Mañana en la periferia

[Urdu]

os arreo el último relatillo que he escrito. Veréis que reincide en las mismas cosas en las que llevo reincidiendo toda mi vida. Con todo y con eso está bien, sus defectos están identificados y resulta que me gusta con ellos. Allá va.




Hace casi doscientos años, un compositor francés escribió una ópera llamada a perdurar, basada en un texto reciente que ya entonces era un clásico y regada de melodías fáciles de retener, de las que se larvan en la memoria esperando el estímulo adecuado que las haga brotar de nuevo, como una emoción que reverdece con el tropiezo casual del aroma con el que fue registrada. Como un herpes.

El aroma aquí es el del repollo, o el de la coliflor. En mi casa nunca se sirvió ninguna de estas dos cosas, así que no puedo estar seguro. Era la casa de sus padres, una casa limpia, con la impronta de los lustros. Todo el que crezca en un sitio así tendrá que destilar él mismo una fragancia afín. La suya era la del cartón mojado, tan deliciosa, en su caso, como el perfume del pan. Chico pobre de los que crecen exhalando coliflor; una pátina de coliflor va cincelando sus cuerpos. Al menos así hacen los chicos en cuyas casas termino.

Los chicos ricos podemos oler mal, pero lo normal es que no olamos a nada, o que olamos a bebé, aun cuando flirteamos con la madurez. Una buena cuna permite pasar por lo que la imaginación del otro prefiera. No siempre y no para siempre, pero sí en mi caso; sí por ahora. ¿Pero oler a coliflor nosotros? ¡Jamás!

Y es precisamente en este aroma donde me arrullo, y en sus recodos busco canteras nuevas, y hago saltar con violencia sus vapores como ampollas de absenta. La colcha se desliza y cae a un suelo de uralita. Un visillo, un peluche, una foto de comunión. Entrañable miseria que hueles a coliflor, unges a tus hijos con óleos exóticos y los mandas a la calle a que me inviten a tu casa, amiga vieja y lejana. Yo te canto conmovido desde que cruzo el umbral.

Las primeras nueve notas podrían ser de una nana de tanta melaza como rezuman. “Salud, morada casta y pura!” La frase se repite en modo mayor sin que el tono se eleve a ningún sitio especial. “Salud, morada casta y pura!”. Todo el satén de Versalles se despliega ahora para tapizar cuanto se lame, se muerde y se penetra. “Donde se adivina la presencia de un alma inocente y divina. / ¡Cuánta riqueza en esta pobreza! / ¡Cuánta felicidad en esta fortaleza!..” Una cursilería, lo admito, pero sé disimular, o de lo contrario los chicos como este no me invitarían a sus casas y no podría decir cómo huelen, ni conmoverme mirando sus cositas, su ropa planchada y doblada por manos escrupulosas, los cuadros que esas mismas manos colgaron cuando era un niño y que luego él nunca se molestó en quitar, la selva insólita de sus cajones. ¿Por qué tengo yo que disimular mi cursilería si él no necesita disimular tanta modestia? El día que un chico así encuentre mi cursilería tan tierna...

Rodeo la ciudad en un taxi, el cielo clama verano. Huelo en silencio mis dedos durante el trayecto: cartón mojado. Por los muros de arizónicas se filtra el olor del cloro y el de la barbacoa. Pago con un billete de cincuenta de un fajo de cuatrocientos noventa y cinco que encontré en la mesilla de noche. No me consta que fuera camello, así que supongo que sería su sueldo, su conmovedor y adorable sueldo. Mi hermana se baña en la piscina mientras su novio fríe chuletas de cordero y boletus, inexplicables en esta época del año. Los tres pasamos una tarde muy agradable en la que tengo cuidado de no mojarme las manos ni de comer con los dedos.

[Diente]

Aunque reconozco que no me mata de gozo, sé apreciarlo y después de los últimos acontecimientos del subforo es un auténtico respiro volver a leerte.

¿Hasta cuándo?

[Dolordebarriga]

Yum Yum.

[Urdu]

Yum Yum.

Yum yum qué. No seas yonki.

después de los últimos acontecimientos del subforo

Qué ha pasado?

[Diente]

Nada, que éstos pajilleros cayeron en las redes de una que escribía al son de la ahora difunta Corín Tellado. Le bailaron un poco el agua y hubo que aguantar sus ínfulas durante algún tiempo. Era espeluznante verlos retozar por no sé que escena de tortis.

Así lo vimos algunos. Claro que ahora puede venir uno con la polla (todavía) en la mano y decirte que fué un hito en la historia de los subforos literarios y tal.

P.D: Con la relectura gana algo el relato.

[Doctor Beaker]

Diente... aprende de Makako, que ya dejó de amonestar a la gente que deseaba a las mujeres en vez de a él.

[Nicotin]

Así lo vimos algunos. Claro que ahora puede venir uno con la polla (todavía) en la mano y decirte que fué un hito en la historia de los subforos literarios y tal.

Es que estaba muy buena.

[Urdu]

Me interesa vuestra opinión del puto relato, si no, no lo habría posteado. Ya sé que abrirlo diciendo que la mía propia es buena invita a no opinar. Siempre podéis moderar vuestro entusiasmo con tibiezas como ha hecho Diente, que yo en mi narcisismo lo inflaré como vea. Yo también tengo tetas aunque menos lactantes de lo que me gustaría. Si queréis pongo una foto mía haciendo una mangina (lo que hace Buffalo Bill del Silencio de los Corderos en la escena del espejo) si con eso consigo excitar vuestro espíritu crítico. Mientras tanto posteo el aria que menciono en el cuento porque me da la gana.

[youtube]CDHZUcvvr4M[/youtube]

----> qué mono esto que habeis puesto, no?

[Diente]

Diente... aprende de Makako, que ya dejó de amonestar a la gente que deseaba a las mujeres en vez de a él.

Puedes jugar a los psicólogos o admitir los hechos, pero siendo argentino entiendo que elegir esté fuera de tu alcance.

Es que estaba muy buena.

¡Absolutamente!, y si vuestra actitud sirvió para que se fotografiase las tetas, Dios os bendiga con muchos hijos negros, pero una cosa no quita la otra y eso creo que lo sabéis todos. Yo lo encontré todo muy esperpéntico y si la amonesto, como dice el sudaca impertinente, es por lo mismo que tú rechazas a Asimov: literatura.

Por cierto, Urdu, tengo curiosidad por saber en cuánto tiempo has escrito el relato y si sueles corregirlos mucho.

[Nicotin]

Una pregunta cándida: ¿eres una tía?