Ernest Shackleton
Publicado: 30 Ago 2018 12:43
Todo empezó aquí, en un pequeño anuncio en un periódico que obtuvo una respuesta abrumadora. Cientos de hombres se presentaron para formar parte de la expedición que iría a cruzar la Antártida comandada por Sir Ernest Shackleton.
Nacido en Irlanda en 1874, había formado parte de anteriores expediciones al continente helado, entre ellas una acompañando a Robert Scott y otra organizada por él mismo, que junto a tres compañeros lograron llegar al punto más al sur de la Antártida al que había llegado un ser humano.
Enamorado de esas tierras y de la dureza de la aventura, en 1914 partía una vez más rumbo al sur junto a los 27 hombres que conformaban el equipo, unos hombres que habían acudido con entusiasmo a la llamada de ese anuncio publicado meses antes y respondido a preguntas como "¿Sabes silbar o te gusta cantar?" hechas por parte del propio Shackleton, que se hacía así una idea del tipo de persona que necesitaba en caso de enfrentarse a una situación complicada durante la expedición. Una persona capaz de mantener la cordura, de animar a los compañeros, de hacer gala de un entusiasmo imprescindible a la hora de querer salvar la propia vida y la de sus amigos.
La expedición no tuvo éxito, si el éxito se mide en alcanzar la meta que se habían propuesto al abandonar Inglaterra ya que el Endurance, un buque rompehielos de tres mástiles y 44 metros de eslora, quedó encallado y fue destrozado por la presión de las placas de hielo que crecieron a su alrededor al poco de adentrarse en el inhóspito territorio.
«Durante la noche del día 3 oímos cómo el hielo se trituraba hacia el este, y por la mañana vimos que el hielo fresco se había alzado hasta 2,5 y 3 metros. Fue el primer murmullo del peligro que alcanzaría proporciones amenazadoras en los meses siguientes.»
(Continúa la wiki con retoques personales):
La tripulación del barco y los miembros de la expedición tuvieron que realizar un viaje épico que duró meses, primero en trineo atravesando el helado Mar de Weddell y posteriormente en bote hasta la Isla Elefante, en el archipiélago de las Islas Shetland del Sur.
Una vez allí, reconstruyeron uno de sus pequeños botes y Shackleton junto con Worsley, y otros 4 hombres (Tom Crean, Timothy Macarthy, John Vincent y Henry McNeish) navegaron a través del tormentoso Atlántico Sur hasta la isla Georgia del Sur en busca de ayuda.
Este viaje embarcados en un bote de tan solo 6,7 m de eslora a través del Paso Drake hasta Georgia del Sur a finales del otoño Antártico (Abril-Mayo) era arriesgadísimo y posiblemente no tiene rival en la historia de la navegación, además fue una asombrosa muestra de la habilidad de Worsley para la navegación, ya que para orientarse sólo tenía un pequeño sextante que tenía que manejar en un diminuto bote agitado por las tormentas y olas gigantescas.
Por fin tocaron tierra en la costa sur de la isla Georgia del Sur y ataviados con un equipo mínimo y unas ropas a todas luces insuficientes, comenzaron a atravesar la cordillera que recorría la isla como si fuera su espina dorsal.
Esta aventura que en sí misma ya suponía un increíble esfuerzo para un ser humano, hay que tenerla en cuenta dentro del contexto del que provenían estos hombres: meses de aislamiento, comida insuficiente, frío extremo, inclemencias de un viaje a través del mar más agresivo...
Durante 36 horas y casi sin descanso cruzando un territorio que aún no había sido cartografiado, los tres hombres vieron en el horizonte la base ballenera de Grytviken.
Cuenta Shackleton que la emoción fue inmensa al ver el asentamiento humano. Pero al echarse un vistazo a sí mismos, se lamentaron de su aspecto desastrado y fue (creo que) Worsley el que sacó unos imperdibles y se recompusieron como pudieron la ropa hecha jirones para presentarse algo mejor ante los hombres a los acudían para salvar sus vidas.
Este dato me emociona especialmente. Putos ingleses y puto saber estar, joder.
Después de una mínima recuperación y tras conseguir un barco, hubo un primer intento fallido de rescate por parte de Shackleton, cuya única prioridad era acudir lo antes posible al rescate de los 22 hombres que habían permanecido en la Isla Elefante.
Finalmente, 22 meses después de haber llegado a la isla Georgia del Sur y tras otros 2 intentos fallidos a causa de las pésimas condiciones meteorológicas, el 30 de agosto de 1916 Shakleton y sus tres compañeros de expedición se aproximaron a la costa de la Isla Elefante para gritar desde la cubierta del barco en busca de supervivientes y su alegría fue inmensa cuando en la desangelada costa vieron agitarse los brazos y oyeron las débiles voces de sus amigos.
Shackleton gritó: "¿Estáis bien?" "Todos bien, jefe!" fue la respuesta que obtuvo de Wild desde la isla, que con estas palabras confirmaba que todos estaban vivos.
Toda la tripulación del Endurance había sobrevivido. Los expedicionarios acordaron celebrar a partir de entonces cada 30 de agosto y hacerlo hasta el final de sus días.
Habían pasado más de dos años desde que partieran de Inglaterra.
Y es por este motivo por el que en esta casa hayamos decidido rendir homenaje a estos hombres de capacidades asombrosas y celebremos también el 30 de agosto en su honor.
Os animo a brindar por ellos en algún momento del día, a leer alguna vez "Sur" escrito por el propio Shackleton y a compartir esta extraordinaria aventura con vuestros hijos (si es que los tenéis) con el maravilloso libro-cuento ilustrado "El viaje de Shackleton" de William Grill.
Qué peliculón podría hacerse Peter Weir si le diera la gana.