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VLADENKA escribió:Sr. Prez, hágase (y háganos) un favor y no se tome esto tan en serio.
Me temo no estar de acuerdo con usted. Pídame poca seriedad en mi trabajo. Pídame poca seriedad en mi forma de encarar futuro. Pero la forma en que empleo mi tiempo de ocio merece un mínimo de seriedad. Por ejemplo, yo podría interpretar que usted se toma con mucha seriedad todo lo relacionado con la música. Pero es así como debe ser: las aficiones deben tratarse de esta manera.
De todos modos, muchas gracias por el consejo.
Aunque hay una cosa que no acabo de comprender. ¿Por qué le haría un favor si no me tomase esto tan en serio? Le estaría profundamente agradecido si me lo aclarase.
Xavi Fernández escribió:¿Por que hay quienes se creen con el monopolio de no tomarse esto en serio? Porque Vladenka, tan en serio se lo puede estar tomando Curreta, que desea censurar la publicidad que se pueda hacer de yonkis.com debido a su fervil odio hacia aquello, como Prez, al oponerse a este atentado contra su libertad personal, que pordria coartar su realizamiento como persona.
O igual es que Churretis no se lo toma en serio y postea una mariconada, y Prez, en su papel de tocapelotas razonable, posteo lo que posteo sin verse afectado moral y personalmente.
Entre una seriedad extrema y una despreocupación absoluta existen infinidad de grados intermedios. Yo me tomo todo en serio; eso sí, con distintos grados de seriedad, claro. Evidentemente, la seriedad con que trato mi salud o mis finanzas es muy superior a la seriedad con que escribo en un foro de internet. Además, lo serio no está reñido con lo relajado o incluso con lo divertido. Así pues, cuando juego al mus, me lo paso mejor si se respetan las reglas de una manera seria que si cada jugador actua a su antojo.
Y en un foro de internet no hay muchas cosas que me tome en serio, pero una que me parece irrenunciable es la integridad de lo que escribo. Entiendo que a otros les pueda parecer irrelevante, pero yo lo encuentro primordial. No porque considere que mis escritos son formidables, sino porque no me gusta que se cambie lo que expreso sin mi consentimiento.
Y de la misma manera que critico a Arafat cuando corresponde, quiero reconocer ahora su gesto. No porque me haya hecho caso, sino porque todos tenemos nuestro amor propio y nos cuesta dar nuestro brazo a torcer; y no tener ningún problema en rectificar una decisión previa suya me parece digno de encomio.