Acabo de dar con un compendio de ideas propias difusas, pasadas por la Turmix, aliñadas y presentadas en plato cuadrado de exposición de gastronómica fina. Lo mejor es que lo he encontrado en el periódico que menos esperaría y en boca de un reputado intelectual con filias y fobias políticas bien escondidas.
Es bastante reconfortante saber que hay salvación a parte del cinismo al que nos obligan los medios.
Errores y penas
Mariano Rajoy en un momento de su intervención en el debate de ayer. (Foto: EFE)
16 de enero.- Para que esto parezca un blog de libros, dado el tema que nos va a ocupar, vaya de referencia aquel capítulo de 'La democracia en América', de Tocqueville, titulado: 'Algunas causas particulares y accidentales que acaban por inclinar a un pueblo democrático a centralizar el poder, o que se lo impiden'.
Bien, el asunto va de que postrado en el sofá por una gripe contagiada por el vástago, me trago la comparecencia de Zapatero de ayer. Sorpresa: el presidente admite que aquella declaración sobre que el año que viene estaríamos mejor es un error del que se autoinculpa. No lo entiendo y no tengo fiebre (ya he explicado que rara vez me da). Que yo sepa, con el futuro no se peca: se intuye o se adivina, pero en cualquier caso luego no se rinden cuentas. Y si el futuro depende de una banda terrorista, a lo mejor ni siquiera te equivocas tú, sino el futuro (de ellos). (Claro, que un día de éstos terminarán por castigarnos por lo que va a pasar y por lo que harán otros, no por lo que hemos hecho antes y nosotros, como era tradicional y puede que demodé).
He oído a algunos colegas reprochar a Zapatero su desconocimiento de la situación real con la banda. ¿Es que puede darse en este campo alguna especie de conocimiento verdadero? Entonces que no hubiera hablado, argumentan. ¿Y por qué no iba a confiar en un mundo mejor y decirlo? ¿La confianza en un mundo mejor va asociada a tener el pico cerrado? ¿Quizá porque da mal fario o porque te castiga Dios?
Me inquietan un poco la falta de habilidades profesionales de Zapatero al admitir un error culpable que no forma parte de esa categoría de errores, cuando además no sería suyo. ¿Un duelo bíblico con rasgado de vestiduras y ceniza en el pelo, por el mal camino que lleva la humanidad, por ejemplo? ¿Hasta ahí llega el talante?
Lo que en Zapatero inquieta en Rajoy abruma y da miedo. Aunque aquí la ignorancia es más literal que conceptual. El sujeto que afirmó que no habría marea negra en Galicia tras el naufragio del Prestige (¿esto se ha olvidado?) y que descubrió para la criminología la pista de la 'convicción moral' (“estoy convencido moralmente de que ETA ha sido la autora del atentado de Atocha”), destapa del todo el tarro de sus esencias al afirmar que “ningún terrorismo se ha erradicado nunca mediante el diálogo”. Uno no puede menos que preguntarse: ¿y a cuánta distancia queda Irlanda de aquí? Mejor dicho: ¿a cuánta distancia queda la cabeza de Rajoy de lo que cuentan cada día los periódicos? De la práctica política ni hablamos: no se tiene noticia de ningún terrorismo que haya sido eliminado de otra manera. A no ser que uno crea únicamente lo que pasa por su cabeza, algo frecuente en la psicosis, de modo que lo de Palestina y lo de Irak se acabará cuando se emplee mano dura (la mano de ahora, no sé cómo se llama).
En fin, que así, de salida, de uno me da pena la falta de habilidades y del otro, que crea que es hábil y que con la escopeta de Ambrosio o de Gervasio pueda irse de safari.
http://www.elmundo.es/elmundo/2007/01/1 ... 49120.html