sábado tengo otro evento multitudinario con gente que sí o que no bebe alcohol, y gente que sí y que no va a comer según qué cosas, y voy a gozar volviendo a hacer las cuentas claras.

Ahora solo voy a querer quedar para usar la app esta. Me da ASMR.

[M. Corleone]

A ver si va a ser verdad lo de que loa catalanes...

A mí me dice uno "yo no pago bebida, que voy a beber agua de la fuente" y queda excomulgado.

A veces no lo propone el abstemio sino que lo deciden los demás por consenso lógico. Si en unas cuentas bastante cebadas (je) la diferencia entre pagar o no pagar bebida es considerable, nos puede el sentido de la justicia.

Yo el otro día fui a un evento de día completo en el que se come y se bebe como si no hubiera un mañana. Solo estuve 4 horas, me tomé 3 cervezas y comí unos trozos de txistorra. Para evitar quebraderos de cabeza a quien hace las cuentas pagué 47 euros, y que nadie murmure que soy un gorrón. Soy vasco y funcionario, que se note que hay pasta gansa como Chino.

[Criadillas]

Solo estuve 4 horas, me tomé 3 cervezas y comí unos trozos de txistorra.

The saddest story ever told.

[The last samurai]

Yo lo decía que lo ideal sería compartir las cuentas del evento entre todos los participantes, por el tema de la transparencia. Que sí, que al final te dicen 20, pues 20. Pero mola ver de dónde sale esa cifra, y esa es la ventaja que le veo yo a esa app, siempre que la usen todos en modo compartido.

Lamentablemente, los catalanes somos asine, Corle. Lo que expone Rutti es completamente cierto, En una reunión que hicimos hace unos meses, ya quedamos de acuerdo en que cada uno se traía la carne que iba a comerse, y en común dejamos sólo cuatro polladas para no disparar la factura y para que, al final, cada uno coma lo que le gusta (los eventos suelen ser en mi terreno, y la bebida y picoteo lo pongo yo porque me apetece, mayormente). Pues eso, que en el fondo había salido todo por tres pesetas a dividir... Hasta que llegó el pavo que dijo que iba a traer unas cocas para el postre.. Y le cobraron yoquesé qué barbaridad de pasta por unas cocas artesanales que, la verdad, tampoco eran gran cosa. Pues a pagar la broma entre todos con la cara que pondría un judío ante las excusas de un deudor moroso xD

Por no decir que los tontos que vamos a comprar y nos ocupamos de la organización siempre somos los mismos