A ti lo que te pone son las ostias, el que te usen de saco de boxeo, el masoquismo, en suma.
Y, tienes toda la razón en eso, te he fallado.
Porque yo me he dedicado a humillarte, a practicar el felpudismo contigo, a prestar tus vísceras a los amigos mientras nos reímos de lo ridículo que se te ve con ese collar de pinchos.
Bueno, llámalo collar de pinchos o corona de espinas.
Porque lo único que se te ha visto hacer en este combate es decir "¿Por qué a mí, señor, por qué?", en plan representación barata de Semana Santa.
Y yo creyendo que te resultaría más interesante ser un animalillo encerrado en la jaula, cual canario luciéndose ante las visitas...

Mayhem, en su jaula de oro.
Porque debe de ser así como te tienen, ¿no?
Supuestamente empezaste como mindundi, llegaste a virtuoso y has acabado en FUHRER.
¿Qué es lo siguiente, "El que mucho prometía pero nunca la metía?
Dejate de chascarrillos fáciles y de intentar impresionar a tu corte de miembros del coro de San Ildelfonso, intenta dar algún puñetazo en la mesa para variar.
O deja que te metan el puñetazo, con tu teoría de "la otra mejilla", sonríe y luego, pide más.
Aunque, quizá ni te lo merezcas.
¡¡Y deja de apagarte mis cigarrillos en las manos, hombre!!
Nos leemos.