Primero, esta de El hombre que fue Sherlock Holmes, de Máximo Pradera:
Y esta de "Nadie duerme" de Barbijaputa:Hay escritores buenos o que con esfuerzo y trabajo pueden llegar a serlo, hay escritores mediocres que por mucho que se esfuercen nunca llegarán a más y hay escritores malos innecesarios, espontáneos, que se llaman a sí mismo escritores sin serlo y que ni siquiera con mucho esfuerzo conseguirían alcanzar la categoría de mediocres, que ya sería algo. Máximo Pradera es autor de una reciente novela titulada El hombre que fue Sherlock Holmes, y pertenece al tercer grupo, de los que ni esforzándose consiguen llegar a mediocres. Y no es porque no lo intenta tenazmente: tanto cuando firma con su nombre (Tócala otra vez, Bach) como cuando lo hace bajo el seudónimo de Joseph Gelinek (Las dos muertes de Mozart) resulta impresionante su afán, y como profesora de literatura me descubro ante ese intento de superación de alguien con las limitaciones de un Pradera que no se desanima nunca, quizá porque nunca busca la verdad en el agua de Narciso y es como un alumno retrasado cuyo esfuerzo heroico no puedes menos que aplaudir, y también como esos payasos que en los circos de antes reían tras cada bofetada, siempre en pie, dispuestos al nuevo chiste y la nueva bofetada. Persiguiendo el sueño imposible de que los críticos le traten como a un escritor y los verdaderos escritores le acepten como un igual, Pradera insiste en publicar libros, inasequible al juicio inapelable de los lectores que ignoran su obra con elocuente unanimidad, y la verdad es que no les faltan motivos.
(...)
Sin embargo, el de Pradera no es eso sino todo lo contrario, porque El hombre que fue Sherlock Holmes nos lleva traumáticamente del glamour de Holmes y Watson a la vulgaridad del fatuo yo del autor en una trama vulgar trufada de diálogos relamidos e imposibles y ramalazos machistas pretendidamente feministas, con uso erróneo de adjetivos y verbos (usa mal estólida y confunde rasgar con rasguear cuerdas de violín), situaciones de dudoso gusto (flatulencias y otras sordideces incluidas), de un humor de muy baja ley, grotesco y sin pizca de gracia, o de un infantilismo que da vergüenza ajena no sólo por la impudicia del autor sino por la del jurado que otorgó a esta obra el premio Jaén de novela (renuncio a imaginar cómo serían las otras presentadas), un premio que en vista del antecedente queda abierto a todo pésimo escritor que aspire a un galardón literario en su currículo. Si tal premio lo ganó Máximo Pradera lo puede ganar cualquiera, así que animo a presentarse en la próxima edición, porque ahí hay futuro, y me apresuro a comunicárselo a mis alumnos de literatura, alguno de los cuales también hace sus pinitos de redacción.
https://www.zendalibros.com/el-hombre-q ... novelista/
(...)
El español es una lengua muy rica con miles de matices y connotaciones y palabras adecuadas; pero no hay una sola palabra adecuada en esta autodenominada novela. Y el caso es que, como digo, nuestro idioma tiene muchas que evocan sonidos, sensaciones, olores, texturas; combinaciones que hacen surgir emociones que erizan el vello, que te dejan sin aliento reflexionando, que golpean con una imagen tan nítida que tienes que parar de leer. Es una pena que Barbijaputa no acierte una sola de esas palabras o combinaciones en más de 400 páginas. Que ya es tener mala puntería. Aquí las ruedas de prensa “se montan”, las cosas raras suenan “marcianísimas”, y la protagonista no analiza si sus sospechas serán infundadas, sino que se siente “conspiranoica”.
(...)
A lo largo de todo el libro se asocia fascismo y capitalismo con machismo y patriarcado, naturalmente; y la autora entiende que es en el socialismo (también naturalmente) el único entorno donde el feminismo puede florecer. Y por supuesto, a pesar de las horribles medidas represivas capitalistas, xenófobas, homófobas y machistas con que ese gobierno estrangula a un sinfín de colectivos, sólo el feminismo le planta cara. Nadie más que el feminismo. Con un par. Aún así, y se agradece el detalle, los fascistas de TOTUM aprietan, pero no ahogan. Porque con todo lo malos que son, seguramente por descuido, permiten que las mujeres puedan ir a la universidad o sean altos cargos de la policía. Que algo es algo (es una lástima que Barbijaputa no sea hombre, porque así podría yo rematar este párrafo con cierta vulgaridad pero contundencia, diciendo que el autor tiene la picha hecha un lío. Pero como no es autor, sino autora, se me estropea el efecto. Así que otra vez será).
(...)
Las cuatro miembros del comando viven juntas en una casa, hablando con total normalidad por si hay micrófonos, pero se llaman con nombres de pájaro (absolutamente nada sospechoso, imagínenlo), para no saber nada las unas de las otras. Son así de astutas. Hay, además, un momento en el que se mudan de casa, porque van a convertirse en élite guerrillero-feminista-sostenible, y con mucha cautela y secretismo clandestino se van al pueblo de una de ellas, donde todo el mundo la conoce. Para que los represores fasciomachistas no sospechen, eso sí, van cambiando las matrículas de los coches y dicen en el vecindario que son amigas que van a la universidad. Pero no van a la universidad; lo que, sin embargo, no levanta las sospechas de la gente del pueblo porque (atención al inteligentísimo detalle, que es lo mejor de la novela) la cúpula de la organización las obliga a adoptar un camuflaje infalible: disfrazarse de pijas (así lo dice en el libro): ropa cara, perlas en las orejas, pulseras de oro…. Pero ojo, que los jefes clandestinos son tan estrictos que las obligan a dormir con pijamas de seda y a llevar ropa interior conjuntada. Calculen el drama moral. Es difícil describir (quizá porque es difícil, la autora lo describe bastante mal) el terror de la comprometida protagonista cuando descubre que tiene que llevar un sujetador opresor y unos tacones heteropatriarcales. Un rayo cae a sus pies. Porque en el mundo literario de Barbijaputa, una mujer no puede ganar su propio dinero y gastárselo en ropa buena y unos tacones de un palmo y ser feminista. Ni hablar. Desde luego que no. Con esa pinta, guapi, solo puedes ser una votante fascista de ultraderecha imperialista y machista. Diría que lo peor del libro son los personajes, pero es imposible elegir.
https://www.zendalibros.com/nadie-duerm ... rbijaputa/