The last samurai escribió: ↑14 Ene 2020 18:06 Polina, lo tuyo tiene nombre:
https://es.wikipedia.org/wiki/Tsundoku
Vamos a dejar pasar por algo este flagrante Miyagui weeaboo?
The last samurai escribió: ↑14 Ene 2020 18:06 Polina, lo tuyo tiene nombre:
https://es.wikipedia.org/wiki/Tsundoku
Me arrepentiré de no leerlo en todo caso.
La verdad es que es un libro que invita mucho a la reflexión sobre lo que comemos y se hace muchas preguntas sobre la comida industrial, el veganismo (al que le mete un poco de caña) y nuestros hábitos alimentarios en general. Si bien la obra se centra en la dieta de los EEUU y la nuestra es un poco bastante más antigua y sólida culturalmente, sin prisa pero sin pausa vamos cogiendo los vicios alimentarios de los yankees y poco a poco sus consecuencias se están dejando ver más a menudo.Michael Pollan ha escrito un libro bastante objetivo, en donde nos hace abrir los ojos ante las realidades de la industria alimenticia de los Estados Unidos, en donde mas del 50% de la población tiene sobrepeso, y la diabetes tipo I pareciera estar de moda. Nos presenta un dilema, y es que somos omnívoros. El ser humano y muy pocos animales son omnívoros (que el sistema digestivo puede digerir una gran cantidad de alimentos de diversas naturalezas). El dilema es, qué comer, qué no comer, un día los huevos son malos otro día son buenos, la falsa dieta Atkins, etc.
En “The Omnivore’s Dilemma” (El Dilema del Omnívoro), Michael Pollan escribe de cómo la comida en Estados Unidos es producida, y que exactamente tiene la comida. El libro se divide en tres partes. La primera sección describe la granja industrial; la segunda, la comida orgánica, tanto en negocios gigantes como “Whole Foods” hasta granjas relativamente chicas. La tercera sección el autor nos narra su experiencia siendo cazador y recogedor de hongos, para poder alimentarse a si mismo. Cada parte culmina con una comida, quesoburguesa y papas fritas de McDonald’s; pollo asado, vegetales y ensalada de una tienda “Whole Foods” y pollo a la brasa, maíz y suflé de chocolate hecho con huevos frescos, de la finca de Joe Salatin, y finalmente, un Puerco y hongos recogidos de la naturaleza.
Michael Pollan indica en la primera parte del libro que en Estados Unidos, la mayoría de las personas se alimentan principalmente de maíz y petróleo. Casi todo lo que comen ha utilizado una cantidad de petróleo enorme para poder llegar al final de la línea, las casas de las personas. Los fertilizantes para que las plantas crezcan, y los insecticidas para controlar las pestes son producidos con petróleo, así como los trenes, camiones y aviones para transportar la comida de un lugar a otro, y los empaques de los productos. Casi todo proviene en su totalidad o utiliza en parte al petróleo.
El autor también se enfoca en el maíz. El gobierno Norteamericano subsidia a los granjeros y los motiva a crecer maíz, solamente. Paradójicamente, el granjero ahora gana menos que generaciones anteriores, y hay una sobreproducción increíble de maíz. Hay tanto maíz producido en Estados Unidos que aparte de todo lo que la gente come, las industrias utilizan (solo bastar leer los ingredientes de casi todas las comidas, sodas, cervezas, Ketchup, mayonesa, mostaza, Bolonia, hot dogs, desde salsas para ensaladas hasta vitaminas encapsuladas). Después de todo eso, todavía sobra. El maíz que sobra se los dan a las vacas, pollos, puercos. Las vacas por ejemplo, necesitan comer hierba, y no únicamente maíz. así las creo la naturaleza. Al no poder comer hierba, no generan los anticuerpos necesarios para combatir enfermedades, así que les tienen que dar antibióticos. La cadena continua y Michael Pollan hace una excelente explicación de como todos estos químicos llegan a los platos de la gente.
Cada bushel de maíz industrial que crece, dice el autor, usa el equivalente a hasta un tercio de un galon de petróleo. Algunos de los productos del petróleo, se evaporan y acidifican la lluvia, lo cual afecta a todos.
Recomendamos este libro a cualquiera persona que quiera estar mas conciente de lo que come, y como esa comida llega a su mesa. Por ahora en Latinoamérica las vacas aun se pueden ver pastando, pero la influencia Norteamericana es muy grande, y los productos de Estados Unidos se consiguen en todo Latinoamérica, lo que hace que este libro ayude a concientizar a las personas para mejorar sus hábitos alimenticios y así su salud. Al final de cuentas, uno es lo que uno come.
O te has leído "On food and cooking" o te has equivocado al poner la imagen.
Anda y que den por el culo con la mierda diarrética esa que blasfemas por tu orificio vocal.
Renfo, el hijo apócrifo del gran Ronaldo, el mítico escritor latinoamericano, deambula por Madrid en busca del manuscrito perdido de su padre. Acompañado de Curto, un amigo ex convicto, y Vips, un parado de larga duración, recorre la ciudad durante un verano tórrido animado por niñas pijas, coches robados, fiestas lacias y humoristas psicópatas, camareros cutres y bares que nunca cierran. Selfie algo irónico y alucinado, Cómo dejar de escribir deja sonar la cara B del mundo literario con la distancia de quien no perteneció a él. Una novela sobre el Madrid más anónimo, sobre gente que no sabe lo que quiere. Sobre cómo dejar de hacer nada y empezar a hacerlo todo; cómo dejar de escribir e ir a la guerra.
Me regaló (un alma caritativa que alimenta mi moribundo intelecto) el de "Sánchez", y como leí que era "la segunda entrega de la Trilogía instantánea de Madrid tras la notabilísima Cómo dejar de escribir" pues me compré también la primera.Madrid. Un Madrid nocturno en cuyo cielo de tanto en tanto se ve pasar alguna estrella fugaz. Un Madrid de extrarradio, de timbas, bingos, gasolineras de la M30, Casa de Campo y bares perdidos en la nada. Un Madrid crudamente real en el que de pronto puede suceder lo inesperado, e incluso lo mágico. Ese es el espacio que transitan los personajes de esta novela de perdedores en busca de una oportunidad.
Sus nombres son Nikki y Sánchez. En el pasado compartieron vida, después sus destinos se separaron. Ella ha estado trapicheando con tabaco en La Línea y ahora ha vuelto a Madrid y se ha metido en el mundillo de las apuestas y las carreras de galgos. Él, con fama de gafe y dado a desaparecer, debe dinero y acepta ayudar a Nikki cuando ella lo llama. La propuesta de Nikki a Sánchez: que la ayude a entregar un galgo de nombre Cromwell a una italiana que se dedica al negocio de las carreras. Y durante una interminable madrugada la pareja transitará por un Madrid espectral en busca de ese galgo y se topará con un montón de extraños personajes, como la artista serbia que acaba de celebrar en pleno bosque una performance consistente en comer carne cruda de ciervo durante veinticuatro horas...