pH, más que hamor, frensi.

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Te quiero comer, te como.

Tus ojos con la alergia brillan acuosos, los beso, impregno en mis labios lo salado, paso la lengua, te como sin dientes, como una mosca me relamo en tus ojos. Los abres y te ríes, ya no puedo ser mosca y me río también. Tus ojos aperitivos.

Tus rodillas tienen misterios, con la lengua por la parte interior el roce hace el milagro de los pezones eréctiles, me las como y me los como.

Tu cabeza es mía, te tengo cogida y no te escapas, meso tus cabellos, las yemas de mis dedos tocan tu piel, los diez aterrizaron como naves marcianas en tu planeta cabeza, juegan al baile de los semicírculos, te quedas quieta, te gusta, te beso, te como la cara a besos mientras mis naves extraterrestres no terminan nunca de aterrizar.

Te huelo y como, mi nariz escudriña cada rincón de tu cuerpo, los dedos de tus pies no se me escapar, juguetones por las cosquillas de sus platas se quedan quietos cuando los absorbo con mi boca y chupo, uno a uno, de dos en dos, sin que ninguno se queje, se encabritan de nuevo cuando paso la lengua por el puente de tus pies en el que dormiría a gusto mi lengua.

Meto mi nariz en tu coño, te necesito, necesito tus olores de resina, te beso, mi lengua conoce tus esquinas y juguetea. Te como el coño a bocados, meto succiono trozos tuyos en mi boca que al soltarlos, salen proyectados como si con elásticas gomas estuvieran atados. Me gustas. Tu clítoris, cabezón, de suave trato en el tacto se vuelve exigente y pide máxima atención, con la rápida repetición enloquece como mi satisfacción de tu respuesta con mi nariz metida en tu cuerpo, oliéndote, comiéndote, bebiéndote.







Siempre tuyo. Merodeador.

Tu cabeza es mía, te tengo cogida y no te escapas, meso tus cabellos, las yemas de mis dedos tocan tu piel, los diez aterrizaron como naves marcianas en tu planeta cabeza, juegan al baile de los semicírculos, te quedas quieta, te gusta, te beso, te como la cara a besos mientras mis naves extraterrestres no terminan nunca de aterrizar.

Rarwo rarwo rarwo...

Lo que no mata engorda.

Estornudas.
Y aprovecho tu inclinación para besarte.
Odias que haga eso, y no dejas de repetirme que me vaya, que con la tontería acabaremos los dos enfermos.
Toses.
Y me río de tus gestos enfermizos mientras chasqueas la lengua fatigado.
Acerco mi cabeza a la tuya, notándote la fiebre. Notándote el sudor, y no puedo evitar excitarme aunque la situación lo prohíba.
Respiro y me acomodo.
Te ríes de mi.

Voy a por una toalla húmeda para ti y aprovecho para mojarme la cara.
Me miro al espejo y suspiro.
Sigues estornudando y ahora lo haces con sonidos extraños, graciosos diría yo.

Empezamos a pelearnos, tu con gran dificultad y yo ando con ventaja.
Acabo encima de ti lamiéndote el sudor del cuello mientras me repites que eso es una guarrada.
Estrujas la toalla con todas tus pocas fuerzas y el agua empieza a resbalar por mi espalda.
Me desnudo mientras lo evitas y empiezo a curarte la fiebre a besos.

- Parece que te empiezas a encontrar mejor, todo te funciona.

No hicimos el amor, y él se quedó dormido mientras le acariciaba el pecho.

Estornudé.

Primer y segundo plato y una receta de cocina.


Primer plato.

-No soy comestible. - le dije, pero no pareció importarle mucho puesto que me mordisqueaba el labio inferior en cada beso.

No me molestó, siempre que digo algo nunca me hacen caso.
Siempre me muerden.

Pronto descubrió mi cuello como objetivo a devorar, le otorgó todo el tiempo necesario para degustarlo y depués la encontré clavando sus dientes en mi pecho por encima de la camiseta.

Era como una niña dandole pequeños bocaditos a una nube de algodón de azúcar.

O quizás era como una niña con un caramelo.

Sonrió, desenvolió con ansia el envoltorio del caramelo y se lo llevó a la boca con gula, tenía la lengua suave y juguetona, tenía hambre y lo demostró.

Dicen que hay rostros de mujeres por los cuales han matado, han movido montañas o han fletado 1.000 barcos.
Yo en ese momento hubiera resucitado a los muertos, derribado cordilleras y hundido flotas enteras si esa boca fuese el premio.

Su saliva se confundió, sus pequeños labios me rozaron la piel mas sensible. Bebió de mi, me estremecí, y cuando ya pudo exprimirme todo el sabor, se relamió y me dijo:

-No soy comestible.

Si nunca me hacen caso, ¿porque tendría que hacerlo yo?

La devoré hasta el mismo alma.



Segundo plato

-Soy comestible- le dijo el hombre de chocolate a la chica mientras mantenía las distancias.

Pero de todos modos, ella no se atrevia a morder su piel de cacao, tenía miedo de sesgar la belleza de aquella criatura de confiteria.

Se quedaron dormidos con miedo a besarse, acariciandose con precaución.

El hambre es traicionera, había que tener mucho cuidado.

A la tercera noche el hombre de chocolate no pudo aguantar más, saltó sobre ella, la buscó, la encontró con facilidad, se abrazaron y se entregaron.

La temperatura del cuerpo humano es de unos 37 grados, pero en aquellas condiciones la piel de la chica emanaba tal cantidad de calor que ninguna escala térmica podría serle certera.

EL hombre de chocolate se fundió literalmente sobre ella a causa del calor.

El cacao se devino en liquido y fluyó por su vientre lentamente hasta encontrar refugió en su entrepierna.

Mordiendosé la lengua ella soltó una lágrima y por un momento se confundió la pena con el placer y el cacao con su interior.

Mordiendosé la lengua llevó un dedo a su vulva y de ahí a su boca.

Mordiendosé la lengua mucho más tarde se quedó dormida, sonriendo.

En la lengua tenía el regusto del azucar.



Haeombreae: De Hambre, Hembra y Hombre. Receta (o no) de cocina.

Sé como calentarla, pero aún no he probado su sabor.

¿Que más me da que el tiempo de cocción sean 3 horas o 3 meses?

Sé que el día que esté a punto y yo este cerca, me comeré a esa hembra entera.

Y que le den por el culo a todas las normas de educación en la mesa.

Porque pienso rebañar el plato.




}:-D