Aún a sabiendas de que el mérito de putamierda me sobrevuela, me he decidido a colgar aquí, en favor de mi exhibicionismo y por petición de un amigo foril, una de las chorradas que me ocupan cuando duermo.
Soñé que conducía de noche. La zona me era familiar, tengo recuerdos de haber soñado antes con esos lugares, pero no vienen al caso. La cosa está en que aparqué en el arcén de la carretera, desde el cual se veían a lo lejos dos puentes mal iluminados. Caminé por unas marismas, mirando hacia los lados, intentando reconocer dónde me había parado; aún sin conseguirlo andé con determinación bajando una pequeña ladera. Ni que decir tiene que cuando volví la vista el coche ya no estaba allí, sólo me precedían juncos siseantes. Continué. A la colina la rodeaba un camino de grava que, muy a pesar del reflejo azulado de la luna, imaginé rojiza.
Hasta que no la tuve a pocos metros no reparé en una pequeña choza de madera que asomaba a un lado del camino. Alrededor había hierba alta y no me quedó más remedio que pisar la de la entrada para tirar de la puerta con esfuerzo. Una bombilla impregnada de mosquitos y una mesa resquebrajada por la humedad constituían el único mobiliario del cuartucho. Bajo la luz, sentada en algo totalmente eclipsado por la ropa de luto, estaba mi antigua casera. Para mi alivio no abrió la boca, pero con un gesto sobreactuado se llevó las manos al sucio delantal que tenía atado la cintura. Las letras dibujadas en él, "Jueves", bailaron sobre su manos, buscadoras, hasta que finalmente asomaron con un cigarrillo liado. Temblando, se lo acercó a los labios. Justo antes de encenderlo me fijé en el cigarro y fué entonces cuando comprendí que sólo podía estar soñando, porque estaba lleno de comida, la cual me impuse que debí haber comido en el día anterior. Soñé que la víspera había comido pollo con pimientos. Yo nunca he comido pollo con pimientos.
Comienzo a pensar que a esa, tu casera, le debes una explicación. Esa mujer no debiera salir a la calle con ese aspecto, puede generar pesadillas por doquier. Hasta ahí podríamos estar deacuerdo si adjuntaras a tu relato una foto o te extendieras en su descripción. Pero..., !Dios! !Cuánto le debes!. No seas desagradecido, no podrías haber escrito este fantástico relato sin su ayuda.
P.D: sin necesidad de respuestas ingratas y desagradables.
"... -Loren: Hablo sinceramente al decir que te necesito porque me siento sola, ¿Crees que miento, verdad?. -Robert: Nadie miente cuando habla de su soledad. ..."