Da algo de compasión pasearse por las diversas ferias del libro y ver allá a los pobres autores más solos que la una y con carita de pena esperando a ver si les compras un libro. Así fue como me hice con él que da título al post, firmado por Ángel Viñas en persona.
Es propósito implícito de los autores explicar qué ha de ser un buen trabajo historiográfico. Que no consiste sólo en recoger memorias de los protagonistas, propagandas pro y anti gubernamentales y decretos del Gobierno de turno. También han de fijarse en las circunstancias socioeconómicas tanto a nivel global -la crisis mundial de 1929 en este caso- como a nivel microeconómico para explicar determinados estallidos localizados de violencia sin recurrir a espantapájaros falsariamente abarcadores tipo "las dos Españas" o "el cainismo de los españoles".
Sólo compilando datos para figurarse cómo vivían en épocas pasadas podremos establecer un metarrelato histórico fructuoso, alejado del modelo imperante de los hispanistas angloparlantes -que quizá por orgullo inconsciente consideran que EE. UU. y Gran Bretaña son las únicas democracias "verdaderas"- tan caro a nuestras élites cuando se trata de explicar la Guerra Civil española.
Y lo último es así y la explicación metodológica es precisa porque entrambas nos permiten llegar al metarrelato que proponen los autores: La Guerra Civil fue responsabilidad de los monárquicos con el objeto de cortar de raiz las reformas agraria y educativa en aquel entonces, para lo que han utilizado como "hombre de paja" para justificar su tropelía a los extremismos de la época -fascismo, comunismo, anarquismo- con el resultado de que a día de hoy se presentan cínicamente como los artífices de la reconciliación nacional..
La obra se subdivide así:
Los mitos del 18 de julio
- ¿Una guerra realmente inevitable?
Prólogo por el coordinador del libro Francisco Sánchez Pérez de la Universidad Carlos III de Madrid.
"Ni todos los que creen el la lucha de clases son partidarios de la guerra civil, ni los que creen que las leyes de Dios o el Dios-nación están por encima de los hombres se dedican siempre a organizar bandas armadas, ni los liberales y conservadores más tibios construyeron macroimperios y sojuzgaron y humillaron a millones de personas en el proceso, predicando la democracia y construyendo parlamentos. No fueron gobiernos de extremistas los que provocaron la Primera Guerra Mundial (o en el caso español, por ejemplo, la guerra de Marruecos).
- La trama militar de la conspiración
Fernando Puell de la Villa, de la U.N.E.D.
"Salvo contadas excepciones la mayoría de los historiadores admite que el amotinamiento de la tropa en la primavera y verano de 1873 fue la principal causa de la primera intervención corporativa del ejército en la vida pública. El cuerpo de oficiales en bloque, ante la incapacidad de los gobernantes para atajarlo, decidió unánimemente enderezar la situación, al margen de la clase política y detrás de sus generales, mediante los golpes de Estado de Pavía y Martínez Campos, sin entrar en sus propósitos ejercer el poder. A continuación, Cánovas del Castillo concedió al ejército el privilegio de erigirse en árbitro del espíritu y la letra del texto constitucional ["precepto no derogado explícitamente hasta 1989"] y toleró que el generalato gestionara autónomamente la política militar. A consecuencia de ello, los militares se replantearon su papel en la estructura estatal y se produjo una fuerte involución ideológica."
- La connivencia fascista con la sublevación y otros éxitos de la trama civil
Ángel Viñas de la Complutense de Madrid.
"De todas maneras no hay que llorar demasiado por el destino de quienes tanto habían hecho por conseguir la ayuda italiana y la posibilidad de que se desencadenase una guerra civil. Franco, corruptor nato, los compró con puestos honores, prebendas y consejos de administración siempre que fue necesario. [nota 101] Como también compraron los británicos a los generales monárquicos (y otros) durante la Segunda Guerra Mundial para que consiguieran que Franco no se decantase a favor del Eje. Sin contar con que Franco trituró inmediatamente las reformas republicanas que no gustaban a los monárquicos (y a la derecha en general) y que, como en los casos de la agraria, social y educativa, los sublevados se dedicaron a ello con fruición desde el primer momento. [nota 102] No en vano la guerra no se hizo para prevenir una revolución "roja" sino para triturar la democracia y sus molestas reformas.
[101] El caso típico fue [Antonio] Goicoechea [Cosculluela], nombrado gobernador del Banco de España. [...]
[102] Correspondió precisamente a [Pedro] Sáinz Rodríguez, como ministro de Educación Nacional en el primer gobierno de Franco (31 de enero de 1938 a 27 de abril de 1939), llevar a cabo la contrarreforma educativa en los diversos tramos (enseñanza primaria, bachillerato y universidad) que anuló la esencia misma de la modernización republicana. Impidió a España reecontrarse con la modernidad en favor de un proyecto ideológico alternativo capaz de fusionar el fascismo con un catolicismo de tradición hispana al servicio de un Estado totalitario en cuya cima se ubicaba la Corona."
- Una izquierda en busca de la revolución (el fracaso de la segunda revolución)
Julio Aróstegui de la Complutense de Madrid.
"Se produjo [a partir del golpe de Estado, no antes] la desestructuración real durante un tiempo del poder legal republicano. Un hecho sobre cuya tradición en la historia contemporánea española hasta entonces no es preciso extenderse aquí. ¿Cuántas veces no había estallado el "juntismo" en la contemporaneidad española desde 1808? Los casos de ese año seminal, 1808, 1820, 1835-36, 1854, 1868, con mayor o menor extensión y duración prueban una tradición incontestada."
- La radicalización de las derechas
Eduardo González Calleja de la Carlos III de Madrid.
"Durante la primera dictadura del siglo XX [Miguel Primo de Rivera, septiembre de 1923-enero de 1930] se elaboraron algunos documentos ideológicos y doctrinales que posibilitaron la reacción autoritaria de las derechas contra la democracia republicana de los años treinta. El culto al jefe, la exaltación de la jerarquía, la negación del liberalismo [en tanto que ideología social] y el parlamentarismo, la estructuración vertical de la política que implicaba el rechazo de la "partitocracia" tradicional, la reorganización corporativa de las relaciones de trabajo extendida a la estructura social y política, el concepto del Estado como organizador y armonizador de los intereses sociales, el nacionalismo patriótico excluyente, el populismo, la economía dirigida y la democracia orgánica opuesta al sufragio universal, con un Ejecutivo fuerte y un partido oficial único destinado a ejercer el monopolio de los cargos administrativos, fueron algunos de los elementos que sirvieron de apoyatura doctrinal y técnica al fascismo español y luego al franquismo"
- «España ha dejado de ser católica». La Iglesia y el "alzamiento"
Hilari Raguer de la Abadía de Montserrat.
De la misma tendencia extremista era el movimiento Acción Española, con la revista del mismo nombre, fundada con la intención declarada de sentar las bases filosóficas y teológicas de la rebelión. Era alma de la revista Eugenio Vegas Latapié, católico de misa y rosario diarios, miembro destacado del cuerpo jurídico militar, lo que le había permitido trabar amistad en Marruecos con los principales africanistas que serían hombres clave del alzamiento. Más monárquico que el Rey y más papista que el Papa, se desengaño sucesivamente de Alfonso XIII, de Juan de Borbón, y de Juan Carlos [actual Rey de España], de quién fue preceptor en Suiza, y en quién ojalá no haya dejado demasiada huella.
- Ni rota ni roja: El peligro separatista y la invocación a la nación en el golpe de Estado de julio de 1936
Xosé María Núñez Seixas de la Ludwig-Maximilian de Múnich.
"Sin embargo, entre 1937 y 1938 se fijaron las posiciones a este respecto del nuevo Estado franquista. Homogeneidad lo más absolutamente posible y ningún resquicio a una descentralización administrativa o hacia una tolerancia hacia formas de autonomía más o menos revestidas de vuelta a la tradición. Si en la prensa falangista hubo a mediados de 1937 algunos debates relativos a la posibilidad de tolerar el uso auxiliar y/o vehicular de las lenguas vernáculas en los primeros niveles de la enseñanza, con el argumento de que así se favorecía la preservación y transmisión de la auténtica tradición española, acabó por imponerse la posición castellanista a ultranza. Esta abogaba por una homogeneidad absoluta en lo lingüístico y lo cultural, con una posición jerárquicamente subordinada, aunque no del todo irrelevante, de las identidades subnacionales. Frente a estas últimas se manifestó una vieja contradicción del prensamiento tradicionalista y autoritario español, e incluso de la corta tradición del pensamiento falangista: si las provincias y el centralismo borbónico no gustaban por ser extranjerizantes y liberales, y y las regiones históricas eran el depósito de la auténtica tradición hispánica, por otro lado se temía el espectro del resurgimiento del separatismo en algunos territorios, donde el sentimiento de identidad nacional diferencial se sabía derrotado, pero no muerto. Se impuso, por lo tanto, la opción más segura: un Estado centralizado, con las provincias como intermediarias. Y esta fue la versión triunfante tras 1938."
- Con el cuchillo entre los dientes: El mito del "peligro comunista" en España en julio de 1936
Fernando Hernández Sánchez de la Autónoma de Madrid.
Hay que convenir en que ahora, como entonces, considerar que la República española había constituido un ensayo anticipado de las dictaduras comunistas implantadas al Este del "Telón de Acero" [tras la II Guerra Mundial] tuvo efectos emolientes para las conciencias laceradas de los intelectuales del Mundo Libre necesitados de justificar por qué este recompuso sus relaciones con Franco y le proporcionó el oxígeno necesario para la perpetuación de su dictadura."
- Las reformas de la primavera del 36 (en La Gaceta y en la calle)
Del propio Francisco Sánchez Pérez.
"«Moriré matando frente a este gobierno dictatorial, marxista y terrorista.» Esta frase tan contundente no fue lanzada en la primavera de 1936 en vísperas de la guerra civil, sino que era la manera en que se despachaba el propietario del Asador Guadalmina de Marbella, en febrero de 2011, para protestar por la prohibición de fumar en recintos públicos, aplicada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. No crean que estas declaraciones fueron una excepción. Abundaron y abundan en los medios (y en la calle) comentarios y visiones muy similares y aún más denigratorias sobre este y otros asuntos. A algunos puede parecerles exageradas, pero su reiteración y acumulación, pues hay cadenas enteras de televisión y radio, así como varios periódicos y muchísismas páginas web, que se nutren de estas lindezas, podrían hacer pensar a un lector de, pongamos el año 2091, que algo muy grave sucedía en España, que justificaba cuando menos la violencia, o por qué no, una rebelión."
- La "primavera trágica" de 1936 y la pendiente hacia la guerra civil
De José Luis Ledesma de la Universidad de Zaragoza.
Porque todavía más revelador resulta fijarse en los rostros de las víctimas. Aquí el equilibrio es desde luego menor y desmiente la idea de una persecución implacable a las derechas. Vinculadas a estas estarían nada menos que el 29% de las víctimas, pero las que eran militantes o simpatizantes de izquierdas alcanzaban un mínimo del 42%. Se trata además de un «cálculo conservador» porque se le podría sumar buena parte del otro 23% de víctimas con identidad política desconocida pero que cayeron a manos de las fuerzas policiales en conflictos protagonizados sobre todo por grupos ligados a sindicatos y partidos de izquierda. El dato final lo aporta lo que se sabe sobre el perfil socioprofesional de los muertos. Es muy definitorio que el grupo más castigado- cuadruplicando las cifras del siguiente- es el de los obreros, jornaleros y empleados, y lo es al menos tanto la muy reducida representación de propietarios, empresarios y arrendatarios [curiosamente ni un sólo religioso]."
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
No sé si he hecho bien al poner citas parciales, suele ser habitual la prohibición de reproducir sin permiso expreso y yo no lo tengo. No obstante, las escogí entre las que mucho no tenían que ver con el tema principal con ánimo de incitaros a comprar el libro. Que trata sobre todo de economía, tanto contratos materiales como situación de España en la década de los treinta del siglo pasado. Pero que te da un transfondo internacional de crisis aunque sea a través de las notas.
Voy a intentar un pequeño relato en base a lo aprendido:
El comunismo no pretendía extenderse antes de la Segunda Guerra Mundial. Pese a las evidencias al respecto por parte de los servicios de inteligencia británicos, el gobierno de Su Graciosa Majestad por acción u omisión consintió o financió movimientos para desestabilizar las democracias de la Europa continental en favor de dictaduras de derechas.
El núcleo de la "acción" en el libro es pese a sus prolijos detalles económicos, la aventura de espías en la cual los antirrepublicanos españoles, ya en contacto con las altas instancias de la Italia fascista, empezaron a comprar armas en marzo de 1934, seis meses antes de la Revolución de Asturias, para derrocar la República y restaurar al Rey Alfonso XIII, casualmente residente en Roma. Como a éso se añadió que Franco tuvo un golpe de suerte -él lo llamaría baracca- que le permitió tener línea directa con Rudolph Hess.
Mientras el Gobierno repúblicano, sabedor de la conjura militar africanista, pero confiado en que no podrían cruzar el Estrecho permanecía en candorosa inacción. Hasta que se toparon con la desagradable sorpresa de que entre Savoias, Fiat, Heinkels y Junkers el Ejército de África había desembarcado en la península. Aviones de primera línea conseguidos los italianos en contrato privado de la empresa aeronáutica transalpina con Pedro Sáinz Rodríguez a la sazón un simple catedrático de la Universidad Central de Madrid y los alemanes a través de una red de falsas empresas pantalla hispano-alemanas que ocultaban que tras éllas estaban el partido nazi y el futuro dictador Francisco Franco.
Tras la victoria el resquemor de Franco hacia Alfonso XIII primero, y el sangriento final de Mussolini y Hitler después convencieron al militar de la conveniencia de no abandonar el mando. Y occidente consintió porque otra cosa no, pero el gallego era anticomunista convencido.
Desde entonces Europa marchó por la senda del Estado de Bienestar, las libertades, las democracias y todas esas cosas de las que nos sentimos tan orgullosos. Pero los socialistas no formaron gobierno en Alemania hasta 1969, en coalición y diez años después de renunciar a sus postulados marxistas. En Italia hasta 1980 en el marco del Pentapartito. En Francia hasta 1981. De los comunistas mejor ni hablamos.
Esta es la civilización europea posterior a las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial. Un sistema de cooperación entre clases donde la izquierda pintaba menos y nada y sólo llegó al poder para disolver el cacareado Estado de Bienestar en aras de la nueva política austrochicagüense de liberalismo a ultranza y capitalismo especulativo que no productivo.
Mientras en España, los monárquicos que causaron la guerra se nos presentan como padres fundadores de la reconciliación nacional -que no incluye el respeto a los muertos o exiliados- maldicen al fascismo de los cuarenta y al comunismo soviético y al difunto Franco, todos éllos convenientemente desaparecidos. Y son tan modernuquis que han consentido en que gobiernen los socialistas para desguazar el garantismo estatal de la posguerra.
En resumen,
Ni Dios ni Rey
Compráos el libro que os va a gustar.
¿Os importa que lo comparta con el otro foro?