


Los lectores con más historia y memoria recordarán aquellos tiempos en los que la prensa rosa constituía sólo un sector en el kiosco, una tentación vergonzosa en la sala de espera del dentista o algo de lo que hablaban las marujas en el rellano. Yo, que tengo poca historia y menos memoria, alcanzo a recordar cuando la prensa rosa estalló televisivamente: corría el año 95 cuando un programa llamado "¡Qué me dices!" irrumpió sin vergüenza alguna en televisión presentado con mucha gracia, todo debe decirse, por una guarrilla muy maja y fotogénica llamada Belinda Washington y un castizo de voz carajillera y mente ídem apodado Chapis. A fecha de hoy nadie sabe muy bien qué es de estos dos padres de puta, esto es, padres de la telerrosa. Hace tiempo me dijeron que Chapis había muerto o había sufrido algo igualmente grave -quizá una otitis.
Las televisiones vieron que Tele5 había dado de lleno en el clavo: "'¡QMD!" era un programa resultón, sencillo y que captaba una audiencia creciente. Ya no se hablaba de Lecquio sólo en los rellanos si no que se hacía en los bares, en el trabajo, en los lavabos públicos e incluso en el congreso de los diputados.

"Asín la tiene el Lecquio, ¡asín!" (con el permiso del avatar de Colin Powell)
De modo que TVE, Antena 3 y las autonómicas se sumaron al cachondeo. Salieron a flote todo tipo de programas con más o menos gracia, más o menos éxito, más o menos subnormales como colaboradores. Me es imposible recordarlos todos, pero me vienen a la mente tres inmortales (qué cruz) de la TV actual: Crónicas, Día a día y Tómbola.

María Zurita sale con un ayudante de Aznar
La sobrina del Rey se ha vuelto a enamorar, esta vez ha sido de Jorge Urbiola, un joven y atractivo diplomático que trabaja en el Partido Popular y que, además, compone boleros.
La cosa ha calado ya tan hondo que resulta vergonzante, humillante y enervante mirar la tele, sea la hora que sea, porque raro es el momento en el que no se tope uno con una entusiasta charla sobre el vestido de la Leti, los morros de la Mairena o la puta madre que parió al Jorge de GH1.
La mierda atrae más mierda, y los programas han evolucionado: ya no se busca notas famosos, ahora se han dado cuenta de que en cualquier rincón de Es!Pa!Ña! puede haber un notas que haga las delicias de cualquier zapping, muestra de ello son programas de la calaña del Diario de Patricia, en los que se ha llevado la pudredumbre mental a su expresión más superlativa. Se ha convertido en algo nada asombroso que la hijaputa sin escrúpulos ni vergüenza de la presentadora le pregunte al subnormal profundo del invitado de turno cosas tales como "¿y desde cuándo comes excrementos?", "¿dice usted que su mujer sólo le dejaba practicar sexo en la porqueriza de su padre?" o bien "¿es cierto que has estado con más de cien chicas en un solo verano?".

Ha habido más progresos, sí, entre ellos los soniditos, voces en off y subtítulos presuntamente graciosos. También hacen furor últimamente los programas a los que cualquiera puede mandar un mensaje vía móvil, mediante pago abusivo, para que este aparezca -con suerte- en pantalla. Más de uno de vosotros, lectores, habrá caído en la tentación, mamones, confesaros.
Pero a mí me parecía más gracioso el Chapis que la actual pandilla de aspirantes a marica hiperbronceados, súperdepilados y sobreengominados que dañan mi sensibilidad de televidente con su subnormalidad ya irreversible, cuya frase más intelectiva no va mucho más allá del "te ví a comé tó lo negro" y es que, señores lectores, otra cosa no, pero desvergüenza les sobra a esta gente. Bueno, y maquillaje.

Nada más, supongo que no tenía un destino claro más allá del cagarme en la televisión actual y apuntar una nota adicional: que antes sin tanta telebasura ni la mitad de publicidad también se llenaban las horas de televisión.
Venga.