Vamos, que me cambias un caballo útil para la guerra, para los campesinos, para las hijas de los ricos, como bestia de carga, para hacer carreras, shows de rodeo... por un cura.
No te lo crees ni tú. Tu pueblo sufrirá torturas que jamás podrás imaginar. Mis hechiceros te auguran piratería, herejía, erupciones volcánicas o un terremoto, inundaciones, desorden civil. Sí, sí, graznaré tu nombre real...
Como seguro que vas a tardar en mover, voy a divagar un rato, que está lloviendo... vamos, mientras apareces me puedo hacer mil manicuras, alisarme el pelo, coserme un vestido y una capa o celebrar unas cuantas de verbenillas en mi corte (he secuestrado a un conjunto de cumbias, que se le ha antojado a su realeza el bastardo Cuervo II, famoso ya por sus comunicados reales. El grupo tocará y tocará bajo amenazas) Así que mientras vienes, yo sigo planeando mis conquistas y echando más de mis tonterías al fuego...