Había leído "marrana", y pensaba que era precisamente antiwoke (es una guarra porque es lesbiana, y además marimacho por jugar a fútbol).
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Re: Insert your micro relato here
La fusión del conceptismo y el culteranismo tecleó:
Anda y que den por el culo con la mierda diarrética esa que blasfemas por tu orificio vocal.
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Re: Insert your micro relato here
Siendo jugador del Atleti, se refiere a Hermoso, el cual tiene claramente las mismas dotes futbolísticas que una fruta.
Dunkis dijo:
Criadillas es un hombre triste de derechas, quién lo iba a decir.
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Re: Insert your micro relato here
Masuno.
"Apathy's a tragedy
And boredom is a crime"
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- M. Corleone
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Re: Insert your micro relato here
Juan Fernando López Aguilar
Juan Fernando López Aguilar está triste. Siente un pequeño pero profundo agujerito en su corazón. Un dolor, una negrura. No creáis que no tiene identificado el origen de esa sensación. Porque lo sabe bien. Es un tipo con una buena capacidad de autoanálisis. Rápidamente se ha dado cuenta de que no sentir los focos de la vida política sobre él le hace sentirse vacío. Y viejo, por qué no decirlo. Porque Juan Fernando López Aguilar tiene 62 años, pero se considera joven. “Un activo aprovechable”, le gusta decir a sus amigos más cercanos. A veces lamenta que su etapa de máximo esplendor, cuando fue ministro de Justicia, no coincidiera con la explosión de las redes sociales. Porque ve cómo se comenta el atractivo de Pedro Sánchez, y se ve identificado con el joven semental. Cree que él podría haber sido el presidente guapo. El macho alfa. Con ese porte. Ese cuerpo fibroso, la mata de pelo. Y el acentito canario, meloso, que tantas veces le sirvió para camelarse chavalas en su juventud, cuando se trasladó a Madrid. Y así es como se siente Juan Fernando López Aguilar. Arrinconado por las nuevas generaciones, esas ministras guapas. Las malditas cuotas, las listas cremallera. El nuevo PSOE, que comprende y le gusta, no es un problema para él. Pero él no gusta a este nuevo PSOE. Aún recuerda cuando su mujer le acusó falsamente de malos tratos, incluso de eso salió indemne. El partido no le trató mal, recuperó su carné. Aunque claro, le dieron la patada y le mandaron a ser candidato a Canarias. Todo el mundo sabe que cuando uno abandona las provincias para ir a Madrid es porque no quiere volver a la casilla de salida. El premio gordo está en Madrid. La Moncloa, el núcleo de decisión del presidente, los ministerios. Juan Fernando López Aguilar echa de menos los corrillos. Los chascarrillos en la cafetería del Congreso. Y tiene una idea de cómo volver estar bajo los focos de nuevo. Está moviendo sus hilos. Ha hablado con Alfonso Guerra, vieja guardia que ya no pinta nada, un poco por cortesía. Con Zapatero, también, pero no le vio receptivo. Pero en realidad, los pasos medidos, el frufrú de sedas entre bambalinas, se producen en la sede de RTVE. En los despachos de viejos conocidos. En las productoras. Porque Juan Fernando López Aguilar quiere que le inviten a la próxima edición de MasterChef Celebrity. En 2024, no hay tiempo que perder. Es obvio que, de primeras, nadie pensaría en él. Nadie se acuerda ya del ex ministro guapo. Pero va a hacer que recuerden. Cada desprecio, cada llamada no contestada. Irá a MasterChef y no solo dará espectáculo, creará polémica y se enfrentará a los abusones. También tiene pensado mostrar una recia actitud de sobriedad moral y ética inquebrantable. Dejar el listón muy alto, tanto fuera como dentro de los fogones. Ya ha empezado a prepararse. Porque sabe cocinar, se defiende, pero la repostería siempre se le ha resistido. Y los arroces. No se puede ganar MasterChef sin saber atemperar chocolate ni hacer una paella en condiciones. Así que se ha comprado un delantal de color negro, para acostumbrarse a la presión de la nominación. Y está aprendiendo a hacer deliciosas tartas Sacher, y ya prepara un muy digno arroz caldoso con bogavante. Lo que nadie sabe es que Juan Fernando López Aguilar planea un último desquite. Tiene pensado quitarse el delantal, en el último programa, tras ganar la final, y mostrar que durante todo el concurso ha estado con el pene fuera. Bajo el delantal, travieso. Siempre con el pene fuera de la bragueta. No se conforma con montar un gran escándalo ese día. Su plan va más allá que eso. Quiere que los jueces, los concursantes, los espectadores, piensen retrospectivamente “cómo nos la ha jugado este tío”. Espera que la concursante joven y atractiva de su edición piense con extrañeza que aquel día en que trabajaron tan bien en la prueba de exteriores él tenía el pene al aire. Y se excita al pensarlo, porque está seguro de que ella también se excitará al recordarlo. Y Juan Fernando López Aguilar, en su casa de Las Palmas, ya alejado del rumor de la Carrera de San Fernando y el bullicio capitalino, se masturba en soledad, pensando en su plan. Sí, les pasará el pene por la cara a todos, y de ahí a la Moncloa. No podrán con él. Ni siquiera con una prueba de eliminación compleja: ya domina la repostería, y los arroces, y tendrá el pene fuera de los pantalones.
Juan Fernando López Aguilar está triste. Siente un pequeño pero profundo agujerito en su corazón. Un dolor, una negrura. No creáis que no tiene identificado el origen de esa sensación. Porque lo sabe bien. Es un tipo con una buena capacidad de autoanálisis. Rápidamente se ha dado cuenta de que no sentir los focos de la vida política sobre él le hace sentirse vacío. Y viejo, por qué no decirlo. Porque Juan Fernando López Aguilar tiene 62 años, pero se considera joven. “Un activo aprovechable”, le gusta decir a sus amigos más cercanos. A veces lamenta que su etapa de máximo esplendor, cuando fue ministro de Justicia, no coincidiera con la explosión de las redes sociales. Porque ve cómo se comenta el atractivo de Pedro Sánchez, y se ve identificado con el joven semental. Cree que él podría haber sido el presidente guapo. El macho alfa. Con ese porte. Ese cuerpo fibroso, la mata de pelo. Y el acentito canario, meloso, que tantas veces le sirvió para camelarse chavalas en su juventud, cuando se trasladó a Madrid. Y así es como se siente Juan Fernando López Aguilar. Arrinconado por las nuevas generaciones, esas ministras guapas. Las malditas cuotas, las listas cremallera. El nuevo PSOE, que comprende y le gusta, no es un problema para él. Pero él no gusta a este nuevo PSOE. Aún recuerda cuando su mujer le acusó falsamente de malos tratos, incluso de eso salió indemne. El partido no le trató mal, recuperó su carné. Aunque claro, le dieron la patada y le mandaron a ser candidato a Canarias. Todo el mundo sabe que cuando uno abandona las provincias para ir a Madrid es porque no quiere volver a la casilla de salida. El premio gordo está en Madrid. La Moncloa, el núcleo de decisión del presidente, los ministerios. Juan Fernando López Aguilar echa de menos los corrillos. Los chascarrillos en la cafetería del Congreso. Y tiene una idea de cómo volver estar bajo los focos de nuevo. Está moviendo sus hilos. Ha hablado con Alfonso Guerra, vieja guardia que ya no pinta nada, un poco por cortesía. Con Zapatero, también, pero no le vio receptivo. Pero en realidad, los pasos medidos, el frufrú de sedas entre bambalinas, se producen en la sede de RTVE. En los despachos de viejos conocidos. En las productoras. Porque Juan Fernando López Aguilar quiere que le inviten a la próxima edición de MasterChef Celebrity. En 2024, no hay tiempo que perder. Es obvio que, de primeras, nadie pensaría en él. Nadie se acuerda ya del ex ministro guapo. Pero va a hacer que recuerden. Cada desprecio, cada llamada no contestada. Irá a MasterChef y no solo dará espectáculo, creará polémica y se enfrentará a los abusones. También tiene pensado mostrar una recia actitud de sobriedad moral y ética inquebrantable. Dejar el listón muy alto, tanto fuera como dentro de los fogones. Ya ha empezado a prepararse. Porque sabe cocinar, se defiende, pero la repostería siempre se le ha resistido. Y los arroces. No se puede ganar MasterChef sin saber atemperar chocolate ni hacer una paella en condiciones. Así que se ha comprado un delantal de color negro, para acostumbrarse a la presión de la nominación. Y está aprendiendo a hacer deliciosas tartas Sacher, y ya prepara un muy digno arroz caldoso con bogavante. Lo que nadie sabe es que Juan Fernando López Aguilar planea un último desquite. Tiene pensado quitarse el delantal, en el último programa, tras ganar la final, y mostrar que durante todo el concurso ha estado con el pene fuera. Bajo el delantal, travieso. Siempre con el pene fuera de la bragueta. No se conforma con montar un gran escándalo ese día. Su plan va más allá que eso. Quiere que los jueces, los concursantes, los espectadores, piensen retrospectivamente “cómo nos la ha jugado este tío”. Espera que la concursante joven y atractiva de su edición piense con extrañeza que aquel día en que trabajaron tan bien en la prueba de exteriores él tenía el pene al aire. Y se excita al pensarlo, porque está seguro de que ella también se excitará al recordarlo. Y Juan Fernando López Aguilar, en su casa de Las Palmas, ya alejado del rumor de la Carrera de San Fernando y el bullicio capitalino, se masturba en soledad, pensando en su plan. Sí, les pasará el pene por la cara a todos, y de ahí a la Moncloa. No podrán con él. Ni siquiera con una prueba de eliminación compleja: ya domina la repostería, y los arroces, y tendrá el pene fuera de los pantalones.
- M. Corleone
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Re: Insert your micro relato here
Juan Fernando López Aguilar Volumen II
A Juan Fernando López Aguilar le molesta muchísimo el elástico de los calcetines. Se le hinchan las piernas. De hecho, no comprende como los demás las aguantan. Le molestan tanto que prefiere que los calcetines se caigan, se escurran, antes que someterse al dictado de las gomas. Pero Juan Fernando López Aguilar también es un hombre coqueto. Así que compra calcetines finos, de marca. Y, según los compra, los corta. Toda la parte superior, la que contiene la goma. Y no cuando ya están viejos, no. Los corta antes de estrenarlos. Una vez lo mencionó en la tienda, y la dependienta se escandalizó. “Tenemos calcetines sin goma, que no comprimen”, le dijo, “no corte usted los calcetines, hombre”, le dijo. Pero Juan Fernando López Aguilar no se amilana. Le dijo que ya los había probado, con decepcionante resultado. En lugar de comprimir en un único punto, comprimen toda una zona, con idéntico resultado: malestar circulatorio. Eso le respondió. Y compró los mismos calcetines de siempre, de fino hilo de Escocia, y los recortó antes de estrenarlos. Es insobornable en sus convicciones Juan Fernando López Aguilar. Un hombre de costumbres. Elegante, pero que prioriza el confort. No se dejen engañar por su porte de buen mozo.
A Juan Fernando López Aguilar le molesta muchísimo el elástico de los calcetines. Se le hinchan las piernas. De hecho, no comprende como los demás las aguantan. Le molestan tanto que prefiere que los calcetines se caigan, se escurran, antes que someterse al dictado de las gomas. Pero Juan Fernando López Aguilar también es un hombre coqueto. Así que compra calcetines finos, de marca. Y, según los compra, los corta. Toda la parte superior, la que contiene la goma. Y no cuando ya están viejos, no. Los corta antes de estrenarlos. Una vez lo mencionó en la tienda, y la dependienta se escandalizó. “Tenemos calcetines sin goma, que no comprimen”, le dijo, “no corte usted los calcetines, hombre”, le dijo. Pero Juan Fernando López Aguilar no se amilana. Le dijo que ya los había probado, con decepcionante resultado. En lugar de comprimir en un único punto, comprimen toda una zona, con idéntico resultado: malestar circulatorio. Eso le respondió. Y compró los mismos calcetines de siempre, de fino hilo de Escocia, y los recortó antes de estrenarlos. Es insobornable en sus convicciones Juan Fernando López Aguilar. Un hombre de costumbres. Elegante, pero que prioriza el confort. No se dejen engañar por su porte de buen mozo.
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Re: Insert your micro relato here
Juan Fernando López Aguilar Volumen III
Juan Fernando López Aguilar estaba juguetón. Así que le propuso a Marisa, su actual novia, ver un poco de pornografía juntos, como preludio a una sesión de sexo veterano y tierno. Juan Fernando López Aguilar alberga en su interior el secreto deseo de que la exposición a la pornografía convierta a su novia en una obsesa en celo que le haga gozar como nunca. Pero jamás lo expresaría así. "Para animar un poco las cosas", le dijo. Tuvo que insistir mucho. Finalmente, ella aceptó, aunque un poco reticente.
Juan Fernando López Aguilar cogió su móvil, y simplemente con poner la letra "p" en la barra de direcciones del buscador Chrome del teléfono, este sugirió la página "pornhub". Esto no pasó desapercibido para Marisa, educadora social, funcionaria, 52 años, natural de Rota, Cádiz. "¿Así de sencillo?", preguntó ella, que ya estaba en ropa interior, boca abajo, en la cama, el móvil sobre la almohada. Juan Fernando López Aguilar puso un primer vídeo, pero a ella le pareció que la actriz era demasiado joven. "Si es una criatura, Juan Fernando, por Dios". Juan Fernando López Aguilar optó por buscar un vídeo de la categoría "MILF", pero ella tenía otra objeción: "¿No hay una historia previa? Se meten ahí al lío sin hablar siquiera...".
Entonces Juan Fernando López Aguilar buscó algo con historia y con una MILF: "Stepmother". Nuevas pegas: "Hombre, Juan Fernando, que a mí el rollo del incesto no me hace gracia, que ya sabes lo que tuve que pasar con mi tío Juan Manolarga, que por algo le llamaban así". Finalmente, Juan Fernando López Aguilar encuentra un vídeo con una MILF, con historia (unas presas en una cárcel, un guardia sediento de amor...) y pulsa el PLAY. Nuevos obstáculos: "Madre mía, qué operada está, esas tetas son como globos, qué dentera cómo le tira la piel".
Juan Fernando López Aguilar nota cómo se le desinfla el pene, está harto, el solo quería "animar las cosas un poco". Pero ahora ella quiere guerra, y él no puede mantener una erección decente. Qué triste todo.
Juan Fernando López Aguilar estaba juguetón. Así que le propuso a Marisa, su actual novia, ver un poco de pornografía juntos, como preludio a una sesión de sexo veterano y tierno. Juan Fernando López Aguilar alberga en su interior el secreto deseo de que la exposición a la pornografía convierta a su novia en una obsesa en celo que le haga gozar como nunca. Pero jamás lo expresaría así. "Para animar un poco las cosas", le dijo. Tuvo que insistir mucho. Finalmente, ella aceptó, aunque un poco reticente.
Juan Fernando López Aguilar cogió su móvil, y simplemente con poner la letra "p" en la barra de direcciones del buscador Chrome del teléfono, este sugirió la página "pornhub". Esto no pasó desapercibido para Marisa, educadora social, funcionaria, 52 años, natural de Rota, Cádiz. "¿Así de sencillo?", preguntó ella, que ya estaba en ropa interior, boca abajo, en la cama, el móvil sobre la almohada. Juan Fernando López Aguilar puso un primer vídeo, pero a ella le pareció que la actriz era demasiado joven. "Si es una criatura, Juan Fernando, por Dios". Juan Fernando López Aguilar optó por buscar un vídeo de la categoría "MILF", pero ella tenía otra objeción: "¿No hay una historia previa? Se meten ahí al lío sin hablar siquiera...".
Entonces Juan Fernando López Aguilar buscó algo con historia y con una MILF: "Stepmother". Nuevas pegas: "Hombre, Juan Fernando, que a mí el rollo del incesto no me hace gracia, que ya sabes lo que tuve que pasar con mi tío Juan Manolarga, que por algo le llamaban así". Finalmente, Juan Fernando López Aguilar encuentra un vídeo con una MILF, con historia (unas presas en una cárcel, un guardia sediento de amor...) y pulsa el PLAY. Nuevos obstáculos: "Madre mía, qué operada está, esas tetas son como globos, qué dentera cómo le tira la piel".
Juan Fernando López Aguilar nota cómo se le desinfla el pene, está harto, el solo quería "animar las cosas un poco". Pero ahora ella quiere guerra, y él no puede mantener una erección decente. Qué triste todo.
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Re: Insert your micro relato here
Fan desde ya de esta serie de estampitas costumbristas.
Quiero más.
Quiero más.
He sido asaltado fieramente por la concupiscencia carnal
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Re: Insert your micro relato here
Mañana el Volumen IV. Estaba triste porque nadie comentaba, pero me has dado FUERSA PA VIVIR.Perro De Lobo escribió: ↑20 Sep 2023 19:53 Fan desde ya de esta serie de estampitas costumbristas.
Quiero más.
Re: Insert your micro relato here
Muy chulo. No lo había visto porque está muy escondido. Igual me apropio de tu personaje (por qué esta fijación?) y micro relateo yo también.