Para quien sea de ciencias, libro escrito en el s.XIV por Giovanni Bocaccio, que cuenta como en 1348, durante la pandemia de la peste, 10 jovenes ninis (7 chicas y 3 chicos) florentinos se saltan el confinamiento y se piran a un chalet en la campiña para pasarselo de puta madre sin mascarillas.
Cada jornada de retiro en el chalet, seleccionan a uno/a de ellos para ser el rey/reina por un día, y ejercer de maestro de ceremonias, pues tras el almuerzo de pizza tarradellas y freeway cola, cada uno de ellos tiene que contar una historia a los demás. Diez jornadas, diez chavales rollaos, en total 100 relatos que abarcan todo tipo de situaciones y pintan un poco la condición humana en aquellos tiempos.
A pesar de lo poco que llevo (voy por la mitad del segundo día) me he descojonado bastantes veces. Hay relatos que son pretendidamente ejemplarizantes, y tienen su ración de moralina, pero de momento son minoría. Otros son directamente como pelis de Mariano Ozores situadas en la Italia medieval. Por ejemplo, uno de los relatos cuenta como un joven empobrecido vuelve a Toscana desde Inglaterra, y en el camino se encuentra con un joven abad que se dirige al mismo lugar, y al que decide acompañar. En plena noche, mientras comparten habitación...
La situación en la que el joven descubre que el abad es una tía me imaginaba a Alesandro con la cara de Andrés Pajares. Pero es que más tarde se descubre que ella en realidad es la hija del rey de Inglaterra. Y se casan, y Alessandro llega a ser rey de Escocia....[el abad] llamó a Alessandro en voz queda y le dijo que se acostase a su lado; él, tras muchas negativas, se desnudó y se acostó. El abad, poniéndole la mano en el pecho, lo empezó a tocar de la manera en que suelen hacer las deseosas jovenes con sus amantes; Alessandro se maravilló mucho y sospechó que acaso el abad, asaltado por deshonesto amor, se movía a tocarlo así. El abad conoció al punto esa sospecha, o porque la supuso o por algún acto que Alessandro hizo, y sonrió. Quitándose prontamente una camisa que llevaba, cogió la mano de Alessandro y se la puso en el pecho, diciendo:
- Alessandro, desecha tu necia idea y, buscando aquí, conoce lo que escondo.
Alessandro, puesta la mano sobre el pecho del abad, encontró dos teticas redondas, firmes y delicadas, como si de marfil fueran; al encontrarlas, conociendo de inmediato que éste era mujer, sin esperar otra invitación la abrazó prontamente y la quería besar, cuando ella le dijo...
Y luego están las expresiones old schooler: "ser asaltado fieramente por la concupiscencia carnal" ha entrado directamente al conjunto de expresiones que pienso incorporar a mi acerbo.
Risión clásica asegurada.