Pasito a paso (continuación...)
Publicado: 01 Oct 2007 23:52
Rosalía Fortunata Vilchez, ese es mi nombre. Me llaman Rosa. Todos me conocen por Rosa. Y ahí estaban, esos horribles zapatos de brillante color negro, llamado, clamando mi nombre, un chillido agónico y desesperado... "¡Rosalía, Rosalía!" como aquella profesora de ciencias, "R O S A L Í I I A" y retumbaba mi nombre en las frías paredes del aula, despertándome de mi letargo, sintiéndo las miradas inquisidoras de los compañeros sobre mi espalda, " R O S A L I I I A", un nombre horroroso para una niña, demasiado recto, duro, sonoro.
"Ayyyyyyyy" un puntapié en mi espinilla me despierta de mis ensoñaciones. Ha sido el zapato derecho, el condenado me ha clavado con toda su furia el tacón en la espinilla. Es curioso, como en momentos extremos, la mente a veces vuela a lugares insospechados. Ahí estaba yo, en mi habitación casi en penunbra, con dos horribles zapatos asesinos.
Al fin pude. El valor, que es una bola que se nos atasca a veces en el estómago, subió por mi pecho y estalló en mi garganta. Grité. Grité y grité y más gritaba, sentía que mis oídos iban a reventar, no así mi garganta... Miré hacia bajo. Ahí estaban, como dos perritos, moviéndose, como si agitaran su colita, espectantes, acusándome, mirándome desde su extraño negro fulgor...... Entonces me los calcé. Hundí mis pies desnudos en las profundidades de aquellas criaturas.....
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La Chunga: sei la luce della mia vita.
"Ayyyyyyyy" un puntapié en mi espinilla me despierta de mis ensoñaciones. Ha sido el zapato derecho, el condenado me ha clavado con toda su furia el tacón en la espinilla. Es curioso, como en momentos extremos, la mente a veces vuela a lugares insospechados. Ahí estaba yo, en mi habitación casi en penunbra, con dos horribles zapatos asesinos.
Al fin pude. El valor, que es una bola que se nos atasca a veces en el estómago, subió por mi pecho y estalló en mi garganta. Grité. Grité y grité y más gritaba, sentía que mis oídos iban a reventar, no así mi garganta... Miré hacia bajo. Ahí estaban, como dos perritos, moviéndose, como si agitaran su colita, espectantes, acusándome, mirándome desde su extraño negro fulgor...... Entonces me los calcé. Hundí mis pies desnudos en las profundidades de aquellas criaturas.....
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La Chunga: sei la luce della mia vita.