Viejos relatos mios, despellejarlos
-¡Rodarán cabezas!.¡Rodarán cabezas por esto!
El eco del sátrapa retumbaba por los pasillos del palacio mientras la plebe invadía el patio. Descontentos con los abusos de los oligarcas que, reunidos en su cámara secreta, seguían ajenos a las corrientes de cambio del país, y disfrutaban aun de la ensoñación de tiempos pasado cuando ninguna voz solía alzarse en su contra.
Pero la situación ahora era radicalmente distinta, y solo el sátrapa parecía darse cuenta de ella. Sabía que la plebe exigía sangre, y sangre les iba a dar.
En mitad de la noche, en la mas fría oscuridad, un cuchillo que tenuemente reflejaba la luz de la luna llena se introdujo en la habitación del regente, y en el tiempo que una persona necesita para parpadear sesgó friamente la vida del regente y su concubina, habían rodado cabezas.
Pero una vez pasados los primeros momentos el sátrapa se dio cuenta de que no podría dejar la nación bajo sus directos auspicios, gustaba más y era más seguro manejar los hilos del poder tras la seguridad de las cortinas del salón del trono. Sin pensarlo dos veces corrió hacia el cuarto secreto de los oligarcas:
-El regente ha caído, necesito un nuevo regente- bramó el sátrapa.
-Yo aceptaré humíldemente el cargo- respondió la nueva marioneta.
Y en esto al satrapa se le ocurrió que sus dominios eran ya lo suficientemente extensos como para resultar ingobernables por un solo regente, así que ordeno a su nueva marioneta que reclutara un compañero, y asi pasó el país de tener un regente a tener dos en un breve lapso de tiempo.
Le salió bien la jugada al sátrapa, pues la plebe, desconcertada, se decidió a esperar acontecimientos; y mientras los nuevos regentes se dedicaron a una encomiable labor de mejorar las antaño portentosas infraestructuras del país.
-No es suficiente - gruñó el sátrapa - deberíamos aplicar el viejo adagio de panem et circenses, en vuestras manos lo dejo.
Y así se edificó un nuevo anfiteatro y se retomaron los ludus gladiatorius que tanto entretenimiento habían proporcionado antaño. Y la gente de la plebe sintió que algo cambiaba, y se mostró feliz, todos menos lo más bajo de la plebe, que nunca se sentiría feliz hasta el día en que fueran ellos los regentes.
Y se sintieron de nuevo a salvo los oligarcas en su cámara secreta, y empezaron de nuevo sus abusos tímidamente, pero esta vez el pueblo no los toleraría, y nuevamente comenzaron las revueltas, y nuevamente el pueblo asaltó el patio del palacio.
-¡Rodarán cabezas!¡Rodarán cabezas por esto!
El eco del sátrapa volvió a retumbar por los pasillos del palacio.
-¡Y esta vez no me conformaré con las de los regentes!
Y los oligarcas, escondidos en su cámara secreta, temblaron ante el pavor de perder sus cabezas....
Día 1:
-Mario, cariño, no corras tanto, que ya sabes que me da miedo la velocidad.
Día 2:
-Mario, por no aguantar la bronca de ayer te permito lo de la velocidad, pero por favor, no tengas tanto ímpetu en pasar los semáforos cuando acaban de ponerse en rojo que nos vamos a matar.
Día 3:
-Mario, me cago en tus muertos, como se te ocurra hacer otra vez un stop sin parar como el de antes te juro que no me vuelvo a montar contigo.
Día 4:
-Mario, deja de darme la tabarra y mira para la carretera, que casi te llevas por delante ese gato.
Día 5:
-Mario por Diós, no te piques con ese energúmeno que no merece la pena.
Día 6:
-Mario, me da igual lo que digas, no te voy a dejar coger el coche con 2 whiskeys por mucho que aguantes.
Día 7:
-Nos hallamos aquí reunidos en este triste día para despedir a Mario y a Marisa, que perdieron la vida en accidente de tráfico en inexplicables circunstancias. Amantes padres, perecieron con ellos sus hijos de 4 y 2 años.
