El último concierto al que has ido.
Bueno... voy a poner la crítica de un colegui periodista que tuve al lado en el concierto de KOL...
[url=http://www.notesalves.com/modules.php?name=Musica&file=conciertos&op=MusicaVerCritica&id_critica=37]
Los nuevos reyes por Jabitxu
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Nos hemos quejado muchas veces de que, a pesar de ser una ciudad enorme, la oferta musical de Madrides bastante más reducida si la comparamos con otras ciudades españolas (¿Barcelona?) y vemos con cierta tristeza cómo hay muchas giras de grandes artistas que, desgraciadamente, para los que nos ha tocado vivir aquí, no pasan por la capital y nos quedamos sin poder disfrutar de ellos. Pero quizás, Noviembre se haya convertido en los últimos años en un mes en el que la agenda se empieza a llenar de buenas propuestas, llegando incluso a juntarse varios eventos en el mismo día, como fue el caso del jueves 11, día en el que coincidieron el inicio del festival Wintercase con el concierto de los Kings of Leon. Esta vez, lamentablemente, hubo que elegir.
Personalmente, me decanté por el concierto de Kings of Leon, aunque la verdad es que después de verles este verano en el FIB, me sentí un poco defraudado, ya que los de Nashville no ofrecieron una gran actuación de en el festival castellonense. La decepción quizás fuera motivada porque casi dos tercios del concierto estuvieron copados por canciones que luego formarían parte de su nuevo disco, Aha Shake Heartbreak, publicado en nuestro país el pasado 2 de Noviembre. Pero en ese momento, nadie conocía esas canciones... y si a eso le unimos que el sonido de la carpa no fue del todo fino, nos quedamos con un amargo sabor de boca; sobre todo, para aquellos que era la primera vez que los veíamos en directo.
Sin embargo, esta vez fue distinto. Después de llevar dos semanas devorando el nuevo trabajo, me encontraba en ese punto álgido donde disfrutas tanto de las canciones que las escuchas todos los días, y empiezas a comerte las uñas esperando a que llegue la cita. Y es que con Aha Shake Heartbreak ha llegado la confirmación y creo que el salto definitivo de los americanos. Si Youth and Young Manhood fue considerado como quizás el disco más influyente, rompedor, interesante, diferente, desde el Definitely Maybe de Oasis, este segundo largo pone de claro manifiesto la genialidad de esta banda.
Como preludio a la actuación, la organización del concierto había propuesto como teloneros a unos muy interesantes Mooney Suzuki, pero cuando llegamos nos encontramos con un cartel avisando de un cambio de última hora. Y fue Jonny Kaplan el que finalmente se encargó de introducir la actuación de los Kings of Leon. Solo, únicamente acompañado por su guitarra y por su vaso de Johnnie Walker con hielo (y sin coca cola) encarriló una simpática actuación donde hubo tiempo para una versión de los Pixies y otra de Tom Waits. Y sirvió para mantener expectantes a un público que, sobre todo, en las primeras filas, venía ya bastante predispuesto a pasárselo bien. Un público que, después de terminar Jonny Kaplan su actuación y prometer su regreso en el mes de Marzo con su banda The Lazy Stars, había llenado completamente la sala.
Eran las diez en punto cuando las luces se apagaron e hicieron acto de presencia los hermanos Caleb, Nathan y Fared Followill, y su primo Matthew. El ambiente era digno para una gran cita y desde luego que esta vez no iban a defraudar a nadie. Y, para calentar más aún el ambiente y meterse desde el inicio al público en el bolsillo, qué mejor que comenzar con canciones del Youth and Young Manhood, cuyas letras se sabía de memoria el respetable. Y así, como un huracán, sin mediar palabra y con apenas segundos entre canción y canción, encarrilaron las tres primeras canciones de su primer trabajo pero en este orden: Happy alone, Red morning light y Wasted time. Un sonido que rayó la perfección y la elección de las canciones, permitieron que todo el público estuviera ya sudando y casi ronco al finalizar estas tres canciones. Pero la noche no iba a dar tregua a nadie. La batería y el bajo empezaron a sonar dando paso a la primera canción que sirvió para introducir su reciente Aha Shake Heartbreak... y qué mejor que Taper Jean Girl, donde las primeras palabras de cada estrofa dicen precisamente “Aha Shake”... lo cierto es que el final de esta canción marcó uno de los primeros momentos álgidos de la actuación.
El rock ´n´ roll con ese estilo gamberro característico de los KOL hizo acto de presencia con Pistol of fire provocando la sonrisa a más de uno al ver la mueca en el rostro de Caleb al cantar ese Aiyah. Pero volvimos hábilmente al primer disco, para que no decayeran los ánimos de aquellos que no hubiera escuchado las canciones anteriores, con Holy Roller Novocaine, tocada mucho más rápida que en el disco y con otro final de canción memorable. Y acto seguido, escuchamos los primeros acordes de lo que ha sido su primer single y presentación de su nuevo trabajo: The Bucket... ¡tremenda! las guitarras de Caleb y Matthew sonaron a las mil maravillas. Seguimos desgranando canciones a un ritmo enloquecido, no más de quince segundos entre canción y canción... El estribillo pegadizo de Soft dio paso a otro de los ya clásicos del grupo: Molly’s Chambers que nos hizo enloquecer definitivamente. Tomamos un respiro momentáneo para coger aire, mientras Caleb cantaba en solitario el inicio de Milk, efímero, porque la canción se va transformando a medida que se van incorporando el resto de componentes e instrumentos. Y seguimos con Razz, momento en el, quizás, caímos en la cuenta de la calidad y la claridad del sonido que reinó durante toda la noche en la sala... una forma sencilla de cuantificar lo bien o mal que suena un grupo es quizás por el sonido del bajo. La mayoría de las veces o no se oye o suena demasiado saturado. En una banda como los KOL, donde este instrumento es tan importante, la mejor canción para probarlo es quizás Razz y a juzgar por cómo sonó, sólo podemos agradecer y felicitar a los técnicos de sonido.
Tras Four Kicks, la canción rock más clásica del disco, enfilamos la recta final del concierto en manos del Youth and Young Manhood para el delirio del público... tampoco faltó, cómo no, la gran California Waiting. Con toda la sala entregada y saltando al ritmo de sus guitarras, los Followill abandonaron el escenario por primera vez.
Tras el bis llegó uno de los momentos más especiales de la noche, pues fue cuando interpretaron las dos primeras canciones del Aha Shake Heartbreak, que en mi opinión suponen un cambio de registro, ya que se nota una mayor sofisticación en las melodías, alcanzando una cota más alta en la labor compositiva del grupo. Sin duda, un broche final digno de una noche que será recordada por mucho tiempo en la memoria de los que tuvimos la oportunidad de estar allí.
----------------------------
Podeis compararla con la mía (que bueno.. ni es crítica ni es ná)
foticos
http://www.notesalves.com/images/musica ... 1104_2.jpg
http://www.notesalves.com/images/musica ... 1104_3.jpg
http://www.notesalves.com/images/musica ... 1104_4.jpg
http://www.notesalves.com/images/musica ... 1104_5.jpg
Yo estaba a una distancia de los muchachitos aproximada a la del jabitxu, que fue el que sacó las fotos.
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Los nuevos reyes por Jabitxu
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Nos hemos quejado muchas veces de que, a pesar de ser una ciudad enorme, la oferta musical de Madrides bastante más reducida si la comparamos con otras ciudades españolas (¿Barcelona?) y vemos con cierta tristeza cómo hay muchas giras de grandes artistas que, desgraciadamente, para los que nos ha tocado vivir aquí, no pasan por la capital y nos quedamos sin poder disfrutar de ellos. Pero quizás, Noviembre se haya convertido en los últimos años en un mes en el que la agenda se empieza a llenar de buenas propuestas, llegando incluso a juntarse varios eventos en el mismo día, como fue el caso del jueves 11, día en el que coincidieron el inicio del festival Wintercase con el concierto de los Kings of Leon. Esta vez, lamentablemente, hubo que elegir.
Personalmente, me decanté por el concierto de Kings of Leon, aunque la verdad es que después de verles este verano en el FIB, me sentí un poco defraudado, ya que los de Nashville no ofrecieron una gran actuación de en el festival castellonense. La decepción quizás fuera motivada porque casi dos tercios del concierto estuvieron copados por canciones que luego formarían parte de su nuevo disco, Aha Shake Heartbreak, publicado en nuestro país el pasado 2 de Noviembre. Pero en ese momento, nadie conocía esas canciones... y si a eso le unimos que el sonido de la carpa no fue del todo fino, nos quedamos con un amargo sabor de boca; sobre todo, para aquellos que era la primera vez que los veíamos en directo.
Sin embargo, esta vez fue distinto. Después de llevar dos semanas devorando el nuevo trabajo, me encontraba en ese punto álgido donde disfrutas tanto de las canciones que las escuchas todos los días, y empiezas a comerte las uñas esperando a que llegue la cita. Y es que con Aha Shake Heartbreak ha llegado la confirmación y creo que el salto definitivo de los americanos. Si Youth and Young Manhood fue considerado como quizás el disco más influyente, rompedor, interesante, diferente, desde el Definitely Maybe de Oasis, este segundo largo pone de claro manifiesto la genialidad de esta banda.
Como preludio a la actuación, la organización del concierto había propuesto como teloneros a unos muy interesantes Mooney Suzuki, pero cuando llegamos nos encontramos con un cartel avisando de un cambio de última hora. Y fue Jonny Kaplan el que finalmente se encargó de introducir la actuación de los Kings of Leon. Solo, únicamente acompañado por su guitarra y por su vaso de Johnnie Walker con hielo (y sin coca cola) encarriló una simpática actuación donde hubo tiempo para una versión de los Pixies y otra de Tom Waits. Y sirvió para mantener expectantes a un público que, sobre todo, en las primeras filas, venía ya bastante predispuesto a pasárselo bien. Un público que, después de terminar Jonny Kaplan su actuación y prometer su regreso en el mes de Marzo con su banda The Lazy Stars, había llenado completamente la sala.
Eran las diez en punto cuando las luces se apagaron e hicieron acto de presencia los hermanos Caleb, Nathan y Fared Followill, y su primo Matthew. El ambiente era digno para una gran cita y desde luego que esta vez no iban a defraudar a nadie. Y, para calentar más aún el ambiente y meterse desde el inicio al público en el bolsillo, qué mejor que comenzar con canciones del Youth and Young Manhood, cuyas letras se sabía de memoria el respetable. Y así, como un huracán, sin mediar palabra y con apenas segundos entre canción y canción, encarrilaron las tres primeras canciones de su primer trabajo pero en este orden: Happy alone, Red morning light y Wasted time. Un sonido que rayó la perfección y la elección de las canciones, permitieron que todo el público estuviera ya sudando y casi ronco al finalizar estas tres canciones. Pero la noche no iba a dar tregua a nadie. La batería y el bajo empezaron a sonar dando paso a la primera canción que sirvió para introducir su reciente Aha Shake Heartbreak... y qué mejor que Taper Jean Girl, donde las primeras palabras de cada estrofa dicen precisamente “Aha Shake”... lo cierto es que el final de esta canción marcó uno de los primeros momentos álgidos de la actuación.
El rock ´n´ roll con ese estilo gamberro característico de los KOL hizo acto de presencia con Pistol of fire provocando la sonrisa a más de uno al ver la mueca en el rostro de Caleb al cantar ese Aiyah. Pero volvimos hábilmente al primer disco, para que no decayeran los ánimos de aquellos que no hubiera escuchado las canciones anteriores, con Holy Roller Novocaine, tocada mucho más rápida que en el disco y con otro final de canción memorable. Y acto seguido, escuchamos los primeros acordes de lo que ha sido su primer single y presentación de su nuevo trabajo: The Bucket... ¡tremenda! las guitarras de Caleb y Matthew sonaron a las mil maravillas. Seguimos desgranando canciones a un ritmo enloquecido, no más de quince segundos entre canción y canción... El estribillo pegadizo de Soft dio paso a otro de los ya clásicos del grupo: Molly’s Chambers que nos hizo enloquecer definitivamente. Tomamos un respiro momentáneo para coger aire, mientras Caleb cantaba en solitario el inicio de Milk, efímero, porque la canción se va transformando a medida que se van incorporando el resto de componentes e instrumentos. Y seguimos con Razz, momento en el, quizás, caímos en la cuenta de la calidad y la claridad del sonido que reinó durante toda la noche en la sala... una forma sencilla de cuantificar lo bien o mal que suena un grupo es quizás por el sonido del bajo. La mayoría de las veces o no se oye o suena demasiado saturado. En una banda como los KOL, donde este instrumento es tan importante, la mejor canción para probarlo es quizás Razz y a juzgar por cómo sonó, sólo podemos agradecer y felicitar a los técnicos de sonido.
Tras Four Kicks, la canción rock más clásica del disco, enfilamos la recta final del concierto en manos del Youth and Young Manhood para el delirio del público... tampoco faltó, cómo no, la gran California Waiting. Con toda la sala entregada y saltando al ritmo de sus guitarras, los Followill abandonaron el escenario por primera vez.
Tras el bis llegó uno de los momentos más especiales de la noche, pues fue cuando interpretaron las dos primeras canciones del Aha Shake Heartbreak, que en mi opinión suponen un cambio de registro, ya que se nota una mayor sofisticación en las melodías, alcanzando una cota más alta en la labor compositiva del grupo. Sin duda, un broche final digno de una noche que será recordada por mucho tiempo en la memoria de los que tuvimos la oportunidad de estar allí.
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Podeis compararla con la mía (que bueno.. ni es crítica ni es ná)
foticos
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Yo estaba a una distancia de los muchachitos aproximada a la del jabitxu, que fue el que sacó las fotos.
Su última visita fue: 24/12/10
- Criadillas
- Palomitero mórbido
- Mensajes: 17401
- Registrado: 01 Ago 2003 19:38
- Ubicación: En la calle del pepino.
M-Clan.
Día.... no sé, un jueves de la semana pasada...
Lugar. Teatro Lope de Vega, en todo el centro de Mandril.
Comentario.
Hay veces que el lugar donde se realiza un concierto tiene un valor de cerca del 40% del total de la impresión final que te ha dado el concierto.
A decir verdad el teatro Lope de Vega es un emplazamiento francamente cojonudo. Es un teatro, ok, pero el público a la segunda canción ya estaba de pie. La capacidad que tiene es realmente considerable, con dos anfiteatros enormes. Y a todo eso se le une la excelente acústica de la que está capacitada. Al final tenemos todos los elementos que se me antojan como deseables antes de empezar un concierto.
Faltaba ver al grupo.
A la entrada daban dos trozos de plástico que no había visto en vivo en mi vida. Pronto descubrí que se trataban de dos artilugios hipersofisticados que se inflaban con pajitas de beber y que se convertian en un progigio de ingeniería y diseño, en dos porras de plástico con forma de pepinos y de medio metro de altura, las cuales harían las delicias de Urdu y alrededores sin duda.
El mecanismo (que ya había visto en las gradas de los partidos de baloncesto) consistía en dar de hostias las dos barras de plástico y producir un estúpido sonido muy ruidoso.
Yo me debí perder las instrucciones de las azafatas, pero viendo el panorama, no tardé en darme cuenta de que debían dar premio a la persona que más fuerte diera de hostias con las porras y más ruido metiera.
Al llegar a nuestras butacas MODE MELOSO ON: fila 5 - 30 lerus del ala mecaoenlaputa...., la gente para no aburrirse demasiado utilizaba las porritas éstas y las hacía sonar entre sí, en una mezcla de excitación preconcierto y monguicie crónica.
La mayoría las golpeaba entre sí, ya digo, pero había conatos de guerrilleros rebeldes que se divertían dándose de hostias en las cabezas con ellas y a los de alrededor también. Curiosamente nadie se cabreaba ni nada. Se limitaban a mirar mal y a cagarse silenciosamente en las últimas veinte generaciones del agresor de una en una y con cuidado.
En fin.
Salió Carlos Tarque en un impecable traje blanco de corrupción en Miami y parcando más paquete que el Sifredi, por lo que los tíos nos miramos nerviosetes entre todos y a las chicas las dio por gritar histéricas y a punto de tirarle la ropa interior y ellas mismas si los de seguridad no hubiesen estado ojo avizor.
Sin presentarse ni hostias, apareció el guitarrista, un melenudo con pinta de haber tocado en Obús, y junto con el batería comenzaron a dar vida a la estupenda:
Filosofía barata.
Tras ella llegó Ataque al Corazón, y entre ellas dos conforman posiblemente los mejores pepinos guitarreros y rockanrolleros del últimos disco.
Encadenaron con Mario, con Maggie despierta, con Carolina... y cuando parecía que iban a atacar ferozmente todo el santoral, hicieron un requiebro y le dieron a Miedo, canción con la que servidor disfrutó como un enano y sintió cómo todos y cada uno de los pelos de su culo tomaban la firmeza de una escarpia de escalador alpino.
Hicieron un salto a sus primeros discos y le dieron el gustazo a sus fans de toda la vida (Hasta la vista rock and roll), los cuales se las sabían al dedillo y nos dejaron a los demás (a los que nos enteramos de su existencia a partir del Llamando a la Tierra) un poco en ridículo.
Nos resarcimos cuando se fueron a por Antihéroe, la excelente y cojonuda Souvenir, con Comunicando...
Parecía que se iban a dejar más de una; un poco de cague en el ambiente.
Tarque estaba como una moto; gracioso, hiperactivo... en el fondo con bastante clase. Se nota que es un grupo que lleva más de una década pateándose escenarios, desde tascas de pueblo hasta salas enormes de dentro y fuera del país. Tienen el directo en la sangre y una compenetración acojonante.
Una histérica detrás mío casi me deja sordo a gritos cuando empezaron los primeros acordes alegres de Quédate a dormir.
Antes de meterle una de las porras hasta la traquea caí en la cuenta de que ésa canción bien merece un tímpano menos.
Si no recuerdo mal, creo que ése fue el momento más grande de todo el concierto. Cientos y cientos de personas cantándolo al unísono y pegando saltos y bailando como descosidos.
Como tiene que ser, claro. La canción lo vale, ya lo digo.
Se largan, hacen un bis (Antihéroe, y otras dos que no recuerdo).
Se vuelven a largar, hacen otro, ésta vez más largo, el último de todos.
La gente quiere más y más, pero todo lo que tiene un principio tiene un final, como decía Courtney Cox en Scream mientras el Wes Craven hacía un plano americano en el que sus tetas estaban en todo el centro.
Al final hacen un bis con una versión de Antihéroe, de nuevo, en la que entrelazan partes de otras canciones. Les queda cojonudísimo; un broche final perfecto y emotivo. Esta gente sí que sabe.
Como única pega decir que no tocaron "No quiero verte", que es de las cinco o seis mejores que han compuesto jamás, pero en fin, nada es perfecto.
Las luces se encienden y de nuevo salimos al frescor de la Gran Vía. Todos estamos sonrientes y con una sensación a la que se te queda después de haber mojado, y bien. Al norte los carteles que llevan a Fuencarral. Al sur el celebérrimo cartel de Callao. Más allá el metro, los autobuses y la vuelta a casa.
En frente, un bar mítico con las paredes de baldosines y cuya especialidad son el jamón ibérico y la cerveza, el cual no para de llenarse de refugiados del concierto.
Son las 00:00 de la noche. El reloj no miente.
Qué coño, ya es jueves...
Día.... no sé, un jueves de la semana pasada...
Lugar. Teatro Lope de Vega, en todo el centro de Mandril.
Comentario.
Hay veces que el lugar donde se realiza un concierto tiene un valor de cerca del 40% del total de la impresión final que te ha dado el concierto.
A decir verdad el teatro Lope de Vega es un emplazamiento francamente cojonudo. Es un teatro, ok, pero el público a la segunda canción ya estaba de pie. La capacidad que tiene es realmente considerable, con dos anfiteatros enormes. Y a todo eso se le une la excelente acústica de la que está capacitada. Al final tenemos todos los elementos que se me antojan como deseables antes de empezar un concierto.
Faltaba ver al grupo.
A la entrada daban dos trozos de plástico que no había visto en vivo en mi vida. Pronto descubrí que se trataban de dos artilugios hipersofisticados que se inflaban con pajitas de beber y que se convertian en un progigio de ingeniería y diseño, en dos porras de plástico con forma de pepinos y de medio metro de altura, las cuales harían las delicias de Urdu y alrededores sin duda.
El mecanismo (que ya había visto en las gradas de los partidos de baloncesto) consistía en dar de hostias las dos barras de plástico y producir un estúpido sonido muy ruidoso.
Yo me debí perder las instrucciones de las azafatas, pero viendo el panorama, no tardé en darme cuenta de que debían dar premio a la persona que más fuerte diera de hostias con las porras y más ruido metiera.
Al llegar a nuestras butacas MODE MELOSO ON: fila 5 - 30 lerus del ala mecaoenlaputa...., la gente para no aburrirse demasiado utilizaba las porritas éstas y las hacía sonar entre sí, en una mezcla de excitación preconcierto y monguicie crónica.
La mayoría las golpeaba entre sí, ya digo, pero había conatos de guerrilleros rebeldes que se divertían dándose de hostias en las cabezas con ellas y a los de alrededor también. Curiosamente nadie se cabreaba ni nada. Se limitaban a mirar mal y a cagarse silenciosamente en las últimas veinte generaciones del agresor de una en una y con cuidado.
En fin.
Salió Carlos Tarque en un impecable traje blanco de corrupción en Miami y parcando más paquete que el Sifredi, por lo que los tíos nos miramos nerviosetes entre todos y a las chicas las dio por gritar histéricas y a punto de tirarle la ropa interior y ellas mismas si los de seguridad no hubiesen estado ojo avizor.
Sin presentarse ni hostias, apareció el guitarrista, un melenudo con pinta de haber tocado en Obús, y junto con el batería comenzaron a dar vida a la estupenda:
Filosofía barata.
Tras ella llegó Ataque al Corazón, y entre ellas dos conforman posiblemente los mejores pepinos guitarreros y rockanrolleros del últimos disco.
Encadenaron con Mario, con Maggie despierta, con Carolina... y cuando parecía que iban a atacar ferozmente todo el santoral, hicieron un requiebro y le dieron a Miedo, canción con la que servidor disfrutó como un enano y sintió cómo todos y cada uno de los pelos de su culo tomaban la firmeza de una escarpia de escalador alpino.
Hicieron un salto a sus primeros discos y le dieron el gustazo a sus fans de toda la vida (Hasta la vista rock and roll), los cuales se las sabían al dedillo y nos dejaron a los demás (a los que nos enteramos de su existencia a partir del Llamando a la Tierra) un poco en ridículo.
Nos resarcimos cuando se fueron a por Antihéroe, la excelente y cojonuda Souvenir, con Comunicando...
Parecía que se iban a dejar más de una; un poco de cague en el ambiente.
Tarque estaba como una moto; gracioso, hiperactivo... en el fondo con bastante clase. Se nota que es un grupo que lleva más de una década pateándose escenarios, desde tascas de pueblo hasta salas enormes de dentro y fuera del país. Tienen el directo en la sangre y una compenetración acojonante.
Una histérica detrás mío casi me deja sordo a gritos cuando empezaron los primeros acordes alegres de Quédate a dormir.
Antes de meterle una de las porras hasta la traquea caí en la cuenta de que ésa canción bien merece un tímpano menos.
Si no recuerdo mal, creo que ése fue el momento más grande de todo el concierto. Cientos y cientos de personas cantándolo al unísono y pegando saltos y bailando como descosidos.
Como tiene que ser, claro. La canción lo vale, ya lo digo.
Se largan, hacen un bis (Antihéroe, y otras dos que no recuerdo).
Se vuelven a largar, hacen otro, ésta vez más largo, el último de todos.
La gente quiere más y más, pero todo lo que tiene un principio tiene un final, como decía Courtney Cox en Scream mientras el Wes Craven hacía un plano americano en el que sus tetas estaban en todo el centro.
Al final hacen un bis con una versión de Antihéroe, de nuevo, en la que entrelazan partes de otras canciones. Les queda cojonudísimo; un broche final perfecto y emotivo. Esta gente sí que sabe.
Como única pega decir que no tocaron "No quiero verte", que es de las cinco o seis mejores que han compuesto jamás, pero en fin, nada es perfecto.
Las luces se encienden y de nuevo salimos al frescor de la Gran Vía. Todos estamos sonrientes y con una sensación a la que se te queda después de haber mojado, y bien. Al norte los carteles que llevan a Fuencarral. Al sur el celebérrimo cartel de Callao. Más allá el metro, los autobuses y la vuelta a casa.
En frente, un bar mítico con las paredes de baldosines y cuya especialidad son el jamón ibérico y la cerveza, el cual no para de llenarse de refugiados del concierto.
Son las 00:00 de la noche. El reloj no miente.
Qué coño, ya es jueves...
- Penetreitor
- Mojahedín
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