En fín…
El vello facial es algo más común de lo que se quiere hacer creer. Vuestras abuelas, madres, hermanas, novias, mujeres, hijas… Todas ellas han luchado y luchan contra ello, alguna vez o a diario. Es un hecho y todos lo sabemos.
Las pinzas, cera fría y caliente, cuchilla (ahora ya diseñadas para mujer: de colorines, más ergonómica, con ingredientes cosméticos destinados especialmente para el cuidado femenino), cremas depilatorias, decolorantes (en loción, en crema, etc.) y el último grito en depilación por distintos tipos de láser.
Muchas son las soluciones que se ofrecen hoy día para luchar con los pelillos indeseados en el rostro de las féminas. Se mueven millones en torno a este mercado y eso señores es porque es algo que triunfa, luego hay un gran público que lo demanda.
Y el por qué de estas empresas? Machismo. Misoginia. Que gracias a la sociedad en la que vivimos parece que por que te salgan cuatro pelos donde no está bien visto es delito. Ni que fuerais todos perfectos (luego hablaré de vuestra maravillosa imagen cuando gastáis tetacas).
Y aun con tus prejuicios contra las mujeres déjame que de tres ejemplos de mujeres que, pese a su vello erróneamente localizado han pasado a la posteridad.
La primera la señora Frida Kahlo. El que no sepa como triunfó la dama en cuestión fue una mujer dedicada al arte, en el campo de la pintura.

- Hola, me encanta y me enorgullezco de mi única ceja y mi discreto vello del labio superior.

Hola, soy Salma y no me creo que no me folles infinitamente por estos cuatro pelicos de nada
Mi segundo ejemplo es la Mujer Barbuda, aquella magnífica estrella del circo y ferias que durante tantos años hizo las delicias de grandes y pequeños.

Y en la pista central…
Y para finalizar quisiera mostraros una mujer que se hizo famosa al ser pintada por el señor Don José de Ribera.

Doña Magdalena Ventura
Y hagamos ahora una reflexión sobre los “tíos con tetacas”.
La imagen que viene a la cabeza es un tio con tetas de puro sebo (ojalá los pechos de Monica Bellucci sobre un torneado cuerpo masculino, o el cuerpo de cada cual, me es indiferente).
Estás en un semáforo y ves a un tio esperando a tu lado a que el muñecazo en cuestión se ponga en verde. Le echas un ojo a tu compañero de espera y observas que lleva unas zapatillas destrozadas que podrían ser del paleolítico. Los pantalones de chándal talla XXXXL. Va embutido en una camiseta blanca con la mascota de la Expo 92, que le marca tres filas de michelines, la superior de las cuales es la que se corresponde con tetacas. Además de marcarle sus enormes tetacas, su camiseta de mercata del 92, deja transparentar sus pechos sudorosos y peludos, grasientos, al igual que las greñas que le cuelgan por la espalda.
En fin, que yo veo más agradable a la vista una chavala con unos pelillos a la mar que esperar contigo en el disco.