Pues me sorprende esa burguesía catalanoparlante, muy apegada a su tierra y sus costumbres, cosmopolita pero con casa en la Costa Brava Y A LA VEZ FRANQUISTA o tolerada por el régimen. ¿Y por qué me sorprende? Porque en Euskadi, quien era vasco de tropecientas generaciones y quiso estar a buenas con el franquismo, castellanizó los apellidos, no enseñó euskera a sus descendientes y desterró el idioma en la familia (se consideraba una cosa rural, de aldeanos), echó la vista hacia las ciudades y olvidó e incluso quiso tapar los orígenes rurales, etc. Por el contrario, observo en el libro una convivencia entre el catalán y el castellano en pleno franquismo, una burguesía catalana a la que seguir siendo catalana (igual a la vez que española, no lo sé, cómo se consideraban a sí mismos) no le supone ningún problema político ni económico, ni se ve arrinconada, ni tiene que renegar de nada.Szalai escribió: ↑03 Sep 2020 11:12¿Qué matices? (Queremos saber)M. Corleone escribió: ↑03 Sep 2020 08:28 Además, me ha servido mucho el libro para comprender mejor Cataluña. Vosotros seguro que lo tenéis muy interiorizado, pero esa burguesía catalana, que habla catalán, se considera muy catalana, tiene hondas raíces, bienes inmuebles y casas en la Costa Brava, pero -a la vez- no está a malas con el franquismo (sino más bien todo lo contrario, prospera, ocupa puestos importantes...) me ha sorprendido. Y esa línea tan clara entre charnegos y real catalans. Porque siendo vasco, parece que todo esto no tendría que sorprenderme (burguesía nacionalista tenemos aquí igual), pero hay una serie de matices que hacen que Cataluña sea muy diferente que Euskadi, y ya digo que el libro ha sido muy explicativo.
Quiero decir (que no sé si soy capaz de explicarme) que la oligarquía vasca que prosperó con el franquismo (y mucho), se hizo más españolista que nadie, el castellano se comió al euskera, la vida rural se despreció por completo y, en general, esas familias bien siguen forradas, pero ahora no tienen mucha cuota de poder, porque las bases del PNV no están compuestas por esa burguesía que viene del franquismo, sino del resurgir tecnológico o industrial de la Euskadi post franquista. Estoy generalizando, por supuesto.
Por el contrario, me da la sensación de que a esa burguesía catalana de pata negra le fue bien durante el franquismo, sin tener que renunciar a sus raíces, y cuando llegó la democracia se integraron en CiU y siguieron gobernado Cataluña. Que ya digo, no conozco Cataluña lo suficientemente bien como para saber si voy bien encaminado o no.
Pero vamos: mis familias de origen (abuelos, bisabuelos) pertenecieron más bien a esas clases sociales acomodadas que renunciaron a cualquier barniz de vasquismo (unos por franquistas, otros monárquicos) y a mí no me ha llegado ni dinero ni propiedades, pero conozco bien el percal. Esos descendientes, son casi todos (mis padres eran la honrosa excepción) muy fachas, muy españoles, muy católicos, muy antivascos. Creo que en Cataluña el tener empresas durante el franquismo y ser acomodado, con cargos, con dinero... no estuvo reñido de alguna milagrosa manera con ser catalanista, que la cultura catalana encajó mejor de alguna manera (o fue reprimida en menor medida que la vasca, no lo sé).
No sé: a lo mejor es una visión un poco superficial. Y me sorprende mucho la separación entre catalanes pata negra y xarnegos, que ya la conocía y tal y cual, pero la línea tan clara que traza Marsé es demoledora, qué bien lo va pintando todo. Me imagino esta novela en la Euskadi de los 50, y la familia rica habría tenido apellidos vascos pero castellanizados, y el pretendiente pobre en realidad sería un vasco de pura cepa, pero criado en un pueblo, sin un duro, "un casero", como oí decir del novio de una miembro (lejana) de mi familia materna más rancia. El "casero" era un tipo con terreno en el monte, vacas y mucho más dinero que la novia, de familia con apellidos y pasado glorioso, pero SIN UN PUTO DURO. Aún así, en ese ambiente (PP, catolicismo, españolismo, Neguri...) no era considerado "uno de los suyos", sino un puto pueblerino.
En fin, historias mías. No sé si soy capaz de explicarlo, por falta de conocimiento de lo catalán y por falta de explicar bien esta sociedad tan rara que es Vasconienland.