Ante una entrevista de trabajo debemos hacer una marcada diferenciación dependiendo si el sufrido entrevistado es
él o
ella. En el
Caso ella la solución es sencilla: Ropa adecuada, elegante y moderna pero sin estridencias; unas gotas de tu mejor perfume (sí, lo has adivinado, nada mejor que Channel Nº 5) y una preciosa sonrisa son suficientes para enfrentarte hasta con el más ogro de los entrevistadores. El
Caso él es mucho más complicado, si no tienes en cuenta algunos factores te pueden pasar cosas como esta:
CASO ÉL
7 de la mañana. El puto reloj suena como si su misión fuese la de despertar a toda la escalera, y creo que lo ha conseguido en parte porque unos fuertes golpes en el techo terminan de despejarme. Hoy es el gran día, hoy tengo mi primera entrevista de trabajo.
Los nervios hacen que me confunda de grifo en la ducha; los alaridos al caer sobre mí los chorros de agua fría acaban el trabajo del despertador y despiertan al resto del bloque. Me lavo el pelo con gel de baño y me ducho con champú de huevo, pero apenas hay diferencia, según veo.
Voy a mi habitación a vestirme. El traje está ya preparado desde ayer; es el único que tengo pero se ve bien, serio y con clase pero sin parecer estirado; no se puede ir a una entrevista de trabajo sin un buen traje,
es fundamental que la primera impresión sea buena. La camisa reposa recién planchada sobre la cama con la corbata sobre ella y los zapatos brillan al lado de la silla. Abro el cajón para buscar unos calcetines tipo ejecutivo y unos calzoncillos para completar el conjunto… ¡Horror! No me queda ni un solo calzoncillo limpio. Corro al cubo de la ropa sucia para ver si puedo rescatar alguno en condiciones pero todos están en un estado lamentable (la cena de hace unos días en el chino de la esquina me produjo una diarrea de las que hacen época). No hay nada que hacer, no tengo tiempo de bajar y comprarme unos, tendré que ir a pelo, no creo que el entrevistador lo note.
Cojo el metro, ya voy muy justo de tiempo ¡Jodida hora punta! Con tanto apelotonamiento parecemos cerdos en un camión de transporte. El aroma de mi Paco Rabane se está mezclando con el de sobacos sudorosos con graves problemas de mortalidad entre los músicos de su Lavanda. Lo peor es que con los apretones un sudorcillo empieza a correrme por la espalda y, al no haber nada que lo frene, está empapando mi pantalón de raya impecable que se empeña en pegárseme al culo y a los huevos como si de un traje de buzo se tratase.
Llego al lugar de la entrevista, me sobran unos escasos minutos antes de que me llegue el turno. Todos los hijos de puta que pretenden
MI puesto están sentados tranquilamente como si estuviesen ya seguros de que el trabajo es suyo. Voy corriendo al lavabo para intentar secarme las sospechosas manchas que adornan mi entrepierna y, ya de paso, vaciar la vejiga, que la tengo ya a puntito de explotar; cuando me pongo nervioso mis riñones trabajan a ritmo acelerado. Mediante unas extrañas contorsiones consigo que el chorro de aire caliente del secamanos de justo en medio de la mancha y parece que esta va desapareciendo. En ese mismo instante el sonido de una cisterna me alerta de que no estoy solo, pero… ya es demasiado tarde. Un señor calvo y con cara de mala leche sale de uno de los cubículos y se me queda mirando con aire extrañado. La verdad es que mi pose es bastante sospechosa y yo, rápidamente, me pongo a lavarme las manos como si no pasase nada. El señor calvo pasa de mirarme la cara desencajada a mirarme las manchas de mi pantalón. Resoplando como un caballo, da media vuelta y sale del lavabo. ¡Lo que me faltaba! Intento tranquilizarme y decido olvidar el incidente, ahora lo más urgente es librarme de los residuos líquidos que tanto me molestan. Acabo la faena con una elegante sacudida para que la última gota caiga por su peso, no vaya a ser que vuelva a mojárseme el pantalón ahora que ya casi está seco. Con un rápido y eficaz movimiento cierro la cremallera y…
¡¡Me la he pillado!! ¡¡Qué dolorrrrrrrrrrrrrr!!
(Retiro lo de “eficaz movimiento”, esto solo podría ser aplicado si el puesto al que opto fuese el de castrados de pollos o similares)
La ausencia de calzoncillos ha dejado desprotegida toda la zona y la punta de mi polla ha ido a parar justo al camino recorrido por la traicionera cremallera. Lo peor de la situación es que no baja la jodida, se ha quedado atrancada con mi orgullo dentro y por más que lo intento no consigo liberarlo. La lucha contra el peligroso artefacto llega a su cenit cuando se vuelve a abrir la puerta del lavabo y aparece, de nuevo, el calvete malhumorado de antes, pero se queda solo un instante, al ver el panorama (yo, con mi maltrecha polla en la mano dando saltos por todo el lavabo) sale disparado.
Después de unos angustiosos segundos consigo liberarme y, sudoroso, dolorido y pálido salgo del lavabo y me siento a esperar que me llamen. Todos los presentes me miran con cara rara ¡Envidia! Eso es lo que tienen, envidia de mi... en estos momentos de ofuscación no se me ocurre nada.
Por fin suena mi nombre, me levanto de la silla, vuelvo a tener los pantalones pegados. Disimulando como puedo me los voy despegando y entro en el despacho. Al ir a extender la mano para estrechar la de mi entrevistador esta se me queda congelada en el aire al comprobar, horrorizado, que el calvo del lavabo me está mirando desde detrás de la mesa
¡Es mi entrevistador! ¡Que la tierra se me trague! Sin ningún disimulo me mira, mira mi cara desencajada, mira mi mano sudorosa y, lentamente, como en una barrido de cámara, baja los ojos y mira los restos del naufragio que flotan en desorden entre mis pies y mi cara. El resto… ya es historia, una triste historia que, tal vez, algún día será contada.
Hoy tengo otra entrevista, esta vez lo tengo todo preparado: tengo calzoncillos tipo boxer, de rayas, de cuadros; ajustados, más sueltos, oscuros y claros. Esta vez es mío el puesto, esta vez lo tengo mamado.
Firmado:
Sr Taimado
Ya lo sabéis chicos, jamás vayáis a una entrevista de trabajo sin
calzoncillos, podríais acabar en una situación parecida a la del Sr Taimado:
El Sr Taimado es llevado al Hospital para ver si pueden liberársela después de habérsela pillado