AÑORANZAS

[Pepegut]

Yo hablo del polo de frigo, el tiburón, que te dejaba la lengua azul celeste. Molaba. Pero el sabor putamierda.

[santan]

No te habia leido lo de los tiburones, me referia a los de gominola, que me acorde de ellos.

[Pepegut]

A mi me molaban los huevos fritos de gominola y también las nubes.

[Tarzanete]

Recuerdo que a principios de los 90 había una extraña marca de chuches cuyo nombre no me viene a la cabeza, especializada en sacar productos con nombres escatológicos pensados para no invitar a la peña. El único con nombre decente eran las "Super-Domingas", bonitos pares de tetas en miniatura realizadas en gominola rosa. Otros que recuerdo eran "Cagadas de Gaviota" (los huevos fritos de gominola con una forma distinta) y mis favoritos, los "Pedos de Perro" (algo así como palomitas de maíz cubiertas con una fina capa de caramelo marronoso de aspecto inquietante).
Me pregunto qué habrá sido del coprofágico fabricante.

editado: La empresa fabricante se llama BonBon, y parece ser que tenían incluso un parque de atracciones en el que podemos ver los logos de chuches como las "Hormigas Meonas".

[Stewie]

A mi me molaban los huevos fritos de gominola y también las nubes.

Las nubes quemadas eran una delcia en mi barrio, ya por todos conocido (por algunos más).

ESto es un briconsejo para Norna: Las nubes hay que quemarlas a unos centímetros de la llama, sino coge un color negruzco y un olor ídem y la cosa pierde su gracia, no digamos ya deliciosidad.

[Knuckles]

"Cagadas de Gaviota", de Jolines. Me da igual que la marca registrada se llame como sea. De nada por el aporte cultural.

[Mr. Mxyzptlk]

HELADO DE PITUFO

[Sancho]

Las patatas fritas que hacía mi abuela.

Fritas en sartén. Con aceite de oliva y un par de ajos.

[jubilao]

Hoy he recordado (noseporqué, miratú) unos simples juguetitos con los que, igual que ahora me puedo pasar horas viendo cutreflashes en modo bucle, de chiquitajo me lo montaba ya talmente.

Se trataba de unos sencillos muñegotes de plástico (fino y chungo), que bajaban por unas escalerillas del mismo material. Ahora no recuerdo si salían de regalo en algún artículo comestible (probablemente), o bien se iban comprando módulos en sobres estilo colección de cromos (no creo), pero el caso es que cuantas más piezas de escalera fueras montando, más largo podía ser el viaje descendente del muñeco. Claro que eso tampoco tenía tanta importancia, ya que al llegar abajo, con darle la vuelta antes de que nuestro heroe cayera, seguía y seguía 'la diversión'.

'El truco' estaba en que el muñeco medía más o menos el espacio entre escalón y escalón, un poquito menos para ser + o - exactos, y la cabeza tenia la misma forma 'encajante' en su extremo que la parte inferiro de las piernas, y así iba el muñecote saltando sólo de peldaño en peldaño sin ayuda de imanes ni chanchullos de ningún tipo.

Para que me entendáis, y puesto que no me voy a poner a buscar como un poseso, el mecanismo es el de la imagen adjunta, pero el tamaño mucho menor, los materiales más cutres, y las piezas podían ir montándose hasta el infinito y más allá...



Y eso fue todo por hoy, hamigos!

pd: Ah! Y como las piezas eran de distintos colores, pues ahí ya la diversión y las posibilidades se multiplicaban por un millón!

[Merodeador]

Imagino que casi todos conocéis la famosa anécdota de la magdalena de Proust (y si no ya sabéis)

Me refiero al momento, en el principio del maravilloso libro "En busca del tiempo perdido", en el que al mordisquear, el narrador, una magdalena, recuerda de pronto los trozos que le daba una tía suya, cuando él era un cani, y empieza un ejercicio de introspección en la memoria de su puta vida.

La memoria, la puta memoria, esa cualidad de la mente que nos hace ser en gran parte lo que somos en cada momento.