Erase una vez que se era un cajún de los marjales de Mississippi que en vez de ser un cazador furtivo, destilar alcohol clandestino y casarse con su hermana dió en jugar al fóbal. Eso significa que al menos fue a clase, en el instituto donde enseñaban sus padres, en concreto su padre era el entrenador, ¡qué feliz coincidencia! así que nuestro protagonista era titular siempre. Tuvo una novia oficial a la que dejó soltera y madre en la vida al irse a la universidad.
Como ser el hijo del entrenador no es mucha garantía sólo la universidad local estatal de Southern Mississippi le ofreció entrar en su programa de estudios -estudió magisterio como sus padres- para hacerse con sus servicios como quarterback. Y cosa curiosa fué allá donde empezó a destacar por sí mismo lo bastante como para entrar en el draft de 1991 en el puesto 33º, o el primero de la segunda ronda según se quiera mirar.
Atlanta Falcons fué su primer equipo profesional y su entrenador no lo quería así que sólo le daba minutos basura en los que fallaba todo lo que se proponía. A fin de temporada los Falcons estaban tan decididos a librarse de él que aceptaron como único pago una primera ronda de draft de los Green Bay Packers, que a punto estuvieron de rechazarlo por no superar las pruebas médicas.
Son los Packers un equipo especial, algo así como un Athletic Club en el fútbol español, representan la venerable tradición, son un equipo histórico sin muchas aspiraciones y cosa curiosa son el único equipo de fóbal que no pertenece a ningún muchimillonario sino que es propiedad de los socios de Green Bay (Wisconsin). Allá llegó el rookie fracasado destinado a ser suplente, pero una lesión del quarterback titular en la cuarta jornada lo puso en el campo de juego.
Y entonces sucedió la maravilla. Conservó el puesto de titular durante 321 partidos consecutivos, uno de sus récords en la NFL, junto a los de yardas de pase, pases de touchdown, intercepciones (éste es malo), pases completados y pases intentados. Era un quarterback clásico, de evitar contactos con los defensas oponentes, de no jugársela en individual y muy dependiente de la calidad de sus corredores. Afortunado él, los Packers iban sobrados en los años noventa. así que obtuvieron ocho títulos de división, cinco finales de conferencia y dos presencias en la superbowl, ganando la de 1996 a New England Patriots.
Su mayor momento de gloria personal, había sido elegido mejor jugador en 1995 y 1996, coincidió con su adicción a la vicodina. ¿Os acordáis de aquella novieta de instituto a la que dejó embarazada? Pues la llamó a élla y a su hija común para sentar la cabeza y entrar en rehabilitación. Dejó las pastis pero se volvió adicto al alcohol y cuando su ya mujer se quedó de nuevo embarazada de otra nena, le puso las maletas en la puerta de la mansión. "Loud, rough and often hateful" es la definición que su esposa Deanna da de él.
Principiaba el siglo XXI cuando consiguieron superar la crisis y él su segunda recaída, soñaba con una retirada honrosa en los Packers cuando a Deanna se le detectó cáncer de pulmón y su mansión en Mississippi fué arrasada por el Katrina. Así que no tuvo otra que seguir arrastrándose por los campos de juego. Llegó un punto en que los Packers no le querían y después de ciertos embrollos legales le permitieron jugar con los New York Jets.
No sólo su temporada constituyó un fracaso sino que resultó denunciado por un telepibón deportivo por acoso, menos mal que su santa se convenció de que sólo buscaba una versión más joven y pechugona de élla misma.
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La no sé yo si feliz pareja
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La chica del micro a pie de campo
Con sus cuarenta añazos, cuarenta, a cuestas y con todo el descrédito deportivo y personal a rastras aún aceptó un contrato más con los Minnesota Vikings. Era él año 2009 y contra pronóstico clasificó al equipo para los play-offs, llegó a la final de conferencia contra los New Orleans Saints. Allá es donde le volví a ver para mi sorpresa mientras seguía a los Saints. Y puestos a continuar la leyenda, consiguieron empatar e ir a la prórroga.
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No hubo final de película, de hecho una intercepción a Favre dió la victoria a los de Nueva Orleans. Era el año en que los Saints ganaron la superbowl. Al año siguiente la NFL le obligaría a retirarse ante su enésima contusión cerebral. No es que esté tan sonado como un boxeador pero tiene pérdidas de memoria.
Todo esta historia, quizá no exactamente edificante, viene porque ha comenzado la nueva temporada de fóbal la semana pasada y, a lo que parece, los vigentes campeones Seattle Seahawks son todavía mejores que el año pasado.