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Había leído muy buenas críticas por ahí, y tenía notas bastante altas en Good Reads, así que... palante.
Y bueno, a ver... ya voy diciendo que no me ha entusiasmado demasiado porque le veo que tiene dos grandes rémoras que hacen que no lo haya disfrutado del todo.
Entiendo el libro y entiendo al autor. Sé lo que me quiere decir, y sé cómo me lo quiere decir, le veo venir a distancia. Pero chico...
Lo primero, entiendo que me quiere contar una historia de un inadaptado antisocial que toda la vida se ha esforzado por intentar encajar y hacerse hamijos, pero que el tipo carece de habilidades para ello. Que por circunstancias se ve obligado a pirarse de Madrid y recluirse en un pueblo de la España vaciada, y que termina por molarle tanto la soledad y el aislamiento social, que no quiere volverse cuando puede. Entiendo que hay una crítica social y política. Que me habla de la ley mordaza, de la precariedad laboral, del problema de la vivienda, etc...
También entiendo que el escritor utiliza el lenguaje a modo de herramienta cómica. Que utiliza giros lingüísticos, palabras inventadas, otras en desuso para completar un estilo totalmente recargado y que es casi paródico. Que el lenguaje es una herramienta de humor más en la novela, y que el tipo escribe muy bien y tal.
PERO.
La forma en la que se describe a la gente que no es el protagonista me pareció de un snob y de un clasista muy muy asqueroso. Esa forma de mirar por encima del hombro, de señalar todas y cada una de los defectos de "la cochambre", "la gentuza", "el vulgo"... con una especie de superioridad me dio bastante asco.
Además, ese estilo recargado, con florituras infinitas, con frases rimbombantes tiradas a fuerza de diccionario de sinónimos, me pareció pretencioso y me impedía tener una fluidez en la lectura, porque había frases que tenía que leer cuatro veces para entenderlas. Totalmente innecesario, porque se podía decir lo mismo de otra forma. Sí, se que es un recurso y que el libro está hecho así aposta, pero a mí me impedía leer y disfrutar de lo que me estaba contando.
Y para terminar, el tipo es un pesado. Pero un pesado de cojones que se nota que se gusta mucho a sí mismo mientras escribe, porque hay capítulos y capítulos que hablan de lo mismo. Lees un capítulo donde ensalza la vida monacal del prota en el pueblo abandonado, con todo lujo de detalles. La sensación de libertad, la hierba al crecer, el olor de la leña al quemarse... muy guay. Pasas al siguiente capítulo, y... la sensación de libertad, la hierba al crecer, el olor de la leña al quemarse... otra vez. Y con la gentuza que se le mete en el pueblo, igual. Un capítulo para describir todas sus ordinarieces (y lo muy diferente que es el protagonista a esa morralla, que hay que señalarlo bien señalado por si no te has enterado), y en el siguiente capítulo... más de lo mismo.
En fin, pues eso. La historia está guay. A mí me gustó mucho el final, cómo el tipo se va encerrando en sí mismo y manda a toda la sociedad en su conjunto a la mierda... pero macho, no se puede ser tan snob y clasista ni tampoco marear tantísimo la perdiz con un lenguaje pretencioso y machacar lo mismo durante capítulos.
Con un poco más de síntesis, un lenguaje más vulgar (oh, qué vulgar soy, como los asquerosos del pueblo), se te quedaría una novela más cortita y más disfrutable.
En fin, que le casco un 6, porque se nota que el tipo sabe escribir y la idea mola. Pero me fallan muchas otras cosas.