Para P.D.L.
Publicado: 13 Ago 2005 04:41
No me pude negar.
La música y las luces se han apagado, y los dos seguimos juntos, hablando...y eso tan sólo significa una cosa.
Llevaba seis meses sin verte, y la verdad, creía estar totalmente vacunado, a salvo de esa mierda por la que ya pasé hace tiempo.
Iluso.
Luchar sería en vano.
Tú lo sabes, y yo también. No importa; tal y como voy me dá igual. No pienso presentar resistencia, y el único requisito que te obligo a cumplir es el de no dejarme tirado...
...de nuevo.
...pero sé de sobra tu respuesta.
Y lo siento, de veras.
Espero que no hayas pensado que esta noche te iba a regalar mis mejores pensamientos; los más ingeniosos, los más bellos, las mejores palabras, las que te iban a hacer dudar...
...no te las mereces; ya lo sabes.
Me tienes, así que no sigas molestando y acaba de una vez con esta mierda; mañana ya habrá tiempo de sobra para arrepentirse.
Y siendo sábado, espero ser lo suficientemente hábil como para devolvértela el doble de fuerte. Tan sólo necesito otra chica igual que tú.
(No me lo creo ni yo).
...zorra...
Me has vencido otra vez.
Si no fuera tan borracho se me ocurrirían todas las cosas necesarias para hacerte sentir mal; como te mereces. Humillarte sería tan sencillo...
Pero no es el momento...
Me limito a divagar para sentirme mejor conmigo mismo.
No es más que una especie de exorcismo.
Lárgate de una vez.
Es verano y me merezco un respiro. Espero que lo comprendas.
Y sigo buscando...
(PD: Es tarde, efectivamente, y no son horas... Siento mancillar esta bonita sección, pero tampoco pienso buscar escusas con la que justificar esto.
...ya tu sabes...)
La salvación.
PD: ...y sigo buscando...
Y lo encuentro.
Mientras te alejas momentaneamente para coquetear con cualquier gilipollas, alguien me toca el hombro.
Me giro.
Un tipo cejijunto, moreno y con el pelo corto parece que me obsequia con un objeto alargado y pesado.
Es una escopeta de caza.
Sin comprender del todo la agarro con incredulidad.
...Dios, voy demasiado borracho...
-Ya sabes qué hacer- me dice el cejijunto.
Asiento como un idiota.
Tú pareces ajena, sigues hablando fingiéndote indiferente; sabedora de tu victoria.
Yo apoyo torpemente la escopeta sobre mi hombro y contengo la respiración; apuntando lentamente. Disfrutando el momento una vez consciente de su verdadero significado.
Los que están cerca de mí se dan cuenta y comienzan a apartarse, entre risitas nerviosas, creyendo todavía que todo se trata de una broma.
Tu sigues hablando, sin sospechar nada.
Yo te apunto al corazón, apretando fuertemente la escopeta.
... y disparo...
Las dos balas casi te parten en dos.
El "gilipollas" te mira, incrédulo. Parece que su incontenible berborrea encuentra un muro infranqueables; y no es para menos. A nadie le gusta coquetear con alguien cuyo pecho se encuentra esparcido en un área de cinco metros a la redonda, llenándolo todo de sangre, chisporroteando en rojo durante cerca de un minuto...
El cejijunto me mira, desde lejos, y asiente satisfecho.
Para ser sincero no siento el menor remordimiento; durante esta noche nos hemos jodido recíprocamente, y estamos en paz.
O así debiera haber sido...
Mientras apuro el ron, vuelvo a mirarte, apretando los dientes con fuerza, y aferrándome a una banqueta para no caer redondo al suelo, vencido por el alcohol; observo cómo te marchas con él.
Con otro.
Con cualquiera.
Mañana es sábado.
Tan sólo ha sido el primer asalto.
La música y las luces se han apagado, y los dos seguimos juntos, hablando...y eso tan sólo significa una cosa.
Llevaba seis meses sin verte, y la verdad, creía estar totalmente vacunado, a salvo de esa mierda por la que ya pasé hace tiempo.
Iluso.
Luchar sería en vano.
Tú lo sabes, y yo también. No importa; tal y como voy me dá igual. No pienso presentar resistencia, y el único requisito que te obligo a cumplir es el de no dejarme tirado...
...de nuevo.
...pero sé de sobra tu respuesta.
Y lo siento, de veras.
Espero que no hayas pensado que esta noche te iba a regalar mis mejores pensamientos; los más ingeniosos, los más bellos, las mejores palabras, las que te iban a hacer dudar...
...no te las mereces; ya lo sabes.
Me tienes, así que no sigas molestando y acaba de una vez con esta mierda; mañana ya habrá tiempo de sobra para arrepentirse.
Y siendo sábado, espero ser lo suficientemente hábil como para devolvértela el doble de fuerte. Tan sólo necesito otra chica igual que tú.
(No me lo creo ni yo).
...zorra...
Me has vencido otra vez.
Si no fuera tan borracho se me ocurrirían todas las cosas necesarias para hacerte sentir mal; como te mereces. Humillarte sería tan sencillo...
Pero no es el momento...
Me limito a divagar para sentirme mejor conmigo mismo.
No es más que una especie de exorcismo.
Lárgate de una vez.
Es verano y me merezco un respiro. Espero que lo comprendas.
Y sigo buscando...
(PD: Es tarde, efectivamente, y no son horas... Siento mancillar esta bonita sección, pero tampoco pienso buscar escusas con la que justificar esto.
...ya tu sabes...)

La salvación.
PD: ...y sigo buscando...
Y lo encuentro.
Mientras te alejas momentaneamente para coquetear con cualquier gilipollas, alguien me toca el hombro.
Me giro.
Un tipo cejijunto, moreno y con el pelo corto parece que me obsequia con un objeto alargado y pesado.
Es una escopeta de caza.
Sin comprender del todo la agarro con incredulidad.
...Dios, voy demasiado borracho...
-Ya sabes qué hacer- me dice el cejijunto.
Asiento como un idiota.
Tú pareces ajena, sigues hablando fingiéndote indiferente; sabedora de tu victoria.
Yo apoyo torpemente la escopeta sobre mi hombro y contengo la respiración; apuntando lentamente. Disfrutando el momento una vez consciente de su verdadero significado.
Los que están cerca de mí se dan cuenta y comienzan a apartarse, entre risitas nerviosas, creyendo todavía que todo se trata de una broma.
Tu sigues hablando, sin sospechar nada.
Yo te apunto al corazón, apretando fuertemente la escopeta.
... y disparo...
Las dos balas casi te parten en dos.
El "gilipollas" te mira, incrédulo. Parece que su incontenible berborrea encuentra un muro infranqueables; y no es para menos. A nadie le gusta coquetear con alguien cuyo pecho se encuentra esparcido en un área de cinco metros a la redonda, llenándolo todo de sangre, chisporroteando en rojo durante cerca de un minuto...
El cejijunto me mira, desde lejos, y asiente satisfecho.
Para ser sincero no siento el menor remordimiento; durante esta noche nos hemos jodido recíprocamente, y estamos en paz.
O así debiera haber sido...
Mientras apuro el ron, vuelvo a mirarte, apretando los dientes con fuerza, y aferrándome a una banqueta para no caer redondo al suelo, vencido por el alcohol; observo cómo te marchas con él.
Con otro.
Con cualquiera.
Mañana es sábado.
Tan sólo ha sido el primer asalto.