M. Corleone escribió: ↑17 Abr 2024 10:50
Polina escribió: ↑23 Mar 2024 12:18
No voy a pedirle a nadie que me crea de Juan Pablo Villalobos, Anagrama.
Leí la recomendación a un entusiasmado tuitero al que sigo y tengo especial cariño y me lo regalé en navidad.
He soltado varias carcajadas en varias ocasiones, de momento llevo la mitad, es cortito y tiene una prosa maravillosa, imágenes preciosas, un humor corrosivo y un argumento rocambolesco y a la vez muy coherente.
Está siendo un descubrimiento.
He leído solo un 10% de este libro que recomendaron Polina y @Cristofín, y que también le gustó a mi Santa Esposa, y lo he abandonado, porque el tono humorístico graciosete me estaba pareciendo muy cansino.
Tengo serios problemas con la literatura humorística o de tono desenfadado, más allá de el primer Mendoza y la sorna venenosa de David Foster Wallace, que no es humor propiamente dicho.
@Ruttiger, ven ahora a decírmelo otra vez, que solo me lo has dicho 37 veces y no acabo de pillarlo.
Aunque no lo creáis, aunque parezca yo un cochino bastardo pendenciero, un buller de pacotilla que goza insultando al prójimo, humillando al débil como si el débil no fuese yo, en realidad soy siempre un pozo de remordimientos. Y tras nuestro rifirrafe de ayer (el enésimo) me pasé todo el día compungido pensando en qué podría hacer para resarcir mi error con Corleone, para redimir mi tiranía irredimible, para tratar de recuperar el aprecio que un día me tuvo y que párrafo a párrafo me empeño en soterrar porque porque me asusta y boicoteo impenitentemente cualquier atisbo de amistad que pueda aparecer en mi triste vida triste... porque a pesar de todo, sigo comprando cien gramos de mortadela sabiendo que me va a decepcionar.
Así que, ayer por la tarde, tomé la determinación de leerme esta novela con la única intención de venir aquí a hacerle una crítica. Sí, a hacérsela a él, a escribírsela con la finalidad exclusiva que que le sea útil a Corleone, mi amigo, mi capitán, mi pene boletus.
El libro me enganchó de tal manera que sólo lo dejé, a escasas diez páginas del final, cuando el sueño me estaba venciendo, pero este mediodía a la hora de comer me he ido a un parque a terminarlo, decidido a que, de hoy no pasa, le mando mi crítica ad hoc a mi buen amigo Michael, cargada de recomendaciones y buenas intenciones.
Con ojos de Corleone empecé a leer, comprobando que, tal y como él había anunciado, las primeras páginas de la novela abusan de la astracanada, de un humor hiperbólico que, si bien a mí no me molesta tanto como a él, es cierto que a veces peca un poco de excesivo y, desde luego, a mí no me provoca las sonoras carcajadas que anunciaba Piolina, aunque yo tiendo a ser más catalán flemático animal y más cínico en estas cosas de dejarse llevar por las emociones. Al seguir leyendo, sin embargo, descubrí que, al estar escrita en varias voces, éstas son dispares en cuanto a estilo y a calidad. Hay algunas muchísimo más potentes que la del protagonista inicial que rebaja muchísimo el nivel humorístico forzado de las primeras páginas:
- La novia Valentina es mi preferida, tanto su prosa como su personaje y su historia son fantásticos, durante toda la lectura pensé que sus capítulos a Michael le molarían. Claro, ahora que releo mi post antes de enviarlo, me doy cuenta de que este punto no puedo dejarlo así, tengo que justificárselo a Corleone, darle los motivos por los cuáles creo que quizá esta parte sí que podría interesarle o si no no estaría siéndole útil. Lo intento: Para empezar, porque está muy bien escrito. En general todo el libro está muy bien escrito, pero la parte de Valentina tiene verdadera fuerza tanto en su aventura como en la descripción asombrosamente fiel de los entornos y las personas que se encuentra en Barcelona. Hay una auténtica colección de acentos, modismos catalanes y argentinos sorprendentemente fieles y sus personajes son acojonantemente reales. Y sin estar del todo exenta del sentido del humor de su novio, su prosa es más cruda más desesperanzada.
- El propio Juan Pablo, sin dejar de ser irónico y siendo su historia, mucho más hiperbólica, rebaja muchísimo el disparate del primer capítulo y su prosa brilla. En general la de todo el libro (excepto la epistolar a la que me referiré después) es muy guay, tiene hallazgos muy divertidos no necesariamente humorísticos sino más bien estilísticos, e incluso poéticos, tanto en la forma como en las reflexiones que transmite. Hay decisiones que atragantan un poco como la forma de abordar los diálogos aunque reconozco que la fórmula es tremendamente efectiva. Si Corleone ha huido de la lectura asustado por la idiotez de su narrativa, le sugeriría que continuase un par de capítulos más porque es posible que encuentre un lugar mucho más cómodo y confortable si lo hace. Claro que yo siempre digo (y sobre todo se lo digo a él) que si cualquier producto audiovisual no le convence al empezarlo, que el mar está lleno de peces y que se vaya a otra pescadería. En ese sentido toda esta crítica estaría yendo en contra de mi propio postulado pero finalmente lo que yo estoy tratando aquí no es un ejercicio de coherencia sino de complacencia para mi queridísimo M.Corleone. Porque recibe poca a lo largo del phoro.
Por otro lado están:
- Las cartas del primo. Que son absolutamente demenciales pero que a mí me parecen divertidísimas. Innecesarias más que para dar un poco de contexto pero realmente son tan delirantes que a mí me parece que aportan textura aunque probablemente a Corleone le horroricen pues tienen exactamente el tono del primer capítulo que es el que creo que le espantó un poco. Son pocas, y no tremendamente largas pero pueden ser un motivo para ahuyentarle.
Y por último:
- Las cartas de la madre. La parte que menos me ha gustado de la novela con muchísima diferencia. Me resultan cargantes, artificiales, pretexto como las del primo para dar contexto pero aportando muchísimo menos. Finalmente se justifican para sostener el capítulo final, pero a mí el final no me ha gustado mucho. Tengo la sensación de que mi opinión en este sentido sería bastante impopular y que a mucha gente gustarán las cartas de la madre creerán que son entrañables o qué sé yo. Creo que Cristof dijo que le molaron y Cristof es un súper héroe así que quién soy yo para dar mi opinión; así que no tengo ni idea de cómo contrastar esta sección con los gustos de Corleone porque generalmente los nuestros no suelen coincidir más que en un porcentaje poco extraordinario. Pienso que si llegó a leer un 10% de la novela como creo que dijo que llegó, tal vez sí que llegaría a leer la primera de las cartas de la madre por lo que igual no sería necesario que hiciera yo mi análisis ni que sacase conclusiones porque ya lo habrá hecho él pero, por otro lado sé que si sus conclusiones son distintas que las mías va a querer que le justifique las mías para tratar de convencerle así que lo voy a intentar: La madre utiliza todo el rato un recurso muy tonto que me resulta forzado desde el principio y lo lleva hasta sus últimas consecuencias. Por otro lado, la madre es un vehículo de contexto para la aventura de Juan Pablo y Valentina en Barcelona y todo el rato todo ese contexto viene incrustado en un soliloquio totalmente forzado e improbable. No funciona la forma ni funciona el contenido.
Por lo demás, fuera ya del análisis meramente formal de los tonos de las distintas voces, a mí el libro me ha parecido bastante guay, con personajes muy entrañables a los que coges bastante aprecio y mucho menos demente de lo que prometen sus primeras páginas. Me lo he devorado en unas pocas horas y lo habría hecho igual sin haber sentido esta responsabilidad para con el resarcimiento con Corleone. No me gusta nada su conclusión, me parece precipitada y un poco tramposa, sobre todo porque se lleva a cabo a través de la voz de la madre sobre la cuál ya he disertado no hace mucho. Pero su final irregular no desluce una novela que me ha tenido enganchado desde el principio, con algunas reflexiones preciosas, brillantes, algunas ideas bastante chachis, unos secundarios multiculturales entrañables y una barcelona que luce preciosa y precisa, fría y calculadora, sucia y elegante.
Si tuviera que recomendarle a Corleone si seguir leyendo, le diría que no lo haga, que lo que a él le ha cargado del primer capítulo no desaparece del todo (incluso se magnifica en la parte del primo) y que no se está perdiendo una obra maestra de la literatura, que hay más libros que longanizas y que, a otra cosa.