No voy a entrar en lo inelegante de tu estilo (cada vez escibes peor, majo, ve a que te lo miren), sin embargo ante lo que no me puedo callar es tu errónea apreciación. Para que te hagas una idea: yo soy lo más parecido que puedes conocer a la representación de la elegancia. No me confundas con todos esos arturitos con trajes de Milano que no tienen donde caerse muertos. No.
Y estoy buenísimo. Lo sabrás cuando un desconocido con traje te empieze a hostiar sin mediar palabra. Tampoco lo dudes. Lo que tú contabas con tu fashion camiseta como algo excepcional me pasa a mi todos los putos días camino de la oficina. Al final acabas acostumbrándote.
Fui a cenar el viernes pasado a un (buen) restaurante.
Si os pasais por Mallorca y alguno teneis pasta, muertos de hambre, vais hasta Lloseta y buscais el Restaurante "Santi Taura" al lado del Teare Municipal y l'Ajuntament.
Vale, ¿qué le hace especial?, conjuga la cocina tradicional mallorquina con la neu cosine española/catalana al estilo de chefs como Arzak o el retrasado mental que no gran cocinero, Ferran Adrià, no está ni mucho menos a la altura de estos dos últimos pero apunta grandes maneras el chaval y digo chaval porque tenía 30 y pocos el cabronazo.
Lugar pequeño, cómodo y con mucho estilo, rústico y con pinceladas contemporáneas apoyadas por los cuadros expuestos en sus paredes mostaza.
Camareros vestidos de negro y ocho mesas, veinti y tres comensales y un único menú, el tío se cubre las espaldas.
Una vez sentados, mi acompañante y el menda son recibidos por el chef y nos comenta lo que queramos o no vamos a "sopar":
Pimiento del piquillo relleno de merluza.
Tostada con "paté de fua", escarola y mermelada de fresa y frutas del bosque.
Gallo con cobertura de patata, cebolla y nueces.
Cordero con salsa de setas.
Helado con pan frito.
Que deciros que el pimiento era para pedir catorce, la tostada era la tapa más deliciosa que he probado, el gallo (pescado) era fresco y suculento, el cordero parecía, os lo juro, solomillo de ternera y el helado era una amalgama de calor y frío y sabores tan diferentes como la crema, la manzana y el dulce de leche.
Regamos la cena con un "chardoné" de Alarò de Vinyes Alarò llamado "OLORON", aunque el nombre sea antiestético el sabor era impresionante, quedó cuarto en un concurso de vinos jóvenes sobre 592 participantes.
Y bueno, nenes, no sabía que Rubianes actuaba en el teatro sino la noche, aunque lo fue, hubiera sido más redonda si cabe.
Si à cinquante ans, on n'a pas une Rolex, on a quand même raté sa vie!
Qué cosa los comentarios, se diría que sólo la lee gente que la detesta. La descripción de cómo visten los pijos me hizo acordar a American Psycho, que la mejor parte (a mi gusto) es que con tanta obsesión por la ropa se terminan confundiendo entre ellos.