Adiós (a Antonio Gálvez Irala, cámara de TVE y amigo)
Merodeador
Adiós amigo
Ayer fuimos a despedir a un amigo.
Es la primera vez que voy a un cementerio para dar el adiós a una persona más joven que yo.
Cuantos guiños nos hace la vida. Había dejado un trabajo lleno de viajes, ausencias y de gran riesgo para dedicarse a su mujer y su joven hijo, para que al final el sueño y un pequeño descuido apagara su vida en las carreteras del sur.
Llegamos al crematorio con mucho tiempo de antelación, al fallecer en fin de semana no nos pudieron localizar y no asistimos al tanatorio.
Por haber llegado tan pronto nos fijábamos en el mecanismo del lugar, una tras otra en la fría mañana y sin descanso se sucedían las mismas escenas, el mecanismo bien engrasado de la muerte con sus servidores no dejaba resquicios.
Tanta tristeza se metía hasta los huesos como el frió en los pies, ni los paseos al sol ni, los golpecitos en el suelo podían restar ni un ápice su avance.
Con Dios.
Relatos de Merodeador, con algún poema
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AMOR Y VANAGLORIA
Amor y vanagloria
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De lo dicho en el título no se imaginen vuesas mercedes en mi vanagloria, pues humilde soy, y no por virtud, si no por pura necesidad.
El amor de mujer nunca mendigué, pero por no faltar, pues si faltara mendigo maestre seria y de llanto lastimero. Aunque no faltando, solo de pensarlo escalofríos siento y angustia en mi cuello ahoga el aire al pensarlo ¡por Dios! que miedo.
Con dieciséis años partí de casa y con mujer de treinta y pocos a su casa fui, a mis padres con un beso despedí y todas las veces que a su casa volví, con un beso me recibieron, pues de bien nacido es ser agradecido y que mejor agradecimiento que a los que el ser me dieron, quererlos.
Hija tenía la mujer, que con el tiempo y los años, hija fue, y más que hija ¡madre mía! cuanto amor la hija tenía.
Así empecé y hasta la fecha, amor siempre di y enamorado, amar nunca fue en la mentira y el dolor dado, siempre noble y si algún engaño hecho, no hay dolo, si todos del amor sacan provecho.
Si algo no entendéis leer despacio que con amor se escribieron estas letras y el amor y la claridad andan parejas.
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De lo dicho en el título no se imaginen vuesas mercedes en mi vanagloria, pues humilde soy, y no por virtud, si no por pura necesidad.
El amor de mujer nunca mendigué, pero por no faltar, pues si faltara mendigo maestre seria y de llanto lastimero. Aunque no faltando, solo de pensarlo escalofríos siento y angustia en mi cuello ahoga el aire al pensarlo ¡por Dios! que miedo.
Con dieciséis años partí de casa y con mujer de treinta y pocos a su casa fui, a mis padres con un beso despedí y todas las veces que a su casa volví, con un beso me recibieron, pues de bien nacido es ser agradecido y que mejor agradecimiento que a los que el ser me dieron, quererlos.
Hija tenía la mujer, que con el tiempo y los años, hija fue, y más que hija ¡madre mía! cuanto amor la hija tenía.
Así empecé y hasta la fecha, amor siempre di y enamorado, amar nunca fue en la mentira y el dolor dado, siempre noble y si algún engaño hecho, no hay dolo, si todos del amor sacan provecho.
Si algo no entendéis leer despacio que con amor se escribieron estas letras y el amor y la claridad andan parejas.
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ANDALUZ
Andaluz
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Morisco, andaluz, moreno, piel de aceituna
los geranios se giran al ver tu hermosura
Andando por las calles de Granada
enderezas las esquinas con tu galanura
dando frescor el encuentro con tu figura
Grandes ojos negros, mirada clara
como el pan caliente de la mañana
despiertas deseos que ensalivan la garganta.
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Morisco, andaluz, moreno, piel de aceituna
los geranios se giran al ver tu hermosura
Andando por las calles de Granada
enderezas las esquinas con tu galanura
dando frescor el encuentro con tu figura
Grandes ojos negros, mirada clara
como el pan caliente de la mañana
despiertas deseos que ensalivan la garganta.
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BAJÉ A LA CALLE...
Bajé a la calle
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Bajé a la calle y en el portal encendí un cigarrillo. Anochecía pronto en estos primeros días de invierno.
El aire estaba cargado. Junto al río la niebla se espesaba mezclada con el olor ocre de las fábricas cercanas. Aun así, más cargado era el ambiente que dejaba en la casa de mis padres.
La discusión parecía inevitable, de nada servía las buenas intenciones que cada vez me repetía sin convicción cuando acudía.
Repasaba en mi mente lo acontecido esta noche: la cena, la velada y el momento en que se desencadenó la discusión. Mi madre se fue a la cocina.
En ese instante, lo recuerdo claramente, agachamos nuestras cabezas y sin mirarnos nos lanzamos como saetas las terribles acusaciones y el veneno putrefacto que anidaba nuestros corazones.
No me dio tiempo ni de despedirme de ella, de un portazo di por terminado este doloroso encuentro que se repetía todas las semanas. Retumba en mi cabeza todavía lo que le oí gritar cuando bajaba la escalera:
¡Antes prefiero un hijo muerto que del Betis!
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Bajé a la calle y en el portal encendí un cigarrillo. Anochecía pronto en estos primeros días de invierno.
El aire estaba cargado. Junto al río la niebla se espesaba mezclada con el olor ocre de las fábricas cercanas. Aun así, más cargado era el ambiente que dejaba en la casa de mis padres.
La discusión parecía inevitable, de nada servía las buenas intenciones que cada vez me repetía sin convicción cuando acudía.
Repasaba en mi mente lo acontecido esta noche: la cena, la velada y el momento en que se desencadenó la discusión. Mi madre se fue a la cocina.
En ese instante, lo recuerdo claramente, agachamos nuestras cabezas y sin mirarnos nos lanzamos como saetas las terribles acusaciones y el veneno putrefacto que anidaba nuestros corazones.
No me dio tiempo ni de despedirme de ella, de un portazo di por terminado este doloroso encuentro que se repetía todas las semanas. Retumba en mi cabeza todavía lo que le oí gritar cuando bajaba la escalera:
¡Antes prefiero un hijo muerto que del Betis!
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CÁNCER
Cáncer
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El informe del analista que leyó el médico no ofrecía ninguna duda.
Un mes antes, a finales de diciembre, después de tres constipados casi consecutivos empecé a ver, pequeños hilitos de sangre cuando tosía.
No me dolía nada, ni la garganta ni el pecho , al cabo de tres días desaparecieron como habían venido.
Una mala experiencia cinco años antes con una neumonía que me llevo al hospital durante casi un mes y a la que debía el favor de haberme apartado del tabaco me puso en alerta y acordé cita con el primer neumólogo que me la dio.
Un análisis de sangre y una radiografía fueron suficientes para mandarme a un neumólogo clínico para seguir haciéndome pruebas.
Ahora, después del diagnostico de cáncer de pulmón, está el cirujano valorando en que etapa se encuentra realizándome más pruebas, para determinar el tratamiento a que me someterán.
Soy, el mismo que hace un mes, o casi, siento igual y tengo parecido humor, aparte claro, de haber pasado un par de noches triste, pero el mundo a mí alrededor cambió.
Son curiosas las situaciones personales como consecuencia del conocimiento por los demás de este tema, casi siempre solo me provocan hilaridad. Es el imaginarse ellos, creo, en mi situación lo que les hace comportarse así.
Al final me voy a apuntar a la lucha libre, si es que los consejos no van por otro lado, entre los tienes que ser fuerte, y los ahora solo tienes que luchar no paran de animarme. Es verdad que a mi tampoco se me ocurre nada mejor que decirme, a no ser lo del carrito del helado.
Ten han pillao, te han pillao con el carrito del helao.
Ten han pillao, te han pillao con el carrito del helao...
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El informe del analista que leyó el médico no ofrecía ninguna duda.
Un mes antes, a finales de diciembre, después de tres constipados casi consecutivos empecé a ver, pequeños hilitos de sangre cuando tosía.
No me dolía nada, ni la garganta ni el pecho , al cabo de tres días desaparecieron como habían venido.
Una mala experiencia cinco años antes con una neumonía que me llevo al hospital durante casi un mes y a la que debía el favor de haberme apartado del tabaco me puso en alerta y acordé cita con el primer neumólogo que me la dio.
Un análisis de sangre y una radiografía fueron suficientes para mandarme a un neumólogo clínico para seguir haciéndome pruebas.
Ahora, después del diagnostico de cáncer de pulmón, está el cirujano valorando en que etapa se encuentra realizándome más pruebas, para determinar el tratamiento a que me someterán.
Soy, el mismo que hace un mes, o casi, siento igual y tengo parecido humor, aparte claro, de haber pasado un par de noches triste, pero el mundo a mí alrededor cambió.
Son curiosas las situaciones personales como consecuencia del conocimiento por los demás de este tema, casi siempre solo me provocan hilaridad. Es el imaginarse ellos, creo, en mi situación lo que les hace comportarse así.
Al final me voy a apuntar a la lucha libre, si es que los consejos no van por otro lado, entre los tienes que ser fuerte, y los ahora solo tienes que luchar no paran de animarme. Es verdad que a mi tampoco se me ocurre nada mejor que decirme, a no ser lo del carrito del helado.
Ten han pillao, te han pillao con el carrito del helao.
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CANELA (MICRORELATO)
Canela
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Mi madre al fin se decidió, su nuevo pretendiente es joven, hermoso y poseedor de un gran miembro que sabe a canela.
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Mi madre al fin se decidió, su nuevo pretendiente es joven, hermoso y poseedor de un gran miembro que sabe a canela.
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COLILLAS DE ESCRITOR
Colillas de escritor
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… Intente abrir la puerta sin hacer ruido, pero nada, esfuerzo inútil, sonó lo justo para que los seis jueces fijaran sus ojos en mí. Ese momento lo temía. Temía que la impresión que les diera no fuera la idónea. Los exámenes orales me perturbaban, hacen de mi otra persona. No me reconozco…
Ahora que estaba inspirado me quedo sin tabaco, acababa de terminar el último cigarrillo. No podía escribir sin fumar ¿Quién me mandaría aislarme en esta cabaña de montaña? Fui yo mismo, ya lo se y fui también el que calculo las necesidades para aprovisionarme de todo lo necesario, si alguien me quisiera no me dejaría hacer esas cosas.
Mañana vendrá la asistenta, he rebuscado entre los ceniceros y seleccionado tres colillas, no tengo ni para empezar, coloco papel de periódicos en un cuadrado en el suelo de la cocina y esparzo con cuidado la basura de esta semana, que mierda, bueno la empresa a dar sus frutos, cigarrillos a medio fumar no muy manchados y muchas colillas de las que se puede sacar unas briznas de tabaco apelmazado y al final dos puntitas de porro, un milagro. Reúno todos mis tesoros, saco el tabaco de las colillas y lo separo y esparzo encima de un folio blanco, el olor no es muy bueno, se han juntado el del tabaco fumado con el de la basura de una semana, me gusta el tabaco fuerte, quien dijo miedo, me lío cigarrillos muy finos con unas boquillas minúsculas de papel de casi la mitad de la longitud del mismo. Recuento mi tesoro y aparecen catorce cigarrillos relucientes, con la alegría y después de recoger la mierda esparcida prosigo con mi trabajo:
… casi medio minuto tardo en reaccionar, en ese tiempo veo como los ojos de los jueces recorren mi cuerpo, la elección de esa blusa estrecha que hace que los botones estén a punto de reventar fue un acierto, como también la corta falda plisada con abertura lateral, que junto a los calcetines blancos, me da ese aire de Lolita que tanto gusta a los académicos, me relajo, suspiro y empiezo la prueba sabiendo que la mitad del camino ya esta hecho...
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… Intente abrir la puerta sin hacer ruido, pero nada, esfuerzo inútil, sonó lo justo para que los seis jueces fijaran sus ojos en mí. Ese momento lo temía. Temía que la impresión que les diera no fuera la idónea. Los exámenes orales me perturbaban, hacen de mi otra persona. No me reconozco…
Ahora que estaba inspirado me quedo sin tabaco, acababa de terminar el último cigarrillo. No podía escribir sin fumar ¿Quién me mandaría aislarme en esta cabaña de montaña? Fui yo mismo, ya lo se y fui también el que calculo las necesidades para aprovisionarme de todo lo necesario, si alguien me quisiera no me dejaría hacer esas cosas.
Mañana vendrá la asistenta, he rebuscado entre los ceniceros y seleccionado tres colillas, no tengo ni para empezar, coloco papel de periódicos en un cuadrado en el suelo de la cocina y esparzo con cuidado la basura de esta semana, que mierda, bueno la empresa a dar sus frutos, cigarrillos a medio fumar no muy manchados y muchas colillas de las que se puede sacar unas briznas de tabaco apelmazado y al final dos puntitas de porro, un milagro. Reúno todos mis tesoros, saco el tabaco de las colillas y lo separo y esparzo encima de un folio blanco, el olor no es muy bueno, se han juntado el del tabaco fumado con el de la basura de una semana, me gusta el tabaco fuerte, quien dijo miedo, me lío cigarrillos muy finos con unas boquillas minúsculas de papel de casi la mitad de la longitud del mismo. Recuento mi tesoro y aparecen catorce cigarrillos relucientes, con la alegría y después de recoger la mierda esparcida prosigo con mi trabajo:
… casi medio minuto tardo en reaccionar, en ese tiempo veo como los ojos de los jueces recorren mi cuerpo, la elección de esa blusa estrecha que hace que los botones estén a punto de reventar fue un acierto, como también la corta falda plisada con abertura lateral, que junto a los calcetines blancos, me da ese aire de Lolita que tanto gusta a los académicos, me relajo, suspiro y empiezo la prueba sabiendo que la mitad del camino ya esta hecho...
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DAR MULÉ
Dar mulé
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¿Cuándo se sabe que se esta haciendo lo correcto?
Me lo he preguntado repetidas veces. La paz de espíritu, el no tener duda sobre el acierto en las actuaciones realizadas es un salvoconducto, pero sin la duda ¿no estaremos en el camino del cretinismo supino o nos rozo la idiocia a corta edad?
Soy torturador, socavo voluntades, siembro dudas y destruyo cualquier cimiento donde se aposenten los principios del torturado. Mi profesión es una mezcla de médico psicólogo, siquiatra y sacerdote.
No os quería hablar de mi trabajo, el problema que me preocupa es de otra índole, estoy enfermo, me estoy muriendo, doce mese de vida me dan si sigo las estrictas instrucciones o doce si no las sigo, y me he planteado después de separarme de las actividades propias de mi oficio ocupar el tiempo que me queda en algo útil y en esa tesitura estoy.
Matar no me cuesta esfuerzo físico y mucho menos de otro tipo, pero quiero en el tiempo que me queda perfeccionar estilos, depurar técnicas, por ejemplo el estilete el cruzarte con otra persona y punzarle perforándole el hígado sin que casi se de cuenta seccionándole la arteria hepática y la vena porta, para seguir andando y al poco doblarse y morirse sin saber que le pasa ni porque.
A eso me quiero dedicar, a buscar la perfección, de ahí mis preguntas que encabezan este escrito y el buscar congéneres que estén al mismo nivel de conocimientos y gustos.
Las obras de arte necesitan público, críticos, seguidores de sus artistas, eso es lo que necesito y pido.
Hemos creado una ONG
Ponte en contacto: [email protected]
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¿Cuándo se sabe que se esta haciendo lo correcto?
Me lo he preguntado repetidas veces. La paz de espíritu, el no tener duda sobre el acierto en las actuaciones realizadas es un salvoconducto, pero sin la duda ¿no estaremos en el camino del cretinismo supino o nos rozo la idiocia a corta edad?
Soy torturador, socavo voluntades, siembro dudas y destruyo cualquier cimiento donde se aposenten los principios del torturado. Mi profesión es una mezcla de médico psicólogo, siquiatra y sacerdote.
No os quería hablar de mi trabajo, el problema que me preocupa es de otra índole, estoy enfermo, me estoy muriendo, doce mese de vida me dan si sigo las estrictas instrucciones o doce si no las sigo, y me he planteado después de separarme de las actividades propias de mi oficio ocupar el tiempo que me queda en algo útil y en esa tesitura estoy.
Matar no me cuesta esfuerzo físico y mucho menos de otro tipo, pero quiero en el tiempo que me queda perfeccionar estilos, depurar técnicas, por ejemplo el estilete el cruzarte con otra persona y punzarle perforándole el hígado sin que casi se de cuenta seccionándole la arteria hepática y la vena porta, para seguir andando y al poco doblarse y morirse sin saber que le pasa ni porque.
A eso me quiero dedicar, a buscar la perfección, de ahí mis preguntas que encabezan este escrito y el buscar congéneres que estén al mismo nivel de conocimientos y gustos.
Las obras de arte necesitan público, críticos, seguidores de sus artistas, eso es lo que necesito y pido.
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DECLINABA
Declinaba (Collage)
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Declinaba el día cuando por fin me conecté al foro. Quise pensar, me estrujé el cerebro, pero la cabeza medio desvanecida no me lo permitió.
Pasó una hora, se alzó la luna, el hambre y el temor alejaron el sueño.
Me puse a escribir estas líneas.
Cuando la grata y envolvente tiniebla hubo con el nuevo crepúsculo eléctrico restablecido el predominio de la verdad y de la exactitud en la cocina de la casa, cuando las cosas volvieron a proclamar su naturaleza simbólica de seres dejando aparte la inexactitud espacialmente declarada de sus formas, de sus ángulos y de sus dimensiones, vamos cuando di la luz de la cocina, me senté y en ese descaso me aplique a la cena con una voracidad que habría resultado indecente en público.
Llagada la noche se da una manta al detenido. Llegado el día se le retira exigiéndole sea doblada por sus pliegues. Estos acontecimientos y los más banales del rancho o de la orina dan forma de calendario a un tiempo que, por lo demás, se muestra uniformemente constituido de angustia y virtudes teologales. Así me siento.
No aguantaba en casa, me duche y salí.
Por la noche, en esta ciudad, la vida refluye lentamente hacia el barrio de los cafés concierto. Pensaba pasar casi toda la noche en el Central, en un pequeño espacio se había encajado milagrosamente una orquesta, el público apretujado a más no poder, codo con codo. Vasos y botellas corrían hasta los cuatro rincones de la sala, llevados por el camarero de melena y barba blanca. Todos gritaban, Una especie de oficial de marina me eructaba, en el rostro, cumplidos cargados de alcohol. En mi mesa, un enano sin edad me contaba su vida. La orquesta tocaba sin tregua melodías de las que sólo se distinguía el ritmo, porque todos los pies llevaban el compás.
Se abrió la puerta y apareció Mayka.
La calle nos recibió tranquilizadoramente ofreciéndonos un hálito más fresco y la certidumbre de que efectivamente la noche permanecía allí con todas sus posibilidades aun ofrecidas a despecho de la humanidad insectaria y de la pintura neoexpresionista de los pueblos centroeuropeos ignorantes de qué cosa sea verdaderamente eso que llamamos vida. El golpe de aire frío en la cara nos devolvía a un tiempo la conciencia alerta de ser libres, la conciencia de ser omniscientes y la voluntad recobrada de ambos de seguir viviendo.
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Declinaba el día cuando por fin me conecté al foro. Quise pensar, me estrujé el cerebro, pero la cabeza medio desvanecida no me lo permitió.
Pasó una hora, se alzó la luna, el hambre y el temor alejaron el sueño.
Me puse a escribir estas líneas.
Cuando la grata y envolvente tiniebla hubo con el nuevo crepúsculo eléctrico restablecido el predominio de la verdad y de la exactitud en la cocina de la casa, cuando las cosas volvieron a proclamar su naturaleza simbólica de seres dejando aparte la inexactitud espacialmente declarada de sus formas, de sus ángulos y de sus dimensiones, vamos cuando di la luz de la cocina, me senté y en ese descaso me aplique a la cena con una voracidad que habría resultado indecente en público.
Llagada la noche se da una manta al detenido. Llegado el día se le retira exigiéndole sea doblada por sus pliegues. Estos acontecimientos y los más banales del rancho o de la orina dan forma de calendario a un tiempo que, por lo demás, se muestra uniformemente constituido de angustia y virtudes teologales. Así me siento.
No aguantaba en casa, me duche y salí.
Por la noche, en esta ciudad, la vida refluye lentamente hacia el barrio de los cafés concierto. Pensaba pasar casi toda la noche en el Central, en un pequeño espacio se había encajado milagrosamente una orquesta, el público apretujado a más no poder, codo con codo. Vasos y botellas corrían hasta los cuatro rincones de la sala, llevados por el camarero de melena y barba blanca. Todos gritaban, Una especie de oficial de marina me eructaba, en el rostro, cumplidos cargados de alcohol. En mi mesa, un enano sin edad me contaba su vida. La orquesta tocaba sin tregua melodías de las que sólo se distinguía el ritmo, porque todos los pies llevaban el compás.
Se abrió la puerta y apareció Mayka.
La calle nos recibió tranquilizadoramente ofreciéndonos un hálito más fresco y la certidumbre de que efectivamente la noche permanecía allí con todas sus posibilidades aun ofrecidas a despecho de la humanidad insectaria y de la pintura neoexpresionista de los pueblos centroeuropeos ignorantes de qué cosa sea verdaderamente eso que llamamos vida. El golpe de aire frío en la cara nos devolvía a un tiempo la conciencia alerta de ser libres, la conciencia de ser omniscientes y la voluntad recobrada de ambos de seguir viviendo.
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DESPEDIDA
Despedida
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Contarte penas
reír contigo
juntar ideas
bailar fundidos
Me los tiras a la cara como la bayeta húmeda de la cocina, no tienes un punto intermedio. Si no salimos dices que te aburres, si salimos: otro problema. Que de que la conoces, que si te ha saludado será por algo ¿te la has follado? porque cara de guarra tiene un rato. Vale salimos pero sin amigos o conocidos ¿y que? ¡eh! que te estoy viendo como la miras ¿que pasa que ahora te gustan con minifalda?
Romperte el alma
comerte a besos
beberte a sorbos
y todo sexo.
Te fuiste, recogiste cuatro trapos, doscientos potingues del baño y tu despertador, te llevaste tus neurosis tus ataques de ansiedad, los arañazos y a un amigo que consideraba tonto y ahora desgraciado, no noto hueco que llenar, curioso por lo que acaparabas y por el sexo placentero que teníamos. Espero que tu recuerdo no sea como el mió, un recuerdo de tiempo perdido.
Te miro a los ojos
y veo el mar
mi mano en tus muslos
se desliza.
Sentiré nostalgia
y al recordar, llorare
por saber que fuiste mía
Nunca te lo dije pero me volvías loco. A tu lado mi orgullo se hacia del volumen de un Zeppelín.
Al ir por la calle a los hombres se les iba la mirada tras tu cuerpo y al acabarse el recorrido me miraban y sin llegar a salir de su boca, maldecían un "hijo de puta" entre los dientes de pura envidia.
Que pena tu inseguridad, hacer lo imposible y hacerlo sublime siendo la diosa que eres y por el contrario…
…de lo sencillo, de lo cotidiano un campo de minas.
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Contarte penas
reír contigo
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bailar fundidos
Me los tiras a la cara como la bayeta húmeda de la cocina, no tienes un punto intermedio. Si no salimos dices que te aburres, si salimos: otro problema. Que de que la conoces, que si te ha saludado será por algo ¿te la has follado? porque cara de guarra tiene un rato. Vale salimos pero sin amigos o conocidos ¿y que? ¡eh! que te estoy viendo como la miras ¿que pasa que ahora te gustan con minifalda?
Romperte el alma
comerte a besos
beberte a sorbos
y todo sexo.
Te fuiste, recogiste cuatro trapos, doscientos potingues del baño y tu despertador, te llevaste tus neurosis tus ataques de ansiedad, los arañazos y a un amigo que consideraba tonto y ahora desgraciado, no noto hueco que llenar, curioso por lo que acaparabas y por el sexo placentero que teníamos. Espero que tu recuerdo no sea como el mió, un recuerdo de tiempo perdido.
Te miro a los ojos
y veo el mar
mi mano en tus muslos
se desliza.
Sentiré nostalgia
y al recordar, llorare
por saber que fuiste mía
Nunca te lo dije pero me volvías loco. A tu lado mi orgullo se hacia del volumen de un Zeppelín.
Al ir por la calle a los hombres se les iba la mirada tras tu cuerpo y al acabarse el recorrido me miraban y sin llegar a salir de su boca, maldecían un "hijo de puta" entre los dientes de pura envidia.
Que pena tu inseguridad, hacer lo imposible y hacerlo sublime siendo la diosa que eres y por el contrario…
…de lo sencillo, de lo cotidiano un campo de minas.
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