Party Boy vs Pazita
Re: Party Boy vs Pazita
Bueno, ya han pasado 5 días, si mañana no aparece por aquí el post de Pazita gana Party Boy.
Visita Pequeñas historias, no te arrepentirás, o si, o no, o que se yo.
Ultima actualización 5-8-2011
Ultima actualización 5-8-2011
Re: Party Boy vs Pazita
A las 8 de la mañana me sacan 7 tubos de sangre para un análisis, llego al curro y en mi despacho los dos gerentes abroncando a mi jefe y cuando entro se dividen para darnos por igual, salgo hora y media más tarde de mi hora y por fin llego a casa. Que día de mierda.
Calzado, pantalones y sujetador fuera. Esto ya es otra cosa. Cocina, nevera, coca cola. Un vaso y al sofá.
Tengo un sofá que abraza, os lo he dicho alguna vez? Te sientas en él y notas como te rodea, nada de gilipolleces de colchones con viscoleches de ese, mi sofá te abraza. Acerco la mesa. Cojo de la parte a abajo la caja de lata de los avíos y me lio un canuto, me sirvo un vaso de coca cola, cojo el mando y lo dispongo todo a mi alcance sobre la mesa antes de espanzurrarme del todo.
La tdt te ofrece una posibilidad que hasta ahora desconocía, puedo estar haciendo zapping durante 10 minutos sin repetir canal. No requiere que preste ningún tipo de atención y el ruido me evade de toda la mierda que traigo en la cabeza. Enciendo el canuto y le pego un trago a la coca cola. Esto sí que es otra cosa.
Dejo el canuto a la mitad y apuro lo que me queda de coca cola mientras me incorporo. En ese momento me encuentro en ese estado de semi-morado en el que sientes perrera a la vez que una necesidad descomunal de hiperactividad. En el que sientes un cosquilleo por los pies que sube hasta la puntas (abiertas) del último pelo de la cabeza. Ese estado en el que sabes, no te cabe ninguna duda, que tienes ganas (muchas) de marcha.
En la distancia que hay del salón al dormitorio me he quitado la camiseta y las bragas. Juraría haberlos llevado en la mano hasta el vestidor, pero también me suena haberlas dejado regadas por el pasillo. Ese estado de semi-inconsciencia es cojonudo.
Sobre la cama, hecho un harapo me encuentro a ese con el que comparto cama. Cuando duerme así las cosas son más interesantes. Nunca sabes por dónde te van a salir. Consigo darle la vuelta a duras penas, joder como pesa un cuerpo muerto.
Con los ojos a medio abrir sonrie de medio lado. Me da que sabe a qué he venido. No suelo despertarle de la siesta, a menos que haya tenido un mal día. Se echa a un lado y deja su brazo extendido sobre la cama para que me tumbe a su lado. Me dejo caer y me rodea con el otro brazo. En invierno es un placer que te rodeen y te den calorcito, pero recien terminado agosto se trata de un mero trámite. Aún medio dormido se arrima a besarme en plan tierno. Intento hacerle ver que no quiero un beso tierno, quiero un beso cerdo, pero se resiste a que le muerda y le chupe los labios. Medio incorporada consigo ponerle boca arriba y ocupar la posición superior. A horcajadas sobre su tripa, de rodillas, intento recolocarme los pelos de la coleta que se han salido en la maniobra. No queda perfecta, pero es suficiente para capear el temporal.
Me reclino hacia delante y mi boca queda al lado de su oreja. Y mientras me acaricia la espalda la explico cual es mi idea "Quiero que me folles". Dichas una a una, con la suficiente pausa entre cada palabra, tiene un resultado inmediato.
En lo que he tardado en decir cuatro palabras ha terminado de abrir los ojos, sus manos han dejado de acariciarme para sobarme a la vez que me agarra como si me fuera a escapar y se le ha puesto tan dura que me la encuentro a cada movimiento.
Los besos se han transformado en lametones desordenados, un mordisco en el cuello y un sin fin de ruidos varios mezcla de respiraciones profundas y gruñidos que se pierden entre la almohada.
Lo mejor de esas cuatro palabras es que le dejan perfectamente claro que hoy no busco ñoñerías, quiero algo rápido y con brío. Esa mezcla de instinto animal y terapia de grupo.
Magreos recíprocos; la cabeza, la espalda, el culo. Las piernas que no hacen más que moverse buscando la postura en que mejor se frotan nuestros cuerpos. Mientras las manos buscan hueco para buscar signos palpables de ansias putas. La propia humedad que me restriega por los muslos es proporcional a lo empalmado que está.
Lo bueno de follar cuando conoces ya conoces a tu contrincante es que conoces sus puntos débiles. No hay nada como meneársela con una mano mientras me restriego contra ella. Las respiraciones son desacompasadas. La pausa de una se ve irrumpida por lo entrecortada de la otra. En el momento en que se le empieza a tensar el cuerpo cada cierto tiempo consigo controla mi propio instinto y me quedo completamente quieta. En ese momento entreabre los ojos y me mira y es cuando aprovecho para colocarme encima y sentarme sobre él. Sabe que la suerte está echada. Ahora sólo le queda poder jugar su baza cuando le llegue el turno.
No hay nada como estar arriba, los números uno siempre están arriba. Demuestra señal de poder. Y ahora soy yo la que está arriba. Me gusta, no siempre, pero sí cuando follamos. Porque ahora soy yo la que decido que me voy a mover o me voy a estar quieta, porque yo pongo el ritmo, y la violencia de los movimientos y la firmeza de los desplazamientos lentos y calculados. Hacer eso a la vez que consigues inmovilizar a la otra persona es algo que requiere su práctica, cada persona es un mundo, pero una vez lo descubres, parece como si el cuerpo hubiera despertado otra habilidad innata que aún no se conocía.
La mejor parte llega ahora, cuando las piernas tienen las fuerzas justas para aguantar el último movimiento, el jaque mate del polvo. Esa última secuencia en la que al spring le dejo que mueva las piezas y se desfogue de todo lo que lleva aguantando. Las ganas, las ansias de moverse despues de haber estado quieto durante un rato y los restos que quedan en la especie humana de instinto por la supervivencia de la especie.
Esto significa un conjunto de empellones en los que empiezas a perder un poco la conciencia del cuerpo para centrarte en la carrera hacia la meta. Esos instantes en los que estás cachondo a más no poder, que sabes que es el comienzo del fin y que antes o después vas a llegar al siempre me parece que va a ser el fin de los tiempos. Ése es el jodido mejor momento de un polvo.
Medio muerta y todavía encima, trato de recuperar un ritmo pausado de respiración. Noto que me resbalan unas gotas de sudor desde el cuello y mi cuerpo pierde toda la tensión que hasta hace un momento lo mantenía a horcajadas sobre el que ahora hace de colchón improvisado.
Giro 180º sobre mi propio eje y boca arriba resoplo mientras me retiro de la cara el pelo que no ha sobrevivido en la coleta al combate recién terminado.
Hostia que calor que hace. Miro al techo y mientras observo la lámpara de papel oscilar con la corriente que hace la ventana abierta un brillo de lucidez aparece en mi cabeza. Pronuncio en alto esa idea antes de que mi cerebro haya sido capaz de asimilarla.
- Mierda, tengo que escribir el post!
(PB, qué tal con tu cabra?)
Calzado, pantalones y sujetador fuera. Esto ya es otra cosa. Cocina, nevera, coca cola. Un vaso y al sofá.
Tengo un sofá que abraza, os lo he dicho alguna vez? Te sientas en él y notas como te rodea, nada de gilipolleces de colchones con viscoleches de ese, mi sofá te abraza. Acerco la mesa. Cojo de la parte a abajo la caja de lata de los avíos y me lio un canuto, me sirvo un vaso de coca cola, cojo el mando y lo dispongo todo a mi alcance sobre la mesa antes de espanzurrarme del todo.
La tdt te ofrece una posibilidad que hasta ahora desconocía, puedo estar haciendo zapping durante 10 minutos sin repetir canal. No requiere que preste ningún tipo de atención y el ruido me evade de toda la mierda que traigo en la cabeza. Enciendo el canuto y le pego un trago a la coca cola. Esto sí que es otra cosa.
Dejo el canuto a la mitad y apuro lo que me queda de coca cola mientras me incorporo. En ese momento me encuentro en ese estado de semi-morado en el que sientes perrera a la vez que una necesidad descomunal de hiperactividad. En el que sientes un cosquilleo por los pies que sube hasta la puntas (abiertas) del último pelo de la cabeza. Ese estado en el que sabes, no te cabe ninguna duda, que tienes ganas (muchas) de marcha.
En la distancia que hay del salón al dormitorio me he quitado la camiseta y las bragas. Juraría haberlos llevado en la mano hasta el vestidor, pero también me suena haberlas dejado regadas por el pasillo. Ese estado de semi-inconsciencia es cojonudo.
Sobre la cama, hecho un harapo me encuentro a ese con el que comparto cama. Cuando duerme así las cosas son más interesantes. Nunca sabes por dónde te van a salir. Consigo darle la vuelta a duras penas, joder como pesa un cuerpo muerto.
Con los ojos a medio abrir sonrie de medio lado. Me da que sabe a qué he venido. No suelo despertarle de la siesta, a menos que haya tenido un mal día. Se echa a un lado y deja su brazo extendido sobre la cama para que me tumbe a su lado. Me dejo caer y me rodea con el otro brazo. En invierno es un placer que te rodeen y te den calorcito, pero recien terminado agosto se trata de un mero trámite. Aún medio dormido se arrima a besarme en plan tierno. Intento hacerle ver que no quiero un beso tierno, quiero un beso cerdo, pero se resiste a que le muerda y le chupe los labios. Medio incorporada consigo ponerle boca arriba y ocupar la posición superior. A horcajadas sobre su tripa, de rodillas, intento recolocarme los pelos de la coleta que se han salido en la maniobra. No queda perfecta, pero es suficiente para capear el temporal.
Me reclino hacia delante y mi boca queda al lado de su oreja. Y mientras me acaricia la espalda la explico cual es mi idea "Quiero que me folles". Dichas una a una, con la suficiente pausa entre cada palabra, tiene un resultado inmediato.
En lo que he tardado en decir cuatro palabras ha terminado de abrir los ojos, sus manos han dejado de acariciarme para sobarme a la vez que me agarra como si me fuera a escapar y se le ha puesto tan dura que me la encuentro a cada movimiento.
Los besos se han transformado en lametones desordenados, un mordisco en el cuello y un sin fin de ruidos varios mezcla de respiraciones profundas y gruñidos que se pierden entre la almohada.
Lo mejor de esas cuatro palabras es que le dejan perfectamente claro que hoy no busco ñoñerías, quiero algo rápido y con brío. Esa mezcla de instinto animal y terapia de grupo.
Magreos recíprocos; la cabeza, la espalda, el culo. Las piernas que no hacen más que moverse buscando la postura en que mejor se frotan nuestros cuerpos. Mientras las manos buscan hueco para buscar signos palpables de ansias putas. La propia humedad que me restriega por los muslos es proporcional a lo empalmado que está.
Lo bueno de follar cuando conoces ya conoces a tu contrincante es que conoces sus puntos débiles. No hay nada como meneársela con una mano mientras me restriego contra ella. Las respiraciones son desacompasadas. La pausa de una se ve irrumpida por lo entrecortada de la otra. En el momento en que se le empieza a tensar el cuerpo cada cierto tiempo consigo controla mi propio instinto y me quedo completamente quieta. En ese momento entreabre los ojos y me mira y es cuando aprovecho para colocarme encima y sentarme sobre él. Sabe que la suerte está echada. Ahora sólo le queda poder jugar su baza cuando le llegue el turno.
No hay nada como estar arriba, los números uno siempre están arriba. Demuestra señal de poder. Y ahora soy yo la que está arriba. Me gusta, no siempre, pero sí cuando follamos. Porque ahora soy yo la que decido que me voy a mover o me voy a estar quieta, porque yo pongo el ritmo, y la violencia de los movimientos y la firmeza de los desplazamientos lentos y calculados. Hacer eso a la vez que consigues inmovilizar a la otra persona es algo que requiere su práctica, cada persona es un mundo, pero una vez lo descubres, parece como si el cuerpo hubiera despertado otra habilidad innata que aún no se conocía.
La mejor parte llega ahora, cuando las piernas tienen las fuerzas justas para aguantar el último movimiento, el jaque mate del polvo. Esa última secuencia en la que al spring le dejo que mueva las piezas y se desfogue de todo lo que lleva aguantando. Las ganas, las ansias de moverse despues de haber estado quieto durante un rato y los restos que quedan en la especie humana de instinto por la supervivencia de la especie.
Esto significa un conjunto de empellones en los que empiezas a perder un poco la conciencia del cuerpo para centrarte en la carrera hacia la meta. Esos instantes en los que estás cachondo a más no poder, que sabes que es el comienzo del fin y que antes o después vas a llegar al siempre me parece que va a ser el fin de los tiempos. Ése es el jodido mejor momento de un polvo.
Medio muerta y todavía encima, trato de recuperar un ritmo pausado de respiración. Noto que me resbalan unas gotas de sudor desde el cuello y mi cuerpo pierde toda la tensión que hasta hace un momento lo mantenía a horcajadas sobre el que ahora hace de colchón improvisado.
Giro 180º sobre mi propio eje y boca arriba resoplo mientras me retiro de la cara el pelo que no ha sobrevivido en la coleta al combate recién terminado.
Hostia que calor que hace. Miro al techo y mientras observo la lámpara de papel oscilar con la corriente que hace la ventana abierta un brillo de lucidez aparece en mi cabeza. Pronuncio en alto esa idea antes de que mi cerebro haya sido capaz de asimilarla.
- Mierda, tengo que escribir el post!
(PB, qué tal con tu cabra?)
El sexo es un derecho humano
Re: Party Boy vs Pazita
Hay quien intenta poner jashondo al árbitro con fotos, y hay quien lo intenta con relatos.
Dependerá del momento en que el árbitro dé su veredicto, si tiene la sangre en el cerebro, o concentrada en otro punto.
Dependerá del momento en que el árbitro dé su veredicto, si tiene la sangre en el cerebro, o concentrada en otro punto.
La fusión del conceptismo y el culteranismo tecleó:
Anda y que den por el culo con la mierda diarrética esa que blasfemas por tu orificio vocal.
Re: Party Boy vs Pazita
Bueno, toca la segunda ronda, a ver si va mas rápida que la primera, y recordad que el tema es follar, asi que no me coleis vuestros tiernos momentos de amor.
Visita Pequeñas historias, no te arrepentirás, o si, o no, o que se yo.
Ultima actualización 5-8-2011
Ultima actualización 5-8-2011
Re: Party Boy vs Pazita
Venga, démosle cañita a ésto:
--------------------------
Pazita llegó a su casa jodida después del trabajo. Había sido un día bastante malo: movidas con los jefes, problemas con clientes y desplantes de los compañeros habían hecho que la congoja asomara por el fondo de su garganta varias veces a lo largo de la mañana. Además, las prisas por terminar el proyecto hacían necesarias las horas extras, por lo que ya era una hora demasiado tardía para llegar a casa.
Tan solo el consuelo de encontrarse en casa con su pareja y poder desestresarse a base de sexo cerdo y duro hicieron que se mantuviera firme ante la adversidad. Sabía que el llegaba a casa antes que ella, así que se dio toda la prisa que pudo para llegar rápido al hogar.
Abrió la puerta del piso, y se dirigió a la habitación, donde el se encontraba sentado frente al ordenador con cara de pocos amigos. Dejó los bartulos encima de la cama y se acercó por detrás en silencio; abrazándole el cuello desde su espalda, empezó a bersarle el cuello. Cuando empezó a subir hacía el lóbulo de su oreja, el apartó la cabeza.
Ella sonrió pensando que las cosquillas le habían provocado un escalofrío y un movimiento de cuello espasmódico, así que volvió a comenzar, pero cuidando cada movimiento de sus labios.
El la apartó de una manera ya más violenta, esta vez utilizando incluso su brazo derecho.
- Déjame, hostias.
Ella se quedó de pies totalmente confundida. El ni siquiera pestañeó y siguió mirando fijamente a la pantalla del ordenador.
En un primer momento Pazita quiso hacerse la dura y la ofendida, así que se dio media vuelta y empezó a recoger el bolso que había dejado antes tirado por ahí, pero enseguida, no pudo reprimir decir algo.
- ¿Te pasa algo?
EL no dijo nada e hizo click en el botón de atrás del navegador.
- ¿No me lo vas a contar?
Click.
La congoja volvió a subir por la garganta, y los ojos empezaron a llenarse de lágrimas.
- ¿Que pasa, que ya no te gusto? Es eso, ¿verdad? ¿Hay otra?
- Que no cojones, que me dejes en paz, hostia.
Pazita se encerró en el baño y empezó a llorar. Se setía como una puta mierda al sol, y ni siquiera el recuerdo de los agradables momentos sexuales que había pasado con él podían consolarla en ese momento.
- Que tía más pesada, cojones -murmuró el mientras cerraba la puerta de casa. En la pantalla del ordenador se podía ver la página principal del Marca. La noticia de portada indicaba la derrota de su equipo contra uno de los peores equipos de Europa. A él todavía no le entraba en la cabeza.
--------------------------------------
Jacinto estaba recordando como había cubierto a Lucera ayer. Qué bien lo había pasado, lo agusto que se había quedado y qué suave era el tacto del animal al sujetarlo para que no se escapara. Y, hay que joderse, que rica está la caldereta de cordero que hemos hecho con ella hoy. Para chuparte los dedos, dios.
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Pazita llegó a su casa jodida después del trabajo. Había sido un día bastante malo: movidas con los jefes, problemas con clientes y desplantes de los compañeros habían hecho que la congoja asomara por el fondo de su garganta varias veces a lo largo de la mañana. Además, las prisas por terminar el proyecto hacían necesarias las horas extras, por lo que ya era una hora demasiado tardía para llegar a casa.
Tan solo el consuelo de encontrarse en casa con su pareja y poder desestresarse a base de sexo cerdo y duro hicieron que se mantuviera firme ante la adversidad. Sabía que el llegaba a casa antes que ella, así que se dio toda la prisa que pudo para llegar rápido al hogar.
Abrió la puerta del piso, y se dirigió a la habitación, donde el se encontraba sentado frente al ordenador con cara de pocos amigos. Dejó los bartulos encima de la cama y se acercó por detrás en silencio; abrazándole el cuello desde su espalda, empezó a bersarle el cuello. Cuando empezó a subir hacía el lóbulo de su oreja, el apartó la cabeza.
Ella sonrió pensando que las cosquillas le habían provocado un escalofrío y un movimiento de cuello espasmódico, así que volvió a comenzar, pero cuidando cada movimiento de sus labios.
El la apartó de una manera ya más violenta, esta vez utilizando incluso su brazo derecho.
- Déjame, hostias.
Ella se quedó de pies totalmente confundida. El ni siquiera pestañeó y siguió mirando fijamente a la pantalla del ordenador.
En un primer momento Pazita quiso hacerse la dura y la ofendida, así que se dio media vuelta y empezó a recoger el bolso que había dejado antes tirado por ahí, pero enseguida, no pudo reprimir decir algo.
- ¿Te pasa algo?
EL no dijo nada e hizo click en el botón de atrás del navegador.
- ¿No me lo vas a contar?
Click.
La congoja volvió a subir por la garganta, y los ojos empezaron a llenarse de lágrimas.
- ¿Que pasa, que ya no te gusto? Es eso, ¿verdad? ¿Hay otra?
- Que no cojones, que me dejes en paz, hostia.
Pazita se encerró en el baño y empezó a llorar. Se setía como una puta mierda al sol, y ni siquiera el recuerdo de los agradables momentos sexuales que había pasado con él podían consolarla en ese momento.
- Que tía más pesada, cojones -murmuró el mientras cerraba la puerta de casa. En la pantalla del ordenador se podía ver la página principal del Marca. La noticia de portada indicaba la derrota de su equipo contra uno de los peores equipos de Europa. A él todavía no le entraba en la cabeza.
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Jacinto estaba recordando como había cubierto a Lucera ayer. Qué bien lo había pasado, lo agusto que se había quedado y qué suave era el tacto del animal al sujetarlo para que no se escapara. Y, hay que joderse, que rica está la caldereta de cordero que hemos hecho con ella hoy. Para chuparte los dedos, dios.
Me cago en los muertos de Manolo Cardo.
- LunaOskura
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- Registrado: 06 Nov 2002 18:51
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- Dolordebarriga
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Re: Party Boy vs Pazita
A mí Pazita me ha puesto muy phino, pero Party ha sabido darle muy bien la vuelta a la tortilla. Todavía falta un post.
Tu, ta bueno;
Dolordebarriga
Tu, ta bueno;
Dolordebarriga
YO ESTOY INDIGNADO
Re: Party Boy vs Pazita
Antes del amanecer mi post aparecerá de la nada.
El sexo es un derecho humano