pero que pasa?
tonetti escribió:En mi opinión este problema junto con la manipulación y falta de objetividad en todos los medios de comunicación son dos grandes lastres para la 'democracia' en este país.
Es cierto, pero el problema de la fata de objetividad de los medios de comunicación se da en prácticamente todos los países democráticos. Y veo muy difícil que llegue a erradicarse: nadie muerde la mano que le da de comer.
Montgomery escribió:Y es que los nombramientos de los gerifaltes de los órganos colegiados y tribunales superiores que rigen la judicatura española (CGPJ - TS - TC) se hacen según acuerdos políticos, esto es, el presidente y los vocales del CGPJ, y los presidentes del TS y del TC serán normalmente afectos al partido político que deposita en ellos su confianza. Da la impresión de que este es un método viciado de origen, por muy loable que sea la intención de la norma de involucrar a los ciudadanos, mediante sus representantes públicos, en la dirección de la administración de justicia.
Es curioso, pero en los comienzos de este periodo democrático el sistema era mixto: de los veinte miembros del Consejo General del Poder Judicial cuatro los elegía el Congreso, cuatro el Senado y el resto los elegían los propios jueces. Sin embargo, desde 1985, se acabaron las tonterías y el Gobierno decidió —decisión ratificada por el Parlamento— que los veinte miembros serían elegidos por las Cortes —diez por el Congreso y diez por el Senado—. La idea era que los representantes del pueblo eran quienes debían elegir a los integrantes del órgano de gobierno de los jueces. Se puede estar o no de acuerdo, pero el argumento tampoco es descabellado El problema es que todo lo que tocan los políticos lo corrompen, y en lugar de consensuar el nombramiento de todos los vocales —con esa idea se estableció la mayoría de 3/5 necesaria para llegar a un acuerdo— lo que han hecho es repartirse los puestos en función de la representación parlamentaria, consiguiendo de esta manera que los vocales sean una panda de borregos sumisos y obedientes que llevan tatuado en la frente el nombre del partido que los propuso.
El método actual —de hace un par de años o así— es un mero maquillaje consistente en elegir las Cortes directamente ocho miembros (cuatro por cámara) y los doce restantes lo eligen también Congreso y Senado de entre una selección de 36 candidatos propuestos por la asociaciones judiciales en función de su representatividad. Vamos, un paripé que apenas logra ocultar la completa politización del CGPJ.