La tele vomitaba su hilarante sonido de fondo. Estaba de resaca y necesitaba agua, así que me levanté veloz de la cama. Agua, agua... Fluvi en pelotas... Agua...
Levantarse enérgicamente de la cama, estando de resaca, puede llegar a ser mortal. Qué os voy a contar a vosotros.
Me encaminé por el pasillo alegremente, a sabiendas de calmar mi sed, ajena a mis ataduras físicas, cuando de la oscuridad de una habitación, bajo el inofensivo marco de una puerta, viene una sombra hacia mí.
Me debilité por momentos. Desvanecí.
Era una sombra enorme. Estaba delineada por miles de puntitos bailarines de luminosos colores. Avanzaba furiosa, con los puños apretados.
Desperté, y estaba arrodillada en el suelo, con los brazos alzados sobre la cabeza.
Regresé corriendo a la habitación.
Tecleé.
Ring... rinnng... ring...
_ Por Dios Santo, Javilón, ven a mi casa que me acaban de atacar.
_ ¿Que te qué?
_ Ven a mi casa que me acaba de atacar una sombra que ha salido del astral. ¡Demonios! ¡Demonios!
_ Deja de paliar los efectos de la coca con pólen.
_ Iré a por agua.
Quedó en anécdota, pero cada vez que alguien pasa cerca de esa puerta... se estremece.
No estoy loca.
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Eyaculación tántrica