pH, más que hamor, frensi.

Si, señores, les hablo de esos manjares exquisitos pero que han caído prácticamente en el olvido por culpa de la sociedad que nos oprime, y nunca mejor dicho.

El primero que me viene en mente es ese bote de leche condensada a palo seco, o en su defecto el tubo para la práctica outdoor.






El que no le haya hecho los dos bujeritos a un bote de leche condensada para achurrupar directamente por uno de ellos mientras por el otro entra el aire para que ello sea posible, no sabe lo que es la vida (soy consciente de que esta frase me ha quedado muy Mercedesmilanesca, pero qué más dará).

Y el tubito también molaba, que aunque su grado de placer no alcanzara el mismo nivel que el del bote con bujeros, era también de una gran utilidad práctica, por ejemplo para entrarlo en las discos en el bolsillo interior chaquetero, y no como ahora que se meten pastis y cosas raras.

Sluuuuuuuuurrrrrrrp!

Ai padrí, es usted el más mejor. Hace tiempo que no me tomo un café bombón, café con leche condensada por si por otros lares (norte de África o sucedáneos no se llamara así) no se llamara así.

Tengo hasta una anécdota:

- ¿qué es eso?
- un café bombón
- tú si que eres un bombón

Ya, no da para mucho.

Y yo recojo el guante y:

Qué grandeza tienes, jubi, cuando quieres (lo de los dos agujeritos no lo hacía porque no me da el selebro para tanto, pero joder si me habré enchufado a las latas de leche condensada con todo el riesgo y cerdada -y plaser- que eso supone).

Yo subo la apuesta:

Cherry Coke; a.k.a. morir por sobredosis de glucosa.

La experiencia Cherry Coke no era completa si no se acompañaba cada trago de un buen manojo de...



¡PELADILLAS! (nunca de una en una, amigos)

, pero con los dedos y sin pan ni nada. Meter dedo y churrepearlo.

poshol na escribió:(norcilla) , pero con los dedos y sin pan ni nada. Meter dedo y churrepearlo.

O con cucharilla de café, para alargar el plaser.

Después de meter esa cucharilla de nocilla en un yogur para hacer efecto Kinder Sorpresa.

Las patatas medio fritas, medio pochadas con cebolla, de la tortilla del Estado Español.

Cogerlas con los dedos, mientras están enfriando/escurriendo antes de mezclarlas con los huevos batidos, meterlas en la boca, sentir cómo se deshacen al aplastarlas con la lengua contra el paladar...

Ñam...

¿Y la mayonesa?




Leal acompañante, su punto de aplicación óptimo es cuando rebosa los extremos del bocadillo.