The last samurai escribió:Me pasa cuando pienso en mi primera novia, a la que siempre querré. Y aunque me joda un poco la comparación, cuando recuerdo el instante en que ese desconocido caminó orinando serenamente hacia pared, no puedo evitar reirme en mi fuero interno y que una mueca contenida de risa se dibuje en mis labios.
Hombre, es que una novia que se va meando en las baldosas antes de llegar a la taza es para quererla o para acuchillarla.
Por lo demás yo conozco un encuentro que implica un extraño hombre, una papelera y unas ganas imperiosas de evacuar el intestino. Pero lo había considerado demasiado escatológico como para ser narrado.
}:-D
PD: Samuradi, mirate esas ojeras que no parecen sanas.
_KraD_ escribió:[...]Hombre, es que una novia que se va meando en las baldosas antes de llegar a la taza es para quererla o para acuchillarla.
¿Y la que mea en el rellano de la escalera de un edificio normal de viviendas, así en plan cabrita del campo vandálica? ¿Para quererla o para acuchillarla? ¡¡Y lo luego lo cuenta por ahí!!
[...] se vio tragado por la boca de una decadencia larga y serpenteante, de la que no volvería a salir hasta que, al final mismo de sus días, se enamoró por fin de su mujer.
Alvarito escribió:¿Y la que mea en el rellano de la escalera de un edificio normal de viviendas, así en plan cabrita del campo vandálica? ¿Para quererla o para acuchillarla? ¡¡Y lo luego lo cuenta por ahí!!
Espero que la vida me siga reservando momentos tan maravillosos como ese para que nunca me falten momentos que abonen el florecimiento de esas sonrisas espontáneas que tan estúpidamente me alegran.
Tu vida tiene que ser taco aburrida para dar paseos por un centro comercial sin hacer nada como un viejo.
Si ver un viejo meando en la pared te parece un "momento tan maravilloso" el dia que te la chupen será "todo un mundo de sensaciones".
No quiero pensar "las tardes de gloria y expansión" que os debeis pasar tus amiguitos shin y gaymen en "una fantástica y calurosa tarde de verano" en Tarragona.
O no me he sabido explicar, o no lo has pillado, o estas dando por culo como de costumbre.
En cualquiera de los tres casos, me importa una poca mierda.
Y si quieres saber que hacemos los tres por ahí de parranda, pregunta, que para eso está el foro. ¿O no era para eso?
P.S: el avatar intentaba ser un modesto homenaje a la figura de Klimocho que, lo creáis o no, recuerdo con cierta añoranza. Intenté hacer un plano guay con la katana y los ojos pero no había manera, y ese es el churro que salió. Las ojeras, más que ojeras, son bolsas tan grandes como las del Mercadona. Y vienen de serie, porque más que no duermo ahora no he dormido nunca.
Jordison escribió: ↑08 Jun 2018 11:33
Joder, la tienes dentrísimo.
The last samurai escribió:Y si quieres saber que hacemos los tres por ahí de parranda, pregunta, que para eso está el foro. ¿O no era para eso?
No tengo mucho interés en saberlo literato, pero me imagino las batallas de intelecto en la que os veis sumergidos y la verdad es que me da baastante prurito.
_KraD_ escribió:[...]Hombre, es que una novia que se va meando en las baldosas antes de llegar a la taza es para quererla o para acuchillarla.
¿Y la que mea en el rellano de la escalera de un edificio normal de viviendas, así en plan cabrita del campo vandálica? ¿Para quererla o para acuchillarla? ¡¡Y lo luego lo cuenta por ahí!!
Con permiso de Dolors, me voy otra vez a aventurar en un relato corto, no es nada espectacular y estoy aprendiendo.
ANSIEDAD
Si hay algo que me caracterizaba, era la ansiedad.
Desde bien pequeño lo quería todo ya y ahora, quizá el que mis padres estuvieran separados me había provocado ser un niño mal criado y caprichoso, pues todo me lo consentían para no ser ninguno de los dos el malo.
Esa noche por fin había quedado, conocí a una chica por internet, ya nos habíamos enviado fotos y estaba buenísima. La había convencido para quedar porque ella en principio era reticente en quedar con un semidesconocido. Pero unas palabras bonitas y algunas promesas de amor, hizo que la tuviera en bandeja para tirármela esa noche.
Habíamos quedado el día de mi cumpleaños a las once de la noche, pero tenía un problema, mi madre.
Debido a su trabajo no nos habíamos visto en todo el día y quería verme, como sino me viera durante todo el año. Lo malo es que ella llegaba a esas horas más o menos.
Os juro que esperé todo lo que pude, pero eran menos cuarto y ya no aguantaban más, seguro que mi madre lo comprendería.
Bajé al parking flechado, cogí el coche y arranqué tan rápido y salé de allí como alma que persigue el diablo.
Me salte varios semáforos y al tercero, algo chocó contra el coche. En cuanto oí el ruido frene el coche, miré por el retrovisor y vi un cuerpo en el asfalto. Lo que voy a explicar me pasó por la cabeza en tres segundos, aunque explicándolo os parezca más pero en esa situación se te pasa todo a una velocidad de vértigo.
"Ha sido un accidente seguro. Llego tarde. Puede que no haya muerto. No voy a echar un polvo como siga aquí. ¿Me habrá visto alguien? Da igual, no llego". Y arranqué el coche.
Llegué al parque más ansioso de lo que había salido de casa, tenía hasta sudores fríos. Todo para que, tanta prisa para que, la muy puta aún no había llegado. Si alguien tiene pareja femenina sabrá de su retraso por norma.
Pasaban los minutos que se hacían horas, las horas se me hicieron días, no aguantaba más. Desde que pasó el primer cuarto de hora la había estado llamando al móvil. Zorra de mierda lo tiene apagado, ojalá supiera donde vive. Esperé tres horas allí, dos paquetes de tabaco, una botella rota y una papelera fueron mis víctimas, me desahogué con ellos.
Yo no podía volver a mi casa de esta guisa de perdedor. Me fui a por una prostituta, de las baratas y le pagué por tener sexo anal con ella. Le llamaba Clara, como a la otra puta de internet que no se presentó.
Después de dar dos vueltas más con el coche me dirigí a casa, estaba amaneciendo, vaya mierda de cumpleaños. Lo peor estaba por llegar. Cuando llegué a la puerta dos agentes me dijeron que si les podía acompañar a comisaría. Mierda me habían pillado. Mi ansiedad de poco me hizo decir "Fue un accidente, yo no la maté" suerte que preferí callarme.
Me metieron en un cuarto, de esos de interrogatorio y me preguntaron que si conocía a la de la foto.
Dios, todo se me vino abajo. Yo la había despreciado de esta forma y había muerto por mi culpa.
Ahí estaba ella, pálida, con toda la cara rasgada por el asfalto pero seguro que tenía más rasgado el corazón si hubiera sabido que el que la había matado y ni si quiera había atendido, era el fruto de su vientre, su caprichoso y ansioso hijo.
MANU PRADAS
Bueno me gustaría saber que os ha parecido, y si le cambiaríais el final.
Es todo una conspiración... los del tunel de lavado de mi barrio alimentan a las palomas.