Ruttiger escribió: ↑02 Feb 2024 09:23
Ayer me metí en la sala más pequeña del único cine de Andorra, en un centro comercial. Al parecer, esta sala toca pared con pared con un puto Gilnasio DIR y me pasé media película notando el temblor parquejurásico de los ochenta kilos de mancuerna que un flipao de esteroides dejaba caer al suelo. Salí del cine convencido en ir a la ventanilla a quejarme porque menudo coñazo. Luego pasé por delante de la ventanilla y se me pusieron las orejas rojas y agaché la cabeza porque soy un mierdas que constantemente traiciona sus convicciones.
Fui a ver
Poor Things de Giórgos Lánthimos, bastante flipao de encontrarme esta peli en este cine en concreto tan poco interesado habitualmente por todo lo que haya fuera de cinco milímetros a la redonda de franquicias hollywoodienses y mainstreamerazos solidificados en ámbar. Y ahí estaba, brillando en la cartelera, la cara desquiciada de Emma Stone. ¡Y en VOSE!
¡También me flipó bastante que el cine estaba lleno! Ocho filas de doce asientos por fila, completamente llenas hasta la primera. Y una media de edad bulliciosa y hormonística de 21 años. Excepto por un grupo de conocidos cinéfilos pollavieja a los que vi llegar después que yo (y a los que por supuesto no saludé, ofendido porque no me hubieran invitado a su club gafaplaser, y porque me caen un poco gordos), el resto de los asistentes se repartía homogéneamente entre dieciséis y veinticinco años. Prejucioso Rutti —un personaje nuevo en el que estoy trabajando—, no tardó en presagiar que toda aquella peña estaba allí por error, que el bullicio adolescente iba a prolongarse una vez comenzada la película y que su propio fastidio iría en aumento hasta acabar explotando en un SHHHHHH bibliotecario cargado de bilis. Pero no, sorprendido me hallo, y renovada mi fe en la humanidad, de comprobar que aquel hatajo de neoadultos, aún por civilizar, mantuvo un silencio respetuoso durante toda la peli, exprimieron con silencio cuidadoso sus gigantescos recipientes de palomitas, rieron con criterio pero con recato y sin estridencias los múltiples gags que la peli ofrecía y expelieron críticas sensatas al acabar la sesión que pude alcanzar a escuchar mientras los empujaba para que me dejasen salir, que mi próstata ya no tiene la elasticidad de la de ellos.
Y qué peliculote, chavales. Retrato alegórico de la humanidad, sus maldades, sus miserias, de un mundo que trata siempre de aplastar las más puras de las ilusiones y de cómo, sorprendentemente y contra toda lógica, éstas pueden sobrevivir a golpe de servir coño a hormigonerazos. Excesiva, intensa, profunda, divertidísima y abigarrada. Del Giórgos sólo había visto, no hace mucho, La Favorita, que me gustó bastante, he buscado a ver si os hice alguna reseña pero veo no. Ésta me ha encantado, a pesar de su desmadre, de su saturación y de su eterno ojo de buey que siempre me estomaga, y que tanto gusta al puto griego.
Hablando de ojos, los abesugados de Emma Stone hacen de un monstruo de Frankenstein en fase de descubrimiento iniciático, vital y sexual. Y la tía se carga a los hombros toda la puta película cascándose un derroche interpretativo para hacerse suyo un personaje rarísimo y cargarlo de humanidad, de comedia, de plasticidad y de emoción en un batiburrillo improbable de géneros faciales que aguanta con una maestría sobrenatural. Qué pedazo de actriz. La acompañan un Willem Dafoe deforme, puta maravilla de maquillaje, absolutamente adorable haciendo de doctor Frankenstein aparentemente terrorífico pero tremendamente tierno, un Marc Ruffalo divertidísimo y Rammy Youssef al que no conocía pero al que te llevarías a tu jardín a que te cuidara las petunias. Están todos fabulosos acompañando a la Stone de alharaca alucinante (que, nota para Corleone, enseña teta a ritmo de chachachá, piel blanca al de jevimetal y algún hairy business en si bemol).
Estéticamente es un leopardo con piercings. La primera parte de la película, mi preferida en lo visual, la de la inocencia en blanco y negro, repleta de juegos de luces y sombras, planos ultrapicados y el puto ojo de buey, son puro expresionismo alemán con homenajes nada disimulados a Tod Browning. Luego llega la luz, la adolescencia y el color y la movida se vuelve hortera y abigarrada hasta el punto de que duele un poco de mirar pero que acompaña a las mil maravillas a la historia tan histriónica a la que acompaña, terrible todo el rato pero divertidísima y emocionante. Todo tiene una puesta en escena alucinante, una planificación cojonuda y aunque yo ya estoy mayor para tantos hipos, el Giórgos merece todos mis respetos, por tener su estilo, por atreverse a hacer cine y no refritos y por contar historias difíciles y entretenidísimas... La BSO ("compuesta por el músico pop Jerskin Fendrix en su debut como compositor" - Wikipedia mediante) acompaña la burundanga general en una constante incomodidad gloriosa y alucinante.
Finalmente la trama me ha flipao, me he emocionado, no me he soltado de los brazos de la butaca durante las dos horas de la peli y me he reído mucho porque hay mucho de reír. También hay mucho sexo. Muchísimo. Se folla todo el puto rato. Se folla sin parar. El sexo es uno de los temas de la peli. Hay mucho de feminismo y de liberación y de empoderamiento, todo desde el punto de vista, a veces alegórico, a veces literal, de la sexualidad... Pero hay tantísimas cosas en la peli que no acabo de tener claro que se trate de una peli estrictamente feminista. Más feminista que Barbie, al menos, sin duda lo es. Y probablemente a los popes del cuñadismo les parezca el enésimo intento del plan maléfico del coletas y el Perro Chancheh, la agenda 20-30, Soros y Bill Gates de intentar convencernos de que la mujer es mejor que el hombre y de seguir sometiéndonos a los machos al yugo de la discriminación al que las mujeres pérfidas llevan décadas aplicándonos, proceso que empezó poniéndole a Buz Lightyear a una amiga lesbiana y acabará por hacer unas Indiana Jones y James Bond tías, y si no, tiempo al tiempo.
En fin. Vedla, cabronazos. Un ocho.