En respuesta a un relato que estaba en un blog que posteó nena...
- Oye, de verdad. ¿Qué derecho te crees que tienes a controlarme? Me estás agobiando. ¿Qué quieres, quedarte con mi vida? ¿asfixiarme?
- Si, pero... ¿con quién estuviste anoche? Estuve llamandote, necesitaba hablar contigo.
- Si, ya se que me llamaste, ya vi las llamadas perdidas... cerca de 20 llamadas perdidas! Joder, tío, estaba sin cobertura, ¿que no lo entiendes?
- Ya, ¿y con quién estabas?
- Mira, vamos a dejarlo, ¿vale? Sinceramente, no se qué te pasa últimamente. Por favor, déjalo ya.
- Si, pero no me has contestado.
- Ya te dije que simplemente salía con los compañeros de trabajo. Además, ya te dije que nos meteríamos en algún local, y que Amena no tiene cobertura.
- Ya, si no es la cobertura es otra cosa. Además, antes no hacías esas cosas, siempre estabas conmigo.
- Es que necesito mi espacio, tío. Últimamente no se, me estoy sintiendo agobiada. Déjame tranquila un poco, ¿de acuerdo?
- Y ahora no quieres que nos veamos, ¿verdad?
- Pues pensaba verte, pero tal como me has contestado... empiezo a estar cansada ya de lo mismo todos los días. Creo...
- ¿Crees que qué? Venga, vamos, ¡DILO, DILO DE UNA VEZ, SEGURO QUE ES POR ESE CABRÓN QUE TRABAJA CONTIGO! ¡YA, ESE CON EL QUE SIEMPRE ESTÁS!
- ¡YA BASTA! ¡¿SE PUEDE SABER QUIÉN TE HAS CREÍDO QUE ERES PARA HABLARME EN ESE TONO?! ¡O PARAS Y TE TRANQUILIZAS O...!
- ¡¿O QUÉ?! ¡VAMOS A VERNOS AHORA MISMO, QUE TE VOY A DECIR UNAS CUANTAS COSAS! ¿CREES QUE ME PUEDES ESTAR ENGAÑANDO DE ESE MODO?
- Mira, me has hecho perder los nervios. Esto no puede seguir así. Hemos terminado.
Clic.
Por fin se ha acabado. Tantas noches de control, tantos días de llamadas perdidas y discusiones inaguantables, tantas horas de celos y problemas y desconfianza y desengaño.
Han sido veintidos días, tres horas y cuatro minutos desde que decidí empezarlo. Gradual, cada vez más fuerte, hasta este momento final.
Y por fin, el sacrificio da sus frutos. Esta separación no dolerá. No habrá lloros, chantajes psicológicos, ni escenas. No tendrá que saber que me había cansado ya de la relación, que lo nuestro no significaba nada, no podrá sentirse humillada, mancillada porque la hayan dejado. No tendré que vivir angustiado por haberle hecho otra vez daño a alguien.
Esta vez ya no. Ya he aprendido lo necesario de las relaciones humanas. Ellas son mis enemigas, siempre lo han sido, y lo único que importa es el juego de la dominación, de quién quiere quedarse y quién quiere irse... y por fin, he apredido cómo hacerlo bien y dejar de sufrir por hacer daño.
Dominación
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¿Tu me conoces?
digo... que me ha gustado y tal....
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Ultima actualización 5-8-2011
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rianxeira escribió:¿Tu me conoces?
Nos conozco.
Un poco sexista, y más de una podría sentirse bastante ofendida, pero ya te digo, era solo un relato en respuesta a otro relato que también me pareció bastante sexista, para que se vea que en todas partes cuecen habas.
Edito:
El relato al que respondo:
http://www.todaviapordeterminar.com/sutra62031.html#62031
Habitación 307:
- Puede que me esté enamorando- le dije.
Él reaccionó como yo esperaba y ante esa su reacción no podía estar yo más feliz, tan tranquila de haberle dicho semejante cosa, volando y ligera.
Sus ojos brillaban de confusión, sus cejas se juntaban como haciéndose preguntas que nunca jamás podría él responder, sus labios ajustados mostraban cierto fastidio, sus manos se retiraron de súbito de mi cuerpo, como se retiran los ejércitos vencidos luego de una guerra.
Su silencio y esa sensación sólida en el aire de tensión, como si lo hubiese insultado me hizo sonreír, lo confundió a él aún más, pensó que era una sonrisa “puede que me esté enamorando”.
Así que empecé a vestirme, despacio y dándole la espalda esperando a que él dijera algo.
- Pues entonces es mejor que dejemos de hacer esto. Porque yo no tengo intenciones de enamorarme. - dijo él muy serio y cortante.
Pude haber hecho un drama y seguir jugando, pude decir "¿por qué?" y poner mi cabeza entre mis rodillas sin aún estar vestida por completo y entonces parecer desprotegida, pude haber dejado la habitación e ir al baño, quedarme un rato ahí, haciendo muecas frente al espejo y volver seria, con la cara mojada, y despedirme con un "te quiero" y con cara de tristeza, pero no soy tan cruel ni tan calculadora para llegar a tanto además nunca digo “te quiero” si es que no lo siento.
Sólo se me ocurrió decir algo que leí en una revista de esas que están en las salas de espera de los consultorios médicos, lo dije en tono de discurso y me acordé del discurso que daba Nicole Kidman en esa película “Eyes wide shut” diciendo tanta verdad.
Pero éste era un discurso de despedida:
- Sucede que las mujeres tenemos un hilo que va desde el sexo a nuestro corazón, todo eso va unido.
- Sí, lo sé, siempre lo he sabido, todas las mujeres son así, lo confunden todo.
Casi me río de su sabiduría tan errada, de su soberbia sin pies ni cabeza, de su tontera de decir "todas las mujeres son así", que sabrá él para generalizar, puede que sí, que la mayoría de mujeres que van a la consulta médica lean esas revistas. Me alegré aún más de que éste fuera nuestro último encuentro.
Pero tenía que ser congruente con lo que había dicho al principio; no le pude sacar esa venda de los ojos con violencia, lo dejé que crea lo que a él más le convenga.
Así, en silencio, terminé de vestirme y lo abracé con fuerza y lo besé en los labios.
El abrazo y el beso fueron sinceros, sí, por todo lo que compartimos, por todo el placer derramado hasta hoy. Es sincero también que le ponga un punto a esto, porque ya no me entusiasma como antes y ahora que pienso, a lo mejor de haber dicho "no quiero hacerlo más contigo" hubiese sido aún más cruel.
Cerré la puerta y bajé las escaleras con una ligera sonrisa triunfante de una guerra silenciosa en la que felizmente, al final, nadie salió herido.
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