Vista la segunda temporada de
Mindhunter en modo maratón desde el viernes.
Veredicto: pequeña decepción.
Soy un amante bandido de Fincher, y lo que encontré en la primera temporada fue algo así como ver mi adorada Zodiac convertida en serie de televisión. Mindhunter trataba de un grupo de pioneros que trataban de comprender la mente de los asesinos en serie, el foco y el grueso de la serie eran las entrevistas con los más famosos de ellos. Realmente no había un caso en concreto, sino que la historia iba sobre el proceso de comprensión del asesino, y la fascinación que nos causan las personas que tienen la maldad tan a flor de piel, y no solo no tratan de ocultarla sino que la exhiben.
Y todo ello adornado con una exquisita fotografía y el inconfundible sello de Fincher, que transmite como nadie el agobio y las atmósferas opresivas.
¿Y qué le pasa a esta segunda temporada? Pues mi decepción es a dos niveles, por un lado la historia principal que se ha elegido, y por el otro, las historias secundarias. Me explico.
Hemos pasado de una serie que no trata de un caso concreto, como era la primera temporada, a una serie en la que los agentes se centran en un caso abierto, el de los niños asesinados en Atlanta. Primer problema: al centrarse en ese caso, se abandonan prácticamente las entrevistas a psicópatas que era el núcleo de la primera. Solo hay unas pocas y no son en absoluto relevantes. Además, la trama de Atlanta me parece un caso demasiado grande, demasiado mediático y politizado, lo que va en contra de esa sensación de agonía y soledad que transmitía Zodiac, por ejemplo, en la que un par de chalados se pasaban décadas buscando y analizando pruebas y pistas. Aquí hay medios de comunicación, políticos... todo demasiado aparatoso para lo que yo busco en este tipo de series. En la primera eran cuatro locos en un sótano, en esta dirigen un equipo de cientos de personas.
Además, resulta bastante absurda la participación de los agentes en el caso. Se limitan a establecer un perfil que es el de negro de veinte a treinta años que suele visitar de nuevo el escenario del crimen. Nada más. Coño, ¿y esa es la aportación de la mega famosa división de ciencias del comportamiento del FBI? Durante la trama se dedican a dar palos de ciego, a detener a diestro y siniestro y no se presentan apenas pruebas, y la investigación es chapucera al máximo, para terminar dando como de carambola (en el último día de vigilancia, fíjate tú que conveniencia), con un supuesto asesino, que parece que sí, pero no se sabe.
La historia es real, al menos los asesinatos y el detenido, pero todo lo demás es ficción. Y me parece una ficción bastante floja...
Y la segunda decepción, las historias secundarias. Empezando por la historia de amor de la jefa lesbiana, que no es que no aporte nada, es que entorpece y está metida con calzador. Ese personaje no influye en absoluto en la trama de la segunda temporada (sí en la primera), y no tiene nada que ver con lo que se nos quiere contar. Si editan la serie y eliminan todas las escenas de esa trama, la serie permanece inalterada... y lo mismo te ahorras casi un capítulo entero.
Y la segunda historia secundaria, y la que más me ha dado por culo:
La trama del hijo del protagonista. Vamos a ver... tenemos a unos agentes del FBI que son los pioneros en Ciencias del comportamiento, que analizan psicópatas e investigan asesinos en serie, y resulta que da la puta casualidad de que el hijo de uno de ellos presencia y participa en el asesinato de un bebé, para posteriormente convertirse en una personalidad cerrada y retraida que le recuerda al padre a los asesinos que investiga.
¿EN SERIO ME TENGO QUE CREER ESA CASUALIDAD, HULIO?
Vamos a ver, que no somos gilipollas, y no me gusta que me traten como tal. Es evidente que esa trama está ahí para aportarle al personaje principal un dilema moral sobre si los asesinos nacen o se hacen, para que se cuestione hasta qué punto la infancia y la familia influyen en su comportamiento posterior. Pero cojones, hazlo de una forma que no sea tan forzadísima y, sobre todo, tan inverosímil.
Dicho esto, y aunque parezca que me ha parecido un mierdón, no es así. Es que llevaba demasiado hype, y la verdad es que me esperaba otra cosa después de tanta espera. Con todos estos problemas, sigue manteniendo un ritmo pausado pero con una atmósfera que engancha como la droga dura. El tema sigue siendo, en términos generales, muy atractivo, y me parece de lo mejorcito que hay en la tele hoy en día, aunque la primera muchísimo mejor que la segunda.