Perro De Lobo escribió: ↑01 Dic 2020 11:17
Leed al puto fascista Mishima, bitches!
¿Cuál es el mejor libro para empezar con Mishima a la tierna edad de 45 años? Igual me animo un día de estos, pese a mis notables dificultades para empatizar con los escritores japoneses.
Dicen que a Mishima hay que leerlo con 16, como "El guardián entre el centeno" o "El extranjero", pero ese tren de los 16 me temo que ya pasó.
Polina escribió: ↑28 Mar 2023 22:01
Siempre puedes ajustarte las gafas de montura carey y degustar tu copa de Soberano mientras escribes una postal con tus quejas al apartado de correos 2376 de San Cugat del Valles.
Yo creo que con 16 años no le habría tragado. Es más, casi que considero que hay que leer sus cosas ya con la genitalia bastante hirsuta, sobre todo por si uno es joven e impresionable, para no correr el riesgo de tomarse sus idas de olla demasiado en serio.
Su obra fundamental es la tetralogía del mar de la fertilidad, pero no te recomendaría empezar por ahí. El marino que perdió la gracia del mar me parece más apropiada para darte una visión más o menos clara de por donde van los tiros.
He sido asaltado fieramente por la concupiscencia carnal
Perro De Lobo escribió: ↑01 Dic 2020 12:51
Yo creo que con 16 años no le habría tragado. Es más, casi que considero que hay que leer sus cosas ya con la genitalia bastante hirsuta, sobre todo por si uno es joven e impresionable, para no correr el riesgo de tomarse sus idas de olla demasiado en serio.
Su obra fundamental es la tetralogía del mar de la fertilidad, pero no te recomendaría empezar por ahí. El marino que perdió la gracia del mar me parece más apropiada para darte una visión más o menos clara de por donde van los tiros.
Apuntado queda pues. El título es bien bello.
Aunque no sé yo si va a ser mi mierda, mi incapacidad con los japos yo creo que va a sufrir otro traspiés...
«El pensamiento de separarse de ella al día siguiente era doloroso, pero tenía una máxima que contrarrestaba ese dolor, unas palabras etéreas que sonaban en sus sueños una y otra vez: "El hombre parte en busca de la gran causa, y la mujer queda atrás". Sin embargo, Ryuji sabía mejor que nadie que en el mar no había gran causa alguna que buscar. En el mar había sólo guardias que unían el día y la noche, tedio prosaico y míseras condiciones de forzado.»
«Y sin embargo, en la travesía de vuelta del último viaje, Ryuji había descubierto que estaba cansado, mortalmente cansado del aburrimiento de la vida del marino. Tenía la certeza de que lo había probado todo en ella, hasta las heces, y estaba harto. ¡Qué loco había estado! No había gloria que encontrar en ningún lugar del mundo. Ni en el hemisferio Norte. Ni en el hemisferio Sur. Ni siquiera bajo la estrella con que todo marino sueña: la Cruz del Sur.»
«Los fantasmas del mar y de los barcos y de los viajes oceánicos existían tan sólo en aquel aliento fresco y rutilante. Pero, con el paso de los días, veía cómo se iba adhiriendo a Ryuji otro de los groseros olores de la rutina de la tierra: el olor del hogar, el olor de los vecinos, el olor de la paz, de las frituras de pescado, de las bromas, del mobiliario que nunca cambiaba de lugar, de los libros del presupuesto familiar, de las excursiones de fin de semana... Todos los pútridos olores que despiden los hombres que habitan en la tierra: el hedor de la muerte.»
Polina escribió: ↑28 Mar 2023 22:01
Siempre puedes ajustarte las gafas de montura carey y degustar tu copa de Soberano mientras escribes una postal con tus quejas al apartado de correos 2376 de San Cugat del Valles.
Pues a mi ese párrafo me invita a coger el libro y releerlo. Así que como dices, es posible que no sea tu mierda. Sin embargo, es un tipo de mierda diametralmente opuesta a la mierda de Murakami, a pesar de que los dos hayan nacido en las mismas latitudes.
He sido asaltado fieramente por la concupiscencia carnal
Yo no soporto las putas escenas de sueños en los libros o películas. Un libro lleno de pasajes oníricos en el que al final no sabes que parte es sueño y que parte es real me suena tan divertido como agarrarme los dedos con la puerta del coche.
Y de pequeño me pasó y mi padre vio que la puerta del coche no había cerrado y la volvió a azotar con más ímpetu. Con mis deditos todavía ahí.
En el libro de Murakami, el protagonista mantiene diálogos con el gato, que resulta ser una especie de mentor que le ayuda a superar un trauma provocado por la partida de una antigua novia, que murió suicidándose al paso de un shinkansen. Durante la escena, está sonando de fondo un disco de jazz, referencia pretendidamente sesuda, pero a poco que sepas de jazz, la referencia es totalmente manida.
En el libro de Mishima, el protagonista se siente provocado por la belleza del gato. El gato como objeto estético de deseo. El protagonista quiere fundirse con el gato para aprehender algo de su beldad. Desolla al gato vivo y se restriega su pellejo sanguinolento por la cara mientras se masturba. Termina la escena con una escena evocadora, conforme el gato exhala su ultimo estertor, cae la primera flor del cerezo.
He sido asaltado fieramente por la concupiscencia carnal
Perro De Lobo escribió: ↑01 Dic 2020 17:42
Pues a mi ese párrafo me invita a coger el libro y releerlo. Así que como dices, es posible que no sea tu mierda. Sin embargo, es un tipo de mierda diametralmente opuesta a la mierda de Murakami, a pesar de que los dos hayan nacido en las mismas latitudes.
Por si acaso, ya está en mi Kindle. Y también el segundo de "En busca del tiempo perdido", que tanto leeros lo del "madalenazo de Proust" y no haber leído el original me estaba haciendo sentir como un químico que no conoce la valencia del azufre.
Polina escribió: ↑28 Mar 2023 22:01
Siempre puedes ajustarte las gafas de montura carey y degustar tu copa de Soberano mientras escribes una postal con tus quejas al apartado de correos 2376 de San Cugat del Valles.
Yongasoo escribió: ↑01 Dic 2020 20:12
Yo no soporto las putas escenas de sueños en los libros o películas. Un libro lleno de pasajes oníricos en el que al final no sabes que parte es sueño y que parte es real me suena tan divertido como agarrarme los dedos con la puerta del coche.
¡A mis brazos!
Polina escribió: ↑28 Mar 2023 22:01
Siempre puedes ajustarte las gafas de montura carey y degustar tu copa de Soberano mientras escribes una postal con tus quejas al apartado de correos 2376 de San Cugat del Valles.
Perro De Lobo escribió: ↑01 Dic 2020 17:42
Pues a mi ese párrafo me invita a coger el libro y releerlo. Así que como dices, es posible que no sea tu mierda. Sin embargo, es un tipo de mierda diametralmente opuesta a la mierda de Murakami, a pesar de que los dos hayan nacido en las mismas latitudes.
Por si acaso, ya está en mi Kindle. Y también el segundo de "En busca del tiempo perdido", que tanto leeros lo del "madalenazo de Proust" y no haber leído el original me estaba haciendo sentir como un químico que no conoce la valencia del azufre.
No sé si te he entendido, vas a empezar por el segundo? Porque lo de la madalena es en el primero.
El mejor es el tercero, que es cuando aprende a mojar la madalena en el colacao y te lo explica durante 540 páginas.
He sido asaltado fieramente por la concupiscencia carnal
Perro De Lobo escribió: ↑01 Dic 2020 17:42
Pues a mi ese párrafo me invita a coger el libro y releerlo. Así que como dices, es posible que no sea tu mierda. Sin embargo, es un tipo de mierda diametralmente opuesta a la mierda de Murakami, a pesar de que los dos hayan nacido en las mismas latitudes.
Por si acaso, ya está en mi Kindle. Y también el segundo de "En busca del tiempo perdido", que tanto leeros lo del "madalenazo de Proust" y no haber leído el original me estaba haciendo sentir como un químico que no conoce la valencia del azufre.
El asesino es el mayordomo.
“Un libro permanece, está en su anaquel para que lo confrontemos y ratifiquemos o denunciemos sus afirmaciones. El diario pasa. Tienen una vida efímera. Pronto se transforma en mantel o en envoltorio, pero en el espíritu desprevenido del lector va dejando un sedimento cotidiano en que se asientan, forzosamente las opiniones. Las creencias que el diario difunde son irrebatibles, porque el testimonio desparece”
Raúl Scalabrini Ortiz, Política Británica en el Río de la Plata