Reglas del Juego
Publicado: 24 Feb 2003 17:44
Hamigos, tengo una diarrea atroz. No os podeis imaginar cuánto.
Empezó ayer a mediodía. No sé si es porque el sábado comí en un chino (la verdad es que no era Le Dragon, pero tampoco era chino guarro de menú a 5€), o por unos donettes que me compré en una gasolinera a la altura de Albacete (caga y vete), o por la crisis post-vacacional, pero el caso es que, como digo, a eso de las 2 de ayer domingo empecé a sentirme raro, como si tuviera un pequeño ratoncillo correteando por mis tripas. Ya sabeis, no sentía dolor, pero de vez en cuando me venían unas convulsiones intestinales que no hacían sino presagiar una futura tormenta de caca.
No le di demasiada importancia. Gracias a dios tengo una mente capaz de trascender lo corpóreo y las preocupaciones físicas no me preocupan. Pero poco a poco empecé a darme cuenta de mi equivocada actitud. Alguna vez habeis apretado el envase de un polo flash desde abajo y el polo ha salido despedido a toda mecha hacia el exterior? Yo notaba como si estuvieran haciendo eso con mi intestino grueso a la altura del colon. La deyección del oscuro geyser era inminente. Con no pocas dificultades conseguí llegar al baño y aposentar mis hercúleas nalgas sobre la taza.
Oh, hamigos, la lluvia parda no tardó en venir y creedme si os digo que fue algo digno de verse , de oirse y de olerse. Una letanía de tambores retumbaba en las cuatro paredes, la visión periférica se nublaba, los vapores emergentes del fondo de la taza me envolvían como un capullo protector. Me sentí uno con la caca. Yo era caca. La caca era yo. Estabamos unidos por un chorro a presión que salía de mí y que salpicaba con violencia las otrora blancas paredes del inodoro. Con temblores febriles, logré tartamudar:
- Acaso eres... tú... Dios?
Y la caca, hamigos, desde el fondo del wc, me habló.
- Lo soy-, dijo.
Cuando regresé al salón, me sentía imbuido de un poder mágico. Me pasé dos fases del Mario Galaxy cogiendome todas las estrellas y monedas y con la máxima puntuación. Asín es, hamigos.
Pero estoy divagando.
El caso es que, esta mañana había conseguido frenar el hamorio anal a base de fortasec. Es jodido ir a currar y tener que estar siempre alerta por si en un momento dado dejas una pegatina en la silla. Es jodido. Habeis visto lo que hacían con los negros en Hotel Ruanda? Esto es mil veces más jodido, hermanos. Never forget.
Esta tarde se prometía plácida y tranquila. Pero he tenido que leer este maldito hilo y, adivinad qué. La vergüenza ajena, buscando una salida de forma frenética, ha logrado abrir las exclusas que había cerrado vuestro hamigo Perrico con la fuerza de su voluntad. La mierda ha surgido a borbotones y empantanado toda mi casa, el salón, la encimera silestone, todo ¡todo! Escribo ésto sentado sobre una palangana y quiero que sepais, desde el fondo de mi coraçao, que
yo
me
cago
en
bosotro.
Empezó ayer a mediodía. No sé si es porque el sábado comí en un chino (la verdad es que no era Le Dragon, pero tampoco era chino guarro de menú a 5€), o por unos donettes que me compré en una gasolinera a la altura de Albacete (caga y vete), o por la crisis post-vacacional, pero el caso es que, como digo, a eso de las 2 de ayer domingo empecé a sentirme raro, como si tuviera un pequeño ratoncillo correteando por mis tripas. Ya sabeis, no sentía dolor, pero de vez en cuando me venían unas convulsiones intestinales que no hacían sino presagiar una futura tormenta de caca.
No le di demasiada importancia. Gracias a dios tengo una mente capaz de trascender lo corpóreo y las preocupaciones físicas no me preocupan. Pero poco a poco empecé a darme cuenta de mi equivocada actitud. Alguna vez habeis apretado el envase de un polo flash desde abajo y el polo ha salido despedido a toda mecha hacia el exterior? Yo notaba como si estuvieran haciendo eso con mi intestino grueso a la altura del colon. La deyección del oscuro geyser era inminente. Con no pocas dificultades conseguí llegar al baño y aposentar mis hercúleas nalgas sobre la taza.
Oh, hamigos, la lluvia parda no tardó en venir y creedme si os digo que fue algo digno de verse , de oirse y de olerse. Una letanía de tambores retumbaba en las cuatro paredes, la visión periférica se nublaba, los vapores emergentes del fondo de la taza me envolvían como un capullo protector. Me sentí uno con la caca. Yo era caca. La caca era yo. Estabamos unidos por un chorro a presión que salía de mí y que salpicaba con violencia las otrora blancas paredes del inodoro. Con temblores febriles, logré tartamudar:
- Acaso eres... tú... Dios?
Y la caca, hamigos, desde el fondo del wc, me habló.
- Lo soy-, dijo.
Cuando regresé al salón, me sentía imbuido de un poder mágico. Me pasé dos fases del Mario Galaxy cogiendome todas las estrellas y monedas y con la máxima puntuación. Asín es, hamigos.
Pero estoy divagando.
El caso es que, esta mañana había conseguido frenar el hamorio anal a base de fortasec. Es jodido ir a currar y tener que estar siempre alerta por si en un momento dado dejas una pegatina en la silla. Es jodido. Habeis visto lo que hacían con los negros en Hotel Ruanda? Esto es mil veces más jodido, hermanos. Never forget.
Esta tarde se prometía plácida y tranquila. Pero he tenido que leer este maldito hilo y, adivinad qué. La vergüenza ajena, buscando una salida de forma frenética, ha logrado abrir las exclusas que había cerrado vuestro hamigo Perrico con la fuerza de su voluntad. La mierda ha surgido a borbotones y empantanado toda mi casa, el salón, la encimera silestone, todo ¡todo! Escribo ésto sentado sobre una palangana y quiero que sepais, desde el fondo de mi coraçao, que
yo
me
cago
en
bosotro.